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La SaSalud Emocional En Niños Hijos De Pareja Del Mismo Sexo

labuela21 de Abril de 2015

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Tema: La Salud emocional en niños hijos de pareja del mismo sexo

Hipótesis: La salud emocional de niños hijos de parejas del mismo sexo no se afecta siempre y cuando

los padres le hablen siempre con la verdad.

Información:

Muchas personas opinan que las parejas del mismo sexo no deberían tener y/o adoptar a niños porque realmente estas son víctimas inocentes. Se considera familia homoparental aquella donde una pareja de hombres o de mujeres se convierten en progenitores de uno o más niños. Las parejas homoparentales pueden ser padres o madres a través de la adopción, de la maternidad subrogada o de la inseminación artificial en el caso de las mujeres. También se consideran familias homoparentales aquellas en las que uno de los dos miembros tienen hijos de forma natural de una relación anterior.

En el censo de los Estados Unidos de 2000, el 33% de las familias compuestas por parejas de mujeres y el 22% de las compuestas por parejas de hombres informaron tener por lo menos un hijo menor de 18 años viviendo en su casa. Algunos hijos no saben que tienen un progenitor LGBT, ya que éste puede no salir del armario nunca ante sus hijos; existe cierta variabilidad con este tema. Las familias homoparentales en general, y la adopción homoparental en particular, son temas de continua controversia política en muchos países occidentales, y frecuentemente son parte de las guerras culturales entre conservadores y social liberales. En enero de 2008, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminó que las parejas del mismo sexo tienen el derecho a adoptar un niño. La investigación científica ha mostrado de manera consistente que padres gays y madres lesbianas son tan capaces y adecuados como los padres y madres heterosexuales. La investigación ha documentado que no existe relación entre la orientación sexual de los progenitores y cualquier tipo de medida sobre la adaptación emocional, psicosocial y conductual del menor. La American Psychological Association también señala que "los resultados de algunos estudios sugieren que las habilidades como progenitores de madres lesbianas y padres gays pueden ser superiores a los de progenitores heterosexuales equivalentes. La literatura existente indica que el bienestar físico, económico y psicológico de los progenitores se incrementa con el matrimonio, y que los hijos se benefician al ser criados por dos progenitores que se encuentran dentro de una unión legalmente reconocida.

Muchas personas LGBT se convierten en progenitores a través de distintas formas incluyendo relaciones pasadas o actuales, adopción, donantes de esperma y madres de alquiler. Las personas LGBT también pueden proporcionar casas de acogida y cuidar así de menores necesitados en algunos países como Reino Unido o Irlanda. Una lesbiana o un gay también pueden tener hijos en el contexto de un matrimonio heterosexual, ya sea por miedo a la discriminación, para hacer frente a una orientación sexual ego-distónica, por afecto o amor,deseo de una familia, o por razones espirituales. Algunos hijos no saben que tienen progenitores LGBT.

Existen diferentes posturas:

La salud de los hijos con padres del mismo sexo es tan buena o mejor que la del resto de los niños. Así lo demostró el mayor estudio hecho hasta ahora en el mundo en familias de parejas homosexuales. La investigación de la Universidad de Melbourne (Australia), titulada “Estudio australiano de la salud infantil en familias del mismo sexo: análisis retrospectivo”, recolectó información de 500 niños menores de 17 años. De los 315 padres LGTBI que fueron encuestados, el 80 por ciento eran mujeres. Un reporte preliminar encontró que no hay mayor diferencia entre los hijos de las parejas homosexuales y el resto de la población en cuanto a autoestima, comportamiento emocional y cantidad de tiempo que pasan juntos.

Sin embargo, los hijos de padres del mismo sexo tuvieron puntajes más altos que el promedio nacional en cuanto a salud global y cohesión familiar, los cuales miden cuán bien se la lleva la familia.

Los investigadores dicen que la diferencia entre ambos grupos en estos dos indicadores resultó tan fuerte que la probabilidad de que ocurra por azar es de uno en 10 mil.

El líder de la investigación, Simon Crouch, afirmó que él y sus colegas aún deben determinar por qué a estos niños les va mejor en estos indicadores.

Se planea que el estudio también analice si hay una correlación entre el bienestar de los niños y la discriminación que sus familias pueden enfrentar en los colegios, los servicios de salud y a través de los medios de comunicación. “Esto puede ir desde comentarios desinformados hasta las burlas, el matoneo, la homofobia y el rechazo”, explicó el investigador.

La manera en la que estas familias deben adaptarse al matoneo y la homofobia podría impactar cómo se relacionan. Un reporte de febrero de este año encontró que el 70 por ciento de los estudiantes homosexuales en el estado de Queensland (Australia) había sido víctima del bullying tanto de sus compañeros como profesores. Por esto, es probable que los hijos de parejas del mismo sexo afronten los mismos problemas. Por el momento, la hipótesis de Crouch y su equipo es que, “dada la situación en la que se encuentran las familias con padres homosexuales, estas son más dadas a comunicar los problemas que puede afrontar un niño en el colegio como las burlas o el matoneo. Esto crea una apertura y los medios para volverse más resistentes”.

Otra postura plantea que: Mi mayor preocupación es que se está ignorando a los niños en el debate actual sobre matrimonios entre personas del mismo sexo”. Es una declaración de Dawn Stefanowicz, una mujer que a sus cuarenta años sigue cargando con el recuerdo de una infancia marcada por la homosexualidad activa de su padre.

En el libro Out From Under: The Impact of Homosexual Parenting (Annotation Press, 2007) Stefanowicz reconoce, entre otras cosas, la necesidad que tuvo de afecto y seguridad por parte de su padre. La constatación de la autora es clara: las víctimas reales y perdedores de la legalización del así llamado matrimonio homosexual, son los niños. Y ante ello, se plantea: ¿qué esperanza puede ofrecerse a niños inocentes sin voz? La interrogante acusa un llamado a las autoridades para que defiendan el verdadero matrimonio entre hombre y mujer y excluyan, por el bien de los niños, cualquier otra forma de equiparación.

El reconocimiento jurídico de parejas del mismo sexo en varios países del mundo, está decantando en la exigencia de adopción ante la imposibilidad natural de concebir. En no pocos lugares, sus pretensiones han sido escuchadas y hoy están cobijadas por la ley al grado de obligar a instituciones a dejarles a niños bajo tutela.

Más allá de un juicio multidisciplinar sobre la homosexualidad, se impone la pregunta sobre la base en que se apoya este “derecho” a adoptar. Es más, ¿hay efectivamente un derecho para que este tipo de parejas lo hagan y, si existe, dónde queda el derecho de los niños a nacer y crecer en una familia según las leyes de la naturaleza?

Los homosexuales suelen apelar a un pretendido derecho a tener descendencia, lo que justificaría buscar los medios necesarios para tener un hijo: desde la adopción hasta la renta de donadores de esperma, si se trata de mujeres, o de óvulos y vientre, si se trata de hombres. Un planteamiento así presente varias objeciones:

1. En primer lugar, una demanda así, responde a la lógica de la producción y del dominio y no a la del amor y la donación. El niño se considera un objeto que no nace como don de amor sino como exigencia de un deseo. La vida humana proviene naturalmente del amor que se expresa sexualmente entre dos cónyuges unidos en matrimonio; sólo la unión afectiva-espiritual entre el varón y la mujer implica la posibilidad de la vida.

2. Desear un hijo no implica un derecho a tenerlo. Un hijo no puede ser querido como objeto de derecho pues tiene dignidad de sujeto; y como sujeto, sí tiene derecho a ser concebido en pleno respeto a su dignidad de ser humano.

3. Aun en las parejas heterosexuales que experimentan un fuerte deseo psicológico para procrear, no hay una necesidad vital para hacerlo. Nadie muere ni pone en peligro su salud física o psíquica si no tiene hijos.

4. No hay un derecho a tener un hijo pues ninguna persona es debida a otra como si fuese un bien instrumental. Por tanto no existe un derecho a “tener” un hijo a cualquier precio. Eso significaría ir contra su dignidad.

Los países que están legislando a favor de la adopción por parte de personas del mismo sexo, están olvidando los legítimos derechos que tienen los niños a crecer y desarrollarse en núcleos adecuados a su condición de seres humanos con una naturaleza que precisa de la figura y papel de una madre y un padre. Si tan grande es la sensibilidad que hay hacia la protección de la infancia en todo el mundo, ¿por qué no se les pregunta a los que van a ser adoptados si desean tener una mujer a la cual llamar mamá y un hombre al cual llamar papá o dos mamás o dos papás?

Conclusiones de un informe sociológico: daños y déficits en niños criados por parejas del mismo sexo

¿Quién defiende los derechos de estos niños vulnerados? Es la interrogante que surge de una sólida investigación psicosocial desarrollada por académicos de distintas universidades de los Estados Unidos. La investigación concluye que los jóvenes criados por parejas del mismo sexo, son más proclives a problemas mentales, relaciones

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