Fuentes De Ensayo
rodrigo0119 de Agosto de 2014
764 Palabras (4 Páginas)272 Visitas
DESHUMANIZACIÓN SOCIAL ¿Qué ha sido de aquel profundo humanismo social que practicaban nuestros antepasados? ¿A dónde han ido a parar aquellas virtudes humanas de la solidaridad, la fraternidad y la protección que regulaban la vida de nuestros padres y abuelos? ¿Qué ha sido de aquellos valores sociales que practicaban las sociedades que nos precedieron? ¿Cómo han podido olvidarse aquellas vivencias, principios y comportamientos solidarios y humanitarios que regulaban la vida diaria de las pasadas generaciones? La presencia de la técnica y del progreso de que hoy disfruta y en la que vive instalada la sociedad actual ha contribuido sin duda, y en gran manera, a mejorar la calidad de vida y el confort de las gentes. Nadie puede ignorar que las condiciones de vida del hombre actual han superado con mucho las restricciones y dificultades que las generaciones pasadas tenían que soportar. La vida del hombre es hoy mucho más fácil y cómoda que lo fue la de nuestros antepasados. Tanto en la esfera del trabajo profesional y en las comunicaciones, como en los tiempos y espacios de ocio para el disfrute de los recursos actuales. Las condiciones de vida de que hoy se disfruta nada tienen que ver con las de los tiempos pasados. Mejor nivel de vida, excelente sanidad, mejores servicios, muy superior calidad de vida son los nuevos logros de que disfruta la sociedad actual.
Pero, como siempre ocurre, no es oro todo lo que reluce. Tanto en la vida social actual como en el comportamiento individual de las personas aquellos sagrados valores propios de los tiempos pasados han ido a parar al monte del olvido. El nivel cívico y el humanismo de las anteriores generaciones han sido sustituidos por la egolatría y el individualismo, tanto público como privado, que se practica en la forma de vida actual. La antigua virtud de la solidaridad ha sido sustituida por el egoísmo y el personalismo de nuestra actual forma de vida. El respeto al prójimo, sobre todo a nuestros mayores, ha sido sustituido por el desprecio y el pasotismo de las actuales generaciones. El espíritu de sacrificio, la atención y el cuidado a los débiles y necesitados han sido suplantados por el egoísmo del sálvese quien pueda.
Pero similar comportamiento, fruto a veces del egoísmo de las personas privadas, ha invadido también la esfera pública. La despreocupación de las instituciones por la atención y el cuidado debido a nuestros mayores es evidente. Sus esfuerzos suelen estar dirigidos a la realización de grandes obras faraónicas. Obras como el Gayás, ese Escorial gallego de Fraga que amasó su cemento con el sudor de tantos gallegos; o a otros proyectos superfluos e innecesarios, desdeñando la atención debida a quienes en los últimos días de sus vidas la necesitan; o a la cultura del mundo del ocio y de la diversión, ignorando otras carencias prioritarias de los más necesitados de la sociedad, nuestros mayores. Cuando en tiempos pasados se esforzaron en hacer asilos y residencias para recoger a las personas necesitadas antes que dotarse de otros recursos no tan necesarios, hoy se cambiaron las prioridades y las administraciones se dedican preferentemente a sostener otros servicios más accesorios y secundarios, abandonando mientras tanto a nuestros acianos a su suerte y sometiéndolos a tener que morir en el destierro. Se empeñan en faraónicas y costosas obras, pero no se preocupan del destino final de nuestros mayores necesitados de ayuda, que se ven obligados a tener que desplazarse a lejanas residencias a morir lejos de su hogar y de sus familiares y amigos. Apoyan nuestro deporte y nuestra cultura, pero abandonan a nuestros viejos que con su trabajo y sudor contribuyeron a nuestro bienestar actual. Movidos por intereses electorales, vuelcan sus atenciones y sus recursos en halagar a nuestros jubilados, con viajes, bailes y comidas, pero los abandonan a su suerte en sus últimos días. Y
...