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Guerra Asimetrica


Enviado por   •  12 de Abril de 2013  •  5.527 Palabras (23 Páginas)  •  453 Visitas

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GUERRA ASIMETRICA

La Guerra de Segunda Generación se presentó como un gran alivio a los soldados (o por lo menos a sus oficiales), porque preservó la cultura del orden. El enfoque fue interno, en las reglas, procesos y procedimientos. La disciplina se imponía forzosamente desde arriba hacia abajo. La obediencia era más importante que la iniciativa. De hecho, no se aplicaba la iniciativa porque ponía en peligro la sincronización de fuegos.

Esta etapa aún es relevante hoy en día, el Ejército y el Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos siguen utilizando este método de guerra, el mismo que fuera aprendido de los franceses durante y después de la Primera Guerra Mundial. Como ejemplo podemos observarlo en Afganistan e Irak. Para los norteamericanos, la guerra significa "acertar el blanco con acero".

La Guerra de Tercera Generación, es también un producto de la Primera Guerra Mundial, agrega velocidad y tecnología a las dimensiones de la maniobra estratégica operacional (masa, espacio y tiempo) lo que consigue un aumento de la capacidad de maniobra, que permite otorgar la victoria a quien consiga dispersar y rodear a las tropas enemigas afectando su retaguardia. Fue desarrollada por el Ejército alemán y es comúnmente conocida como la Guerra Relámpago o Guerra de Maniobra.

La Guerra de Tercera Generación no se basa en la potencia de fuego y atrición, ésta se basa en la velocidad, en la sorpresa, así como la distorsión mental y física. Tácticamente, en el ataque, las Fuerzas Armadas de la Guerra de Tercera Generación buscan penetrar la retaguardia del enemigo y causar el derrumbamiento del mismo desde la retaguardia hacia el frente. En vez de "aproximarse y destruir", el lema es "sobrepasar y derrumbar". En la defensa, la intención es atraer al enemigo hacia las posiciones convenientes y luego cortar sus líneas. La Guerra deja de ser una competencia de empujones, donde las fuerzas intentan mantener o avanzar en una línea. La Guerra de Tercera Generación es no lineal.

Las tácticas cambian en la Guerra de Tercera Generación, como lo hace la cultura militar. Las Fuerzas Armadas de la Tercera Generación se concentran en lo externo, en la situación, en el enemigo y en el resultado que necesita la situación, y no en lo interno, en el proceso o en el método.

Durante los juegos de guerra del siglo XIX, los oficiales subalternos alemanes rutinariamente recibieron problemas que sólo podían ser resueltos al desobedecer las órdenes. Las órdenes por sí solas especificaban el resultado deseado, pero nunca el método.

La iniciativa fue más importante que la obediencia - se toleraban errores puesto que provenían de demasiada iniciativa en vez de una carencia de la misma. Todo el concepto dependía de la autodisciplina, y no de la disciplina forzada. El Kaiserheer y el Wehrmacht podrían llevar a cabo grandes desfiles, pero en realidad, habían roto la cultura de orden.

La Guerra de Cuarta Generación, es totalmente asimétrica, ya que enfrentan a dos oponentes manifiestamente desiguales, podrían ser por un lado potencias económica y tecnológicamente muy desarrolladas, con capacidades políticas y militares muy superiores; y la otra parte una Nación pequeña o perturbadores transnacionales o interestatales, con motivaciones extremistas, separatistas, de liberación, religiosas o étnicas, entre otras, y con niveles de poder militar y político poco significativos. Las crecientes brechas socioeconómicas entre el mundo desarrollado y los demás países se ven reflejadas también en los asuntos militares. Las estrategias y tácticas de guerra convencional no pueden dar la espalda a los cambios y retos que exige este nuevo orden mundial. Es así como los procedimientos para hacer frente a las amenazas externas han variado tanto, que el país más poderoso no siempre es el vencedor.

Algunas características de la Tercera Generación, tales como la descentralización e iniciativa se conservan en la Cuarta Generación, pero en otros aspectos ésta marca el cambio más radical desde la Paz de Westfalia. En la Guerra de Cuarta Generación, el estado pierde su monopolio de la guerra. Alrededor del mundo, las Fuerzas Armadas se hallan hoy luchando en contra corporaciones transnacionales con intereses propios e inmenso poder; grupos no gubernamentales con una capacidad de acción, en algunos casos, del mismo nivel de los Estados, tales como Al-Qaeda, Hamas, Hezbolá y las FARC. También podemos considerar como nuevas formas de amenaza, al narcotráfico de poder económico creciente, pudiendo afectar la gobernabilidad de determinados países; el terrorismo que ha dejado de ser patrimonio de ideologías y el crimen organizado, con capacidad para desestabilizar regímenes débiles a través de operaciones tales como el lavado de dinero.

Colombia es víctima de estos actores del terror, donde una vieja guerra de guerrillas lanzada por organizaciones subversivas marxistas comenzó a contar con los recursos del tráfico de drogas y ha logrado controlar más del 30 % del territorio nacional, generando el riesgo de la expansión a otras naciones de Sudamérica, habiéndose ya efectivizado en la frontera de alguna de ellas.

Otra de las características dominantes es la globalización. Vivimos en un mundo estrechamente interrelacionado, hasta el punto en que el concepto de soberanía absoluta pareciera tender a cambiar su sentido en un escenario donde la Comunidad Internacional Organizada, paulatinamente asume funciones tales como la preservación del patrimonio de la humanidad, el ejercicio del monopolio del poder militar para evitar conflictos regionales, la protección de los derechos humanos, el cuidado del medio ambiente y, en un futuro quizás no muy lejano, la administración de los recursos estratégicos que sean indispensables para un mundo en explosión demográfica.

Tampoco podemos obviar que la desaparición del conflicto ideológico, simbolizado por la caída del Muro de Berlín, inició para algunos el albor de una aparente Nueva Era donde se hacía realidad el ideal de la muerte de los conflictos y la vigencia de la paz permanente llegándose así al fin de la historia.

En esa visión desaparecería uno de los jinetes del Apocalipsis, La Guerra, ya que el orden mundial estaría garantizado por la Comunidad Internacional. Las Fuerzas Armadas se convertirían por ende, en muestras de una era superada, generadora de gastos superfluos que deberían ser encaminados hacia otros fines.

Sin embargo, la realidad nos ha ratificado que el conflicto como tal existe, que es inherente a la naturaleza humana y a la confrontación de intereses entre los Estados. Por ello es innegable la aceptación de que la guerra sobrevive, sólo ha mutado, combinando nuevos actores y nuevas

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