IMPACTO DE CONOCER OTRAS CULTURAS EN NUESTRA SOCIEDAD

El desarrollo de los distintos medios de información y comunicación ha sido tan vertiginoso en las últimas tres décadas de la historia, que ha permitido que los alcances de las relaciones interpersonales sean mayores y con menores dificultades cada vez, simultáneamente le ha dado paso a la evolución de la globalización, como término macro, en donde los mercados han degradado las fronteras territoriales en un mundo virtual, paralelo al existente como materia, permitiendo una mayor accesibilidad del hombre a cientos de alternativas a nivel mundial para la satisfacción de sus necesidades, no sólo materiales: bienes y servicios, sino también intangibles: conocimientos e información. Siendo esta última de amplio espectro, ya que le ha permitido la posibilidad de conocer, aprender, adquirir e inclusive suministrar teorías y percepciones acerca de los diferentes esquemas existentes en cuanto a estilos de vida y formas de hacer las cosas, en lo individual, social, cultural y como naciones propiamente.

Adicionalmente, dentro de ese mundo donde las distancias en el espacio y las divisiones territoriales, tal cual como las hemos concebido a lo largo de tiempo, han perdido vigencia, no sólo los individuos se ven inmersos, sino que trasciende a empresas, organizaciones, sociedades y países enteros, influyendo en el comportamiento diario de cada uno en su ámbito. De este modo, podemos divisar que la transferencia de influencias sociales, ideológicas y éticas, no tienen fronteras y que van de la mano con la información, abriendo espacios a cada instante alrededor del mundo, denominándose “Globalización Cultural”. A partir de allí, de manera expresa o en ocasiones subliminal, se produce el intercambio de inputs culturales, lo cual no se puede catalogar de positivo o de negativo en primeras instancias, sino que amerita de análisis profundos de circunstancias particulares. Sin embargo, lo que sí bien es cierto, es que a pesar de que en oportunidades se pueden presentar fuertes sugestiones de entes externos, la aceptación o adopción de elementos de otras culturas (en adultos) ameritan de una decisión propia de cada individuo, del mismo modo aplica para la deserción de estos. En el caso particular de los niños y adolescentes, todo depende de la orientación por parte de padres, representantes y maestros, acerca de la construcción de su carácter y personalidad, aunado a una comunicación abierta que exprese las ventajas, oportunidades y debilidades que pueden obtener de cada elemento cultural nuevo que se les presente.

Más allá de estas decisiones y orientaciones que deben llevarse a cabo, existen que son intrínsecos en los individuos y las sociedades, conocida como “Cultura Local”, concebidas como idiosincrasia regional, siendo esos rasgos peculiares que nos diferencia entre unos y otros, dentro de una misma sociedad, región, país, continente y hasta hemisferio del mundo. En forma específica, al observar el entorno en nuestro país, podemos divisar las diferentes idiosincrasias en cada región y a su vez una gran cantidad de influencias culturales, no sólo por lo que logramos adquirir a través de los distintos medios de información y comunicación, sino por la apertura social que nos ha caracterizado como nación desde los tiempos de la colonia, y que se ha arraigado desde el siglo pasado, permitiéndonos convivir con personas y “culturas” de los cinco continentes. Dándonos el privilegio de ser tolerantes y flexibles con todos aquellos que nos rodean sin que se interpongan los aspectos que nos diferencian.

Al incorporarnos en el ámbito laboral, no existen excepciones al respecto, sobre todo en Venezuela, donde se hallan grandes corporaciones transnacionales por naturaleza y otras que son participes de la apertura comercial más allá de nuestras fronteras territoriales. Por tanto, como profesionales nos vemos en situaciones de contactos y comunicaciones permanentes

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