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Hipoteca Venezuela


Enviado por   •  4 de Marzo de 2014  •  3.551 Palabras (15 Páginas)  •  322 Visitas

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DE LA EJECUCIÓN DE LA HIPOTECA

1. Introducción

2. Concepto de hipoteca

3. Acepciones de la palabra hipoteca

4. Problemática con respecto a la diferenciación de las garantías reales

5. Diferencia entre la obligación garantizada con hipoteca y la garantizada con prenda

6. Clasificación de las hipotecas

7. Caracteres de la hipoteca

8. La publicidad exigida

9. Consecuencias del registro de la hipoteca

10. La especialidad de la hipoteca

11. De la solicitud de ejecución de hipoteca

12. Conclusiones

13. Inicio del procedimiento

14. Apelación del auto del juez excluyendo de la ejecución de determinadas partidas

15. De la oposición

16. El acreedor puede pedir que el remate se lleve a cabo sin esperar la sentencia definitiva

17. Efectos de la hipoteca con relación a los terceros poseedores

18. Quiénes deben ser considerados terceros?

19. Hipoteca de vehículos de motor y de maquinaria automóvil

20. Hipoteca de aeronaves

21. Hipoteca de maquinaria industrial

22. Hipoteca del derecho de autor y de la propiedad industrial

23. Extinción de las hipotecas

INTRODUCCION.

Inicialmente debo decir lo siguiente: dividiremos este capitulo para su estudio, por la importancia de la materia al igual que el de la Ejecución de Prenda, en dos partes. La primera dedicada a lo que podríamos llamar, conceptos generales de la hipoteca y la segunda, específicamente a su procedimiento. Al analizar la materia inmanente a la hipoteca, no debemos olvidar que estamos ante un derecho real y así mismo, cuando pretendemos ahondar en su origen, Gustavo Herrera nos dice, que es solo a partir de la apropiación individual de los inmuebles, cuando podemos ir a buscar en la historia de los pueblos algún vestigio de la aparición de las seguridades reales. Para las Pandectas francesas -citadas por este autor- "La ejecución fiduciaria, con el formalismo de las enajenaciones ordinarias, aparece como el origen más remoto de la hipoteca". De la misma manera cita a Beauchet, quien refiere, que en el antiguo derecho griego, la hipoteca solo era un medio de ejecución de ciertas acreencias especialmente privilegiadas, aun en ausencia de toda condena y de toda cláusula convencional.

Asimismo, el antiguo Derecho romano sintió la necesidad de procurar una garantía real a los acreedores y la satisficieron mediante una transmisión fiduciaria de la propiedad de una cosa, es decir de igual manera que reflejan las Pan dectas francesas. Con el tiempo la transmisión de la propiedad de una cosa del deudor al acreedor, se transformo en el pignus, que comenzó siendo un contrato real. Por el pignus, el deudor no transmita la al acreedor la propiedad de la cosa, sino su posesión y se constituía con la entrega de la misma; de tal manera que si el deudor no pagaba, el acreedor podía retener la cosa pasando posteriormente a el ius vended o ius distrahendi, mediante el cual, si el deudor no pagaba su deuda, el acreedor en lugar de retener la posesión de la cosa, promovía su enajenación y se cobraba su crédito con cargo al precio obtenido por la venta.

En Venezuela, dentro de la modalidad que le he impuesto a esta introducción, debemos analizar brevemente, cual era la situación del acreedor hipotecario antes de la puesta en vigencia del Código derogado de 1916 y cual fue a partir de su puesta en vigencia.

Nos refiere en este sentido Arminio Borjas que antes de ser puesta en vigencia la Ley Adjetiva recién derogada -CPC del 1916- los acreedores hipotecarios se hallaban colocados en pie de igualdad con los quirografarios cuyos títulos fueren guarentigios y, del mismo modo que estos, no tenían otra ventaja sobre los acreedores que carecían de tales títulos ejecutivos, que la de poder reclamar por la Vía Ejecutiva el pago de sus créditos, y ya vimos en la situación deplorable en que se encontraban los demandantes por este procedimiento ejecutivo; o sea; prácticamente en una situación de indefinición -sigue opinando- por cuanto que el Juez no podía dictar las medidas preventivas ejecutivas hasta tanto no se hubiese producido la contestación de la demanda y al mismo tiempo, la posible conciliación, por lo que podemos deducir, la cantidad de acciones alevosas y dilatorias que podía intentar el demandado en la búsqueda de frustrar su ejecución y consecuencialmente, el pago.

El mismo Borjas considera, que aunque él procedimiento era expedito y eficaz, no mejoraba la condición del acreedor hipotecario, y llego a hacerse indispensable evitar demoras y obstáculos a esos acreedores en el modo de hacer efectiva su garantía, sin que por ello se dejas en de tutelar los derechos del deudor y de los nuevos adquirientes del inmueble hipotecado.

De tal manera entonces, que la eficacia de la garantía hipotecaria se hallaba bajo el imperio del antiguo procedimiento, neutralizada por las dilaciones y embarazos con que en la practica tropezaba el acreedor para su efectividad, pues se veía obligado a entrabar formal demanda y a correr como actor, todas las contingencias del juicio ordinario.

Posteriormente se produce la reforma a las normas procedí mentales para la ejecución de la Hipoteca y estas, se pueden resumir en una simplificación como afirma el maestro Borjas, del procedimiento de la Vía Ejecutiva, consistiendo en síntesis, en la intimación de pago con apercibimiento de ejecución, hechas judicialmente por el acreedor al deudor y al tercer poseedor del inmueble hipotecado que, de no ser obedecida dentro de tres días, es seguida del procedimiento o de apremio y del remate de las cosas objeto de hipoteca.

Con respecto a las mejoras realizadas por la Comisión Redactora al procedimiento de Ejecución de Hipoteca en el novísimo Código de Procedimiento Civil, ella misma nos dice:

"Desde el punto de vista funcional y por los favorables resultados que seguramente se obtendrán, no es aventurado afirmar que la reforma de las reglas procedió mentales MUESTRAN UN PROCEDIMIENTO

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