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Introduccion Al Urbanismo

Ikker3028 de Septiembre de 2014

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La llegada de los primeros humanos a los Andes peruanos

Los primeros hombres llegaron a lo que hoy es el actual territorio del Perú, con las mismas características que sus antepasados que cruzaron el Puente de Beringia, seguramente con algunas herramientas, creencias religiosas y formando grupos o bandas; y, comienzan a asentarse en lo que hoy es el territorio del Perú; ya sea por el descubrimiento de la agricultura o la ganadería, o porque, como fue el caso de la costa peruana, en donde se vuelven semi sedentarios, debido a los ingentes recursos marinos que encontró en sus costas, listas para ser recolectadas.

Así, encontramos al humano más antiguo en el Perú, ubicado en la pascana de Paccaicasa, en la cueva de Piquimachay. Parece ser que la región andina comprendida entre la línea ecuatorial y los 20º de latitud sur, fueron la zona preferida de las bandas de recolectores, cazadores y pescadores, ocupando los pisos ecológicos Quechua, Suni, Puna, Yunga y Chala. Estos primeros pobladores se acostumbraron al Ande y crearon muchos siglos después, las primeras culturas andinas, y posiblemente una de las primeras, fue la del complejo de Piki en Ayacucho.

La ubicación geográfica del sitio referido, es la región Ayacucho a 12 kilómetros al norte de la capital departamental. Los restos fueron ubicados en la cueva de Pikimachay a una altitud de 2.740 msnm, con una antigüedad probable de 17.500 años a.C., en el piso ecológico sierra Quechua.

Ahora bien, es innegable que esta primitiva sociedad al sentirse desamparada, ante la ferocidad de algunos animales, las inclementes condiciones climáticas y otras, adversas a su subsistencia, sintió la necesidad de protegerse y desarrollaron mecanismos de seguridad, mediante abrigos (cuevas) seguros y, armas desde luego. La necesidad de seguridad, ya era innato al hombre peruano. La organización social imperante, era la “comunidad primitiva”: vida, trabajo y subsistencia en común. Obligados por la escasa tecnología, estos primeros habitantes del Ande peruano hacían sus pocas actividades en forma conjunta con el resto de la banda y lo que obtenían, producto de ese esfuerzo, lo repartían en partes iguales, sin importar edad o sexo. En los momentos de la recolección, la banda era guiada por el hombre más experimentado, pero durante la cacería por el más hábil o por el más fuerte.

Existen otras evidencias tempranas de ocupación del Ande peruano en Jayhuamachay, Pachamachay y cerro Huargo, con una antigüedad de 13.500 años a.C.

En el año 1969, el norteamericano Thomas Lynch (Universidad de Cornell) descubre los vestigios culturales más importantes con una antigüedad promedio de 10.560 años a.C. (muestra GX 1859), en los andes norte, se la denominada cueva de "El Guitarrero" (Guitarrero cave), en la Cordillera Negra, en el Callejón de Huaylas, en la región Ancash, provincia de Yungay, a 6 kilómetros al sur de la ciudad de Yungay, en la orilla occidental del río Santa.

Corresponde a una cueva a una altitud de 2.580 msnm, en donde se han encontrado restos fósiles y que según su data, fue utilizada durante todos los siglos del nomadismo y de la época de los inicios de la agricultura por lo que a este lugar se le considera "uno de los grandes testimonios del origen de la agricultura en América"; pertenece al piso ecológico denominado Quechua.

En los estratos inferiores se han encontrado puntas de proyectiles y restos de cuchillos, según su descubridor, el arqueólogo Thomas Lynch, parece ser que fue la primera fábrica andina de instrumentos y armas.

En la costa peruana, cerca de Lima en Ancón, se encuentra Chivateros, cerca de la desembocadura del río Chillón que evidencia la presencia humana hacia el 8.500 años a.C.; y así podemos seguir enumerando sitios, en donde si bien no había aún el concepto de Estado y Nación, pero qué duda cabe, el humano peruano, sin saberlo quizá, iniciaba su camino lento pero inexorable hacia ello y hacia la civilización, la más grande de América: la Inca.

Así tenemos, Lauricocha, en Huánuco, conjunto entre los 3.950 msnm, es decir, región Suni y los 4.500 msnm, región Puna. Ahí se encontró raspadores y lascas, huesos fosilizados de camélidos y cérvidos (taruga o taruca), raíces y tubérculos, proyectiles de puntas foliáceas en forma de sauce o laurel, tumbas, la mayoría de niños, figuras de animales, representación de danzas ceremoniales, etc., con una antigüedad de 8.000 a. C., con comprobación científica irrefutable. Es interesante analizar Lauricocha: se nota una organización del trabajo, ya una cierta organización espacial. La movilidad de la banda se hacía entre la cueva refugio y los refugios estratégicos de caza y recolección. Denota ya a esa temprana época, una organización de la seguridad y defensa de la banda u horda y de sus sitios semi temporales de refugio.

Ya en Lauricocha, debieron haber tenido una organización más avanzada a la de las bandas y debieron manejarse otros parámetros, como la obediencia a los jefes, respeto a los primeros “especialistas”, y, defensa colectiva de su círculo de supervivencia y de sus cuevas–refugio.

Otras antiguas huellas del Ande peruano, son Tres Ventanas, Guitarrero II, Puente Jayhua, Toquepala, Pachamachay, Caris (Tacna), Santo Domingo de Paracas.

En la etapa de los cazadores superiores, se inicia la explosión cultural del hombre andino peruano y se inicia con las pinturas rupestres, que eran pintadas en las paredes de las cuevas y en algunas piedras ceremoniales.

No hay duda, que el dominio del fuego, trajo consigo más seguridad y sociabilidad a los hombre de aquella época. Al amparo de la seguridad de las llamas que los protegían de las fieras, a la vez que daba calor al hogar, los hombres, mujeres y niños, podían prolongar su jornada, una vez que había anochecido. Es innegable que alrededor de esa llama que daba seguridad y luz al anochecer, se reunían los grupos de las bandas para fabricar sus armas, cocer sus alimentos y lo más importante, comenzaron a desarrollar una existencia tendiente a la solidaridad y al espíritu de familia. Esas horas de convivencia al calor del fuego, debió estimular a usar cada vez más la expresión verbal.

Y así llegamos a la revolución agrícola en el Ande peruano. Desde los orígenes de la humanidad, hasta el siglo XXI, la humanidad ha pasado inumerables acontecimientos, pero son dos los que la han marcado, por el significado que tuvieron: uno de ellos es la revolución agrícola y el otro, la revolución industrial. La revolución agrícola, se efectuó en todo el mundo, entre los 10.000 a. C. y los 5.000 a. C. La revolución agrícola se da en América y el resto del mundo casi en forma simultánea y autónoma.

La revolución agrícola, se da en el actual territorio del Perú, entre los 6.000 años a.C. y los 2.500 años a.C. y convirtió al nómada en sedentario, al cazador en pastor, al recolector en agricultor. Las cavernas dieron paso a las viviendas con la finalidad de cuidar el huerto y el ganado. Se produce la división del trabajo. Se rompe la unidad grupal, al darse cuenta el hombre que para criar sus animales y sembrar, no necesita del grupo y mira a su entorno, que son su mujer y sus hijos, toma conciencia del concepto de familia y la protege. Se llega a este estado desde la etapa de “recolectores y cazadores superiores”, etapa en donde el hombre toma conciencia de la “caza y recolección selectiva”, es decir, sólo recoge los frutos maduros y deja los “verdes”; caza los animales adultos y encierra y cría a los cachorros.

En la revolución agrícola, parece ser que domesticaron primero la calabaza, los pallares, el frijol, la quinua, las papas, el algodón y el maíz, en ese orden cronológico, en las plantas; y el cuy, la llama y la alpaca, fueron domesticados entre los animales, mientras que la vicuña y el guanaco, fueron objeto de caza selectiva.

Evidentemente, la “sociedad primitiva”, entra en crisis y toma bríos la “comunidad aldeana”, en donde el núcleo básico es la familia; los vínculos, son ahora de parentesco.

Lógico que esta división no se dio de la noche a la mañana; aún en plena revolución agrícola, la sociedad se dividió: unos continuaron con la pesca, caza y recolección, mientras que otros se dedicaban a la agricultura y ganadería.

Hasta que se llega a una nueva sociedad andina, basada en la agricultura y el apego a la pachamama (madre tierra en quechua). En un medio de topografía variada, el antiguo hombre peruano tuvo que usar al máximo su ingenio, para crear las condiciones de siembra y de vida sedentaria. La ingeniería hidráulica, toma entonces una importancia vital y es así que comienza su desarrollo en esta etapa. Se inició también la tarea de ampliar la frontera agrícola con los andenes, denominados camellones o “waru waru”.

Así llegamos al Estado–Nación; parece ser que el primer asentamiento en territorio peruano estuvo ubicado en Chilca, cerca de Lima, al norte de la provincia de Cañete. Son casas de juncos y troncos de forma cónica y muy rudimentarias muy cercanas entre sí y de las chacras de frijol y calabaza. Parece ser que esta aldea fue organizada en el 5.500 años a.C y abandonada en 2.300 años a.C.

La salud entre los primeros peruanos [editar]

El hecho de convertirse en seres humanos representaba una notable ventaja para nuestros antepasados prehistóricos. Mientras que los animales perdían hasta un 80% de su descendencia, los seres humanos eran capaces de criar hasta un 70% a 80% de sus hijos. Además, ocasionalmente los seres humanos eran capaces de sobrevivir hasta más allá de su edad de capacidad reproductiva, hecho inusual en el mundo animal, y este prolongamiento

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