John Ruskin
richiandkeila11 de Noviembre de 2013
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John Ruskin
1819 – 1900
Las siete lámparas de la arquitectura
LA LÁMPARA DEL SACRIFICIO
Esta lámpara, he dicho que nos mueve al ofrecimiento de cosas preciosas meramente porque son preciosas, no porque sean útiles o necesarias. Es el espíritu que, por ejemplo, de dos mármoles bellos, aplicables y duraderos por igual, nos hace escoger el más costoso por serlo.. Por consiguiente s muy irracional y entusiasta, y acaso mejor negativamente definido; todo lo contrario del sentimiento dominante de los tiempos actuales, que busca producir los mayores resultados al mínimo coste.
LA LAMPARA DE LA VERDAD
Hay defectos pequeños en el espectáculo del amor, errores pequeños en la estimación de la sabiduría; pero la verdad no olvida una ofensa ni soporta una mancha. Si esto es justo y prudente en atención a la verdad, mucho más necesario lo es con respecto de los placeres sobre los que tiene influencia, es maravillosos ver que poder yuniversalidad reside en este sencillo principio, y como en el aconsejarse de el u olvidarlo radica la mitad de la dignidad o del declive de todo arte y acto humano. En términos generales, las mentiras arquitectónicas se pueden distribuir en tres categorías:
1.- L a insinuación de un tipo de estructura o soporte que no es el verdadero.
2.- Pintar superficies para representar un material que no es el que en realidad hay.
3.- El empleo de ornamentos de cualquier tipo, hecho a máquina o moldeados.
LA LÁMPARA DEL PODER
Existe la diferencia entre lo que hay de original y lo derivado en la obra humana; pues cuanto hay en la arquitectura de justo y hermoso es imitación de formas naturales; y lo que no lo es, si no que su dignidad depende de la disposición y porte que recibe de la mente humana, se convierte en expresión del poder de esa mente y cobra sublimidad en proporción al poder expresado.
LA LÁMPARA DE LA BELLEZA
La arquitectura que por fuerza ha de tratar con líneas rectas, esenciales para sus fines en unos casos y para la expresión de su poder en otros , ha de contentarse muchas veces con el grado de belleza inherente a tales formas primitivas; y cabe suponer que el máximo grado de belleza se habrá alcanzado cuando las ordenaciones de esas líneas sean congruentes con los agrupamientos naturales más frecuentes.
LA LÁMPARA DE LA VIDA
En realidad, la sensibilidad vital- se animal o vegetal- puede adquirir la tenuidad que su existencia deviene asunto problemático; pero cuando es absolutamente manifiesta, lo es sin más: no cabe confundir imitación o pretensión de tal índole por la vida misma.
LA LÁMPARA DE LA MEMORIA
Solo hay dos vencedores firmes del olvido de los seres humanos: la poesía y la arquitectura; y esta última que, de una forma u otra, engloba a la primera, detenta más poder en su realidad; es bueno tener no solo lo que las personas han pensado y sentido, si no lo que sus manos han manipulado, su fuerza forjado y sus ojos contemplando todos los días de su vida. Al convertirse en conmemorativa o monumental, los edificios civiles y domésticos alcanzan una verdadera perfección, esto en parte porque con tales miras se construye de una manera más estable, y en parte, porque por consiguiente, se da vida a la decoración con un propósito histórico o metafórico.
LA LÁMPARA DE LA OBEDIENCIA
A decir verdad la obediencia se fundamenta en una especie de libertad, de lo contrarió de convertiría en mero sometimiento, pero esa libertad solo admite que la obediencia pueda ser más perfecta y así, mientras se precisa cierta medida de atrevimiento para paternizar la energía de las cosas, la belleza, el placer y la perfección de todas ellas radica en la perfección.
No es todo; podemos observar que la integridad de la obediencia de las cosas a las leyes que sobre ellas
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