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Inspección De Obras Civiles

olgacotua15 de Diciembre de 2013

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INTRODUCCIÓN

La historia nos muestra que, en su afán de mejorar los estándares de vida, el ser humano ha mantenido desde sus inicios un proceso de control de todas sus hechuras. Las grandes obras realizadas en la antigüedad son fieles testigos de la existencias de mecanismos de control de calidad desde los albores de la historia. Alcanzar la calidad integral en una obra, en forma total y no parcial, es la esencia misma del Ejercicio Profesional y es lo que se aspira plantear este modesto trabajo. No se puede tolerar obras “medio buenas”. La Ética Profesional en la supervisión de obras, es derivada del conocimiento actualizado, de la formación académica y la aplicación de Normas, combinadas armónicamente con una adecuada experiencia, cuyo efecto práctico es la aplicación de sanos criterios de aceptación y rechazo de las obras o actividades supervisadas.

Es por ello que se presenta una visión del aspecto ético-profesional en el tema de la calidad, entendiendo como tal, la aplicación de criterios que establecen una línea de pensamiento y acción en torno a parámetros de aceptación y rechazo para ejecutar una buena obra. Cada profesional adopta estos criterios durante su aprendizaje académico universitario y de mejoramiento, que luego en forma evolutiva forman parte de su filosofía de actuación (Criterios). He allí el cuido, cuando unilateralmente o en forma no consensuada, se quieren introducir criterios que contradicen tales líneas de pensamiento, no por la reacción al cambio o a las nuevas tecnologías, sino porque estos nuevos parámetros introducen criterios que podrían conducir a menores exigencias y al aumento de la tolerancia para el rechazo. Ante lo cual se planteará el dilema ético ¿Implican estos cambios, que ahora se podría aceptar como buenas, obras que antes eran dadas como rechazadas? Esto no se puede dejar pasar en forma desapercibida, ya que cambiaría la línea de acción en la ética profesional.

Antecedentes históricos de la Inspección de obras

Hammurabi, rey sumerio de Babilonia, expidió un avanzado código de construcciones unos 2.000 años AC en el cual se incluía requisitos de limpieza de canales y el mantenimiento de diques, imponiéndoles severas sanciones a quienes la violaran, este reglamento, primero en su tipo de la historia, demuestra la exigencia de la calidad en de labores de supervisión.

En 1400 AC en Egipto, se practicaban técnicas de inspección, evidencia que se ha puesto de manifiesto en grabados encontrados en monumentos Egipcios, que datan de Thebas, 1450 AC. En esos grabados y jeroglíficos, se ha podido deducir que hay representados trabajadores que están ejecutando obras en piedra y otros que ejecutan funciones de inspección.

Obras de la Antigüedad:

Pirámides de Gizeth – Egipto

Partenón - Atenas

El Coliseo – Roma

El Acueducto de Sevilla

La gran Muralla China

Machu Pichu - Perú

Mausoleo de Halicarnaso – Grecia

Taj Mahal – La India

Las Vías Romanas – Imperio Romano

La Ciudad de Petra - Jordania

El Templo de Artemisa - Grecia

El Templo de Kukulcán – México

¿Siempre existió la Inspección de Obras como disciplina?

No… El concepto de Inspección de Obras como disciplina se conforma, posiblemente, a principios del siglo XX. Hasta entonces, a quien se le encomendaba la realización de una obra, tenía a su cargo la totalidad de la misión, toda ella guiada y coordinada en todos los aspectos de manera continua por una sola mente, lo cual le daba a la obra un carácter estrictamente personal. Así se hicieron las obras, desde las más simples hasta las más complejas y solo se cambiaba por un director o profesional diferente cuando circunstancias especiales obligaban a ello.

Obras en el Mundo Moderno:

La Torre Eiffel – Paris

Hotel Burj Al Arab – Dubai

Teatro de la Opera – Sidney

Torres Petronas – Kuala Lumpur

Catedral de Brasilia – Brasil

Aeropuerto Kobe – Japón

¿Cuándo se le da carácter de disciplina a la Inspección de Obra en Venezuela?

En 1936 el Ing. Francisco J. Sucre, crea en el Ministerio de Obras Públicas, MOP, la División de Ensayos de Materiales, lo cual inicia la oficialización de tal actividad, generándose desde la década de los 50 un importante avance en dicha materia, hasta convertirse nuestro País en una importante referencia Latinoamericana en la ejecución de obras, por la tipología e importancia de las obras ejecutadas para entonces, obras que hicieron que la labor de Ejecución e Inspección de Obras, colocara a Venezuela en la vanguardia en esta materia.

Reseña histórica de la Ingeniería en Venezuela

Se repite hasta el cansancio que “aprender historia” es saber de batallas, de caudillos y de quien gana o pierde en sus contiendas por la supremacía, excluyendo de ese aprendizaje todo lo que no esté santificado por el olor a pólvora o el “Sellado y Refrendado” de los despachos oficiales. Así, los libros escolares que forman la visión del pasado de la mayoría de los habitantes del país insisten en recordar a generales y políticos, mientras poco o nada hablan de maestros, profesionales de la salud, científicos, ingenieros y de tanta gente que, desde áreas ignoradas por el canon militar-institucional, se ha esforzado en estos 200 años por construir civilidad y país, tarea que demasiadas veces se ha tenido que hacer ante la indiferencia ignorante, la suspicacia y aún la abierta hostilidad de quienes desde el mando autocrático deciden qué es histórico y qué no.

Ha sido exitosa la imposición de esa visión sesgada, aún entre quienes somos parte de un ámbito de civilidad por excelencia como lo es la Universidad. Por desconocer nuestra historia, parece de poca trascendencia o hasta inexistente, así que se ha arraigado la costumbre de dejarla de lado, por lo que nos ha costado y aún nos cuesta asumir una perspectiva alternativa, en la que se rescate el entendimiento reflexivo de nuestro pasado en su más completa representación, dando su lugar a todo eso que la crónica oficial interesadamente ignora, pues conocer lo que hemos sido es soporte indispensable para determinar lo que somos hoy y hacia dónde debemos marchar en el futuro.

El auténtico nacimiento de la enseñanza formal, institucionalizada y permanente para esta área profesional en el país deba esperar a 1831, cuando la República iniciaba su tránsito en solitario tras la disolución de la Gran Colombia y aún se recuperaba de las convulsiones de la lucha por la Independencia. Ese año se decreta el establecimiento de la Academia de Matemáticas en Caracas, alentada por el fervor, capacidad e iniciativa de Juan Manuel Cagigal. Este venezolano se había educado como ingeniero y matemático en España y Francia, habiendo vuelto al país a impulsar una institución de formación profesional para ingenieros que siguiese la huella de las que había conocido en Europa. Pese a las circunstancias difíciles, pudo lograr apoyo oficial, lo que estimo se debió en gran medida a que reorientó la visión que traía en mente del extranjero (con el modelo civil de la Escuela Politécnica de París en que estudió), hacia la propuesta de una escuela de formación de oficiales militares técnicamente calificados (recibirían título de ingenieros con 6 años de estudios), en la que hubiese además posibilidad de impartir capacitación técnica a civiles (egresarían como agrimensores a los 4 años de formación).

No fue nada fácil el inicio y posterior sobrevivencia de la Academia de Matemáticas, pese a ser una entidad de élite y para una élite. El soporte gubernamental significaba poco dada la debilidad institucional y financiera del Estado en aquellos tiempos. Los docentes disponibles eran muy escasos, al punto que se comenzaron actividades con sólo dos profesores: Cagigal y José Rafael Acevedo, quien desde 1827 regentaba la primera Cátedra de Matemáticas en la Universidad Central de Venezuela; para superar tal limitación después se incorporarían a dicha labor algunos de los egresados de la propia Academia. Por lo demás, el peso de la adscripción militar dada a la institución para conseguir respaldo oficial, implicó que progresivamente quedara menos espacio para la formación de civiles, aparte que siendo una instancia de obediencia castrense se vio sometida a los vaivenes bélicos de nuestro agitado siglo XIX. No obstante, el celo de Cagigal y el apoyo que recibió de algunos interesados en su idea (por ejemplo desde la Sociedad de Amigos del País) permitieron superar esos arduos principios, de modo que en 1835 reciben su título 7 agrimensores y en 1837 egresan 4 ingenieros.

En 1841 Cagigal deja la dirección por enfermedad y le sustituye Olegario Meneses, uno de los primeros egresados de 1837, bajo cuya gestión se mantiene por un tiempo el impulso que su fundador había dado a la Academia. Sin embargo, para fines de la década de 1840, los reportes de funcionamiento anotan múltiples dificultades, que se reflejan en repetidos ceses de actividades y largos períodos sin que haya egresados de la institución. De hecho, aunque la Academia de Matemáticas oficialmente funcionó de 1831 a 1872, sólo tuvo 17 promociones con un total de 97 egresados, en su mayoría dedicados por entero al ejercicio de las armas, con poca o ninguna actividad específicamente ingenieril. Esto en buena medida porque en la Venezuela de mediados del S. XIX los conflictos político-militares inhiben o liquidan las escasas posibilidades que se presentaban para la acción civil y constructiva. Pese a tal panorama, hay algunos hechos y procesos que debemos rescatar

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