ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

INTRODUCCIÓN A LA ECONOMÍA I -ECONOMÍA I GUÍA INTRODUCTORIA DE LA UNIDAD I

yeslilo20 de Abril de 2013

5.354 Palabras (22 Páginas)509 Visitas

Página 1 de 22

INTRODUCCIÓN A LA ECONOMÍA I –ECONOMÍA I

GUÍA INTRODUCTORIA DE LA UNIDAD I

OBJETIVO: Que el estudiante conozca el contexto histórico que antecede y propicia la aparición del modo de producción capitalista, así como las herramientas históricas que permiten conocer la evolución de la sociedad humana desde sus inicios hasta el presente.

I. El materialismo histórico: es una corriente (teoría) que explica la totalidad del desarrollo de las sociedades humanas como un complejo de procesos dialécticos (dinámicos), cuyo estímulo primordial e incesantemente repetido, es la acción recíproca del hombre y del mundo material que lo rodea en el proceso social de la producción. La concepción materialista de la historia parte de la tesis que la producción (y con ella el intercambio de sus productos), es la base de todo orden social (Lange, 1966: 48). Existe también una segunda corriente, denominada materialismo dialéctico, que se basa en el estudio de la historia como una evolución constante. Para ello utiliza la dialéctica, herramienta de enfoque filosófico que consta de tres partes: la realidad actual, la tesis, a la que se antepone un elemento de contradicción, la antítesis; de ese antagonismo surge una nueva alternativa, la síntesis, que es la solución o salida ante un conflicto social. Se plantea (el materialismo dialéctico) a la historia como la lucha de clases, en donde las contradicciones desarrollan un proceso dinámico.

II. El Modo de Producción: de acuerdo con Nikitín (1983), está constituido conjuntamente por las fuerzas productivas sumadas a las relaciones sociales de producción. A través del estudio del modo de producción (manera como se producen los bienes y servicios, y la capacidad de dominio de la naturaleza), es posible conocer en forma científica la evolución socioeconómica de la sociedad a través de la historia. Los elementos que estudia (y por tanto caracterizan a cada momento de desarrollo de la sociedad son):

a) Las fuerzas productivas: se refiere al conjunto de factores que se combinan para transformar la naturaleza. Comprende: i) el trabajo, actividad racional del hombre encaminada a la producción de bienes materiales (que puede ser fuerza física), e implica además el conocimiento de la naturaleza y la destreza física (esta última que se desarrolla mediante el aprendizaje y entrenamiento); ii) los medios de producción, todos los medios y los objetos del trabajo que coadyuvan el proceso de producción (en general, se trata de materiales intermedios, que se unen a la técnica y la tecnología); son objetos de trabajo creados y construidos por la sociedad; y iii) el objeto de la producción, o recursos naturales que van a ser transformados.

b) Las relaciones sociales de producción: se refiere al conjunto de relaciones que surgen en el proceso social de la producción, el cambio y la distribución de los bienes materiales. Pueden ser: de cooperación, ayuda mutua entre los hombres libres de explotación, o de explotación, del hombre por el hombre. Se establecen independientemente de la voluntad de los hombres, entre los agentes de la producción. En los regímenes esclavista, feudalista y capitalista, la base de estas relaciones la constituye la propiedad privada de los medios de producción.

c) Contexto político-jurídico: comprende los aspectos relacionados con la forma de organización social que la sociedad presenta: división o no en clases sociales, estructura de los órganos de dirección, órganos de regulación de funciones.

d) Contexto ideológico-religioso: se refiere al conjunto de creencias del tipo filosófico, político y espiritual que caracterizan una etapa determinada. En primer lugar, toda sociedad se caracteriza por un sistema de pensamiento que intenta explicar la situación en la que vive, e idealizar la nueva situación que anhela. Luego, desde el plano religioso, cada sociedad tiene un conjunto de creencias de orden espiritual, que le llevan a aceptar la existencia de fuerzas divinas o sobre naturales, que en ocasiones orientan las actividades económico-sociales dentro del sistema.

III. Modo de Producción de la Comunidad Originaria: luego de la aparición del hombre sobre la tierra (hace un millón de años), la primera formación económico-social que constituyó el hombre fue el régimen de la comunidad primitiva u originaria, que duró cientos miles de años. Con él comienza el desarrollo de la sociedad. En el comienzo los hombres eran semisalvajes, y se hallaban indefensos ante la fuerza de la naturaleza. Se alimentaban principalmente de los vegetales que encontraban en la naturaleza, tales como raíces, frutos silvestres, nueces, etc. Los primeros instrumentos de que se sirvió el hombre fueron la piedra, labrada toscamente a golpes, y el palo. Posteriormente, al adquirir un poco de experiencia, los hombres aprendieron a construir instrumentos sencillos, útiles y necesarios para golpear, cortar y cavar. En la lucha contra la naturaleza fue de gran importancia el descubrimiento del fuego, que facilitó el cambio de los alimentos del hombre primitivo. El invento del arco y la flecha constituyó también una nueva época en el desarrollo de las fuerzas productivas, gracias a los cuales los hombres pudieron dedicarse más y mejor a la caza de animales. A la alimentación se añadía cada vez más la carne de las fieras cazadas, de suerte que el desarrollo de la caza propició el surgimiento de la ganadería primitiva; es decir, que los cazadores comenzaron a domesticar animales.

El escalafón siguiente en el desarrollo de las fuerzas productivas fue el nacimiento de la agricultura, actividad que se mantuvo mucho tiempo a un nivel muy precario. Con el empleo de las bestias como fuerza de tiro se hizo más productivo el trabajo del agricultor, y la agricultura tuvo una base firme para el progreso. El hombre primitivo comenzó entonces a pasar a la vida sedentaria. Las relaciones de producción en la sociedad primitiva se hallaban determinadas por el estado de las fuerzas productivas. La base de las relaciones de producción era la propiedad colectiva de las diferentes comunidades sobre los distintos instrumentos de trabajo, que por ser tan toscos no permitían al hombre primitivo luchar por sí solo contra las fuerzas de la naturaleza y las fieras. De allí por qué vivía en comunidades y formaban y administraban colectivamente su “hacienda” (la caza, la pesca, la preparación de comida). También existía simultáneamente la propiedad privada de algunos miembros sobre algunos instrumentos de trabajo, que eran al mismo tiempo armas para defenderse de las fieras. La distribución de los escasos alimentos era igualitaria entre los distintos miembros de la comunidad o “gens”. El trabajo era poco productivo, con lo que no permitía ningún excedente, excepto lo necesario para la manutención. La actividad laboral se basaba en cooperación simple, de manera que muchas personas ejecutaban un mismo trabajo. Mientras se realizaba el proceso de separación del hombre del mundo animal, los hombres vivían en manadas. Más tarde, al formarse la hacienda, fue constituyéndose poco a poco la organización gentilicia de la sociedad, es decir, únicamente se agrupaban para trabajar en común los hombres unidos por vínculos de parentesco. Al principio, la gens se componía de unas decenas de personas, para más tarde llegar a componerse de varios centenares de ellas. Al perfeccionarse los instrumentos de trabajo, surgió en la gens la división natural del trabajo: entre hombres y mujeres; entre adultos, los niños y los ancianos. La especialización de los hombres en las actividades de la caza, y la de las mujeres en el acopio de alimentos vegetales dio lugar al aumento de la productividad del trabajo. Al pasar a la ganadería o pastoreo, y al cultivo de la tierra, surgió la primera gran división del trabajo, separándose las tribus en pastoras y agricultoras. Esta división elevó la productividad del trabajo, y a partir de entonces, en las comunidades apareció cierto excedente de productos por una parte, y por otra la demanda de otros productos. Esto dio base para que surgiera el intercambio entre las tribus agricultoras y las ganaderas. Posteriormente, cuando los hombres aprendieron a fundir las menas metálicas, el cobre y el estaño, junto con la del hierro más tarde, y a la fabricación de instrumentos, armas y vasijas de bronce y del invento del telar de mano, comenzaron a destacarse poco a poco en las comunidades algunos miembros que se dedicaron a dichos oficios, y los productos de la artesanía pasaron a ser objeto del cambio.

El progreso de las fuerzas productivas fomentó considerablemente la productividad del trabajo del hombre y su dominio sobre la naturaleza, y le proporcionó más artículos de consumo. No obstante, estas nuevas fuerzas productivas sobrepasan ya el marco de las relaciones de producción existentes. El estrecho cuadro de la propiedad comunal y la distribución igualitaria de los productos del trabajo estancaron el desarrollo de las fuerzas productivas. Desapareció entonces la necesidad del trabajo conjunto y surgió la del trabajo individual, ya que este se hizo más productivo. El trabajo colectivo exigía la propiedad colectiva de los medios de producción, mientras el individual engendraba la propiedad privada. Surge así esta última, junto a la desigualdad patrimonial de los hombres, tanto entre las distintas gens como dentro de cada una de ellas. Los hombres entonces comienzan a dividirse entre pobres y ricos.

AI progresar las fuerzas productivas, el hombre empieza poseer ya más medios de subsistencia de los que necesitaba para Ia vida. En tales condiciones se hizo fácil el empleo del trabajo de otras personas en Ia hacienda propia, ya que ese trabajo

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (34 Kb)
Leer 21 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com