Había una vez una pareja que no podía tener hijos..
Luis BordaApuntes3 de Octubre de 2016
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MI PERRO FIEL
Había una vez una pareja que no podía tener hijos.
Y para no sentirse solos se compraron un cachorrito a quien lo quisieron como si fuera su propio hijo.
El cachorro creció y se convirtió en un perro fuerte, hermoso, cariñoso y fiel.
El perro los cuido y protegió muchas veces a sus dueños.
Entonces una mañana la pareja logro tener un hijo y el perro empezó a sentir celos de aquel niño, la pareja sintió mucha alegría y dejaron de dar atención al perro que los acompaño mucho tiempo.
El perro ya no era la mascota cariñosa y divertida y antes.
Una tarde la pareja dejo al bebe durmiendo tranquilamente en su cuna y ellos fueron a preparar un asado de carne.
Y fue ahí cuando la pareja se dirigía al cuarto donde se suponía que debía estar él bebe y vieron al perro que salía del cuarto con el osico ensangrentado.
El padre del bebe pensó lo peor y entonces saco un arma que llevaba en el bolsillo y mato al perro sin pensar ni un solo instante.
La pareja corrió hacia el cuarto y encontraron al bebe que estaba durmiendo tranquilamente y había una serpiente muerta, cubierta de sangre que estaba en el suelo.
La pareja se dio cuenta de que el perro había protegido a su querido bebe.
Y la pareja se arrepintió del acto que habían cometido sin pensar el porqué, que el perro movía la cola cuando ellos llegaron al cuarto.
Reflexión:
Cuántas veces hemos juzgado a las personas, condenamos sin investigar a qué se debe su comportamiento.
Debemos darnos cuenta que los sentimientos de las personas son frágiles y pueden ser dañados fácilmente y son difíciles de sanar.
La caja llena de besos.
Hace mucho tiempo había un hombre que castigo a su hija de solo 3 años porque la niña había desperdiciado un rollo de papel de envoltura dorada.
Y como en esos tiempos su dinero era escaso, no quería desperdiciar dinero en comprar otro rollo.
Era navidad y todo estaba adornado y la mesa estaba lista, todo era colorido y hermoso.
Fue ahí entonces que vio que la niña estaba envolviendo una cajita para ponerla debajo del árbol de navidad.
Luego la niña se dirigió a su padre y le entrego la caja, su padre se calmó y abrió la caja, pero no había nada en aquella caja, simplemente la caja estaba vacía.
Entonces el padre volvió a castigar a la niña y le dijo:
¡Hija acaso no sabes que cuando se entrega un regalo tiene que haber algo dentro de la caja!
Y la niña que estaba muy triste, llorando le respondió a su padre:
Pero la caja está llena de mis besitos.
Y fue ahí entonces cuando el padre se dio cuenta de que su hija había puesto su cariño dentro de la cajita y no puso algo material.
El padre se disculpó de su hija y se dice que, a partir de ese momento, cuando el padre se siente triste, solo, deprimido y está molesto el coje la cajita que le regalo su hija, coje un beso imaginario de su hija y recuerda el amor y el cariño que su hija había puesto en aquella cajita.
Aunque nosotros no nos demos cuenta.
A nosotros también nos han regalado una cajita dorada llena de besos de nuestros padres, amigos, de las personas que más queremos en este mundo y también de aquel ser supremo que nos creó.
Ese ser amable y cariñoso se llama Dios.
No hay nada mejor que aquella cajita dorada que cada uno de nosotros tenemos, porque es de aquella cajita de donde sacamos todas nuestras fuerzas para seguir adelante.
Porque esa cajita nos la dieron aquellas personas que más queremos en nuestras vidas.
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