Jugando a la búsqueda del “tesoro”

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Jugando a la búsqueda del “tesoro”

En la actualidad existe una práctica social que podría afectar gravemente a la salud pública conocido como: “Bugchasing” o “La búsqueda del bicho”. Su levantamiento se produjo a finales de los años ’90 en Estados Unidos y básicamente consiste en reuniones denominadas “Bug Parties” a las que concurren aproximadamente unas veinte personas, en donde los organizadores invitan a una o dos portadoras de VIH. Ellos son considerados como los “Gift Givers” (dadores del regalo) ya que no sólo sostienen que es un “regalo” que merece ser dado y recibido sino que también es una experiencia que vale la pena ser vivida. Sólo los organizadores saben quienes son los gift givers mientras que los demás invitados no. Es entonces que los participantes, a quienes denominan “Bugchasers” (perseguidores del bicho) juegan a una especie de ruleta rusa mientras mantienen relaciones sexuales entre ellos sin protección, buscando de esta manera, contraer voluntariamente el virus. A pesar de que existen varias conjeturas de porqué un individuo podría tener este comportamiento, que van desde la búsqueda de pertenencia o el hecho de pensar que el virus no existe, hallamos que en el Código Penal de nuestro país hay un articulo destinado a la propagación de enfermedades: ARTICULO 202, “será reprimido con reclusión o prisión de tres a quince años, al que propagare una enfermedad peligrosa y contagiosa para las personas” (Ley Nº 11.174, 2009). A partir de esta falta de responsabilidad social es que podemos considerar a la práctica del bugchasing como un delito contra la salud pública, siendo un acto imprudente la propagación de una enfermedad contagiosa y peligrosa debido a que podría ser mortal para la persona que lo contraiga; si bien todos los gift givers saben portan el virus de HIV, y su decisión de tener relaciones sexuales con otros sujetos que quieren contagiarse es, de cierta forma, consciente, hay personas que no tienen el valor o no les importa confirmar que son seropositivos, haciéndoles creer a los demás que no lo son, y aún así tienen relaciones sexuales sin protección. Es entonces que, cuanto más gente infectada, más gente puede ser portador potencial represetando un peligro social que debe trabajrse en con junto con el ámbito sanitario.

Una forma de comprender las causas por las cuales las personas con diferentes características experimentan de manera diferente la salud y la enfermedad es abordando los Determinantes Sociales de la Salud (DSS) reconociendo que el estado de salud de las personas está determinado por factores sociales, conductuales y estructurales. Por lo tanto, se decidió utilizar la conceptualización desarrollada por el modelo de Dalghren y Whitehead, comenzando desde el nivel micro hasta el nivel macro. En primer lugar abordaremos el sexo, encontrando participantes hombres, mujeres, transgenero, no binarios, etc.  en su mayoría en edad reproductiva. Luego, podemos mencionar los estilos de vida, en este punto resulta importante destacar que no deberíamos confundir educación sexual con preferencias y gustos sexuales, debido a que pasa por una elección del individuo si tenemos en cuenta que uno de los motivos por los cuales realizan esta practica es porque para ellos el sexo “normal” no les resulta placentero y sienten adrenalina y placer en la simple idea de exponerse a la transmisión del HIV asimismo también están las personas practican el sexo sin protección y sostienen que en algún momento van a contraer el virus y prefieren saber cuándo sucede, por otro lado, cabe mencionar las redes sociales y comunitarias puesto que las personas que practican el bugchasing buscan identificarse con un grupo social ya que no sienten pertenecer a la sociedad y de esta manera lograrían identificarse dentro de un grupo. A partir de acá podríamos mencionar las condiciones de vida y de trabajo, destacando a la educación, el desempleo y los servicios de salud si tenemos en cuenta que parte de estas prácticas también se realizan para obtener ayudas sociales.

Hoy en día en Argentina se estima que hay 140.000 personas que viven con el virus del VIH y que un 17% de ellos no conoce su diagnostico; considerando que una gran parte de los individuos que participan en esta práctica sostienen que el virus del VIH “no existe”, cosa contradictoria si pensamos que participan en estos “juegos” de albur, podríamos integrarlos dentro del 17%  de la población que desconoce su diagnostico debido a que parte de ellos no se interesan en saber si estan infectados o no: “cojo hace 20 años a pelo, jamás me hice un test de HIV y no me interesa qué estado tiene el otro” (Página 12, 2012) en consideración a esta problemática y para dar cuenta desde qué paradigma podríamos abordarlo primero habría que indagar cuáles son sus políticas para hacerle frente, dado que en este tipo de cuestiones es de suma importancia seguir haciendo hincapié en las distintas políticas públicas que se implementan para la prevención y/o cuidados del virus una vez contraído, por tanto, se han destinado diversos programas para incidir sobre los DSS y reducir no sólo las inequidades sino modificar patrones de conducta. Por un lado, existe el Programa de prevención de VIH – Sida y Enfermedades de Transmisión Sexual al que pueden acudir si es que salen “sorteados” en la participación de estas convocatorias, dándoles los medicamentos correspondientes en el caso de no poseer una obra social, sin embargo, existe una Ley de Obras Sociales y Ley de Prepagas que incorpora las prestaciones relacionadas con el VIH y el Sida en la cual se incorporan al P.M.O (Programa Médico Obligatorio) todas aquellas prestaciones relacionadas con esta patología, logrando con esto un refuerzo para la Ley del Sida donde se garantiza el acceso gratuito al diagnostico, tratamiento y asistencia integral incluyendo la asistencia psicológica. Por otro lado, podemos mencionar la Ley 25.673 de Creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable sancionada en el año 2003 con el objetivo de poder alcanzar un nivel más elevado de salud sexual, esto nos brinda la posibilidad de crear distintas herramientas para abordar la problemática que acontece ante el bugchasing. Desde este programa, también se intenta contribuir, entre otras tantas, a la prevención y detección de enfermedades: ARTICULO 2 INCISO C:  “Contribuir a la prevención y detección precoz de enfermedades de transmisión sexual, de VIH / sida” (Ley Nº 25.673, 2003) garantizando a toda la población acceso a la información necesaria, pudiendo de esta manera permitir una toma de decisiones libre,  justa y exentos de prejuicios; cabe destacar también que es un programa que capacita agentes para la detección de conductas de riesgo y la promoción de actividades de información, haciendo énfasis en el ARTICULO 5 INCISO D: “Detectar adecuadamente las conductas de riesgo y brindar contención a los grupos de riesgo, para lo cual se buscará fortalecer y mejorar los recursos barriales y comunitarios a fin de educar, asesorar y cubrir todos los niveles de prevención de enfermedades de transmisión sexual, VIH / sida” (Ley Nº 25.673, 2003) con el objetivo de abordar los ámbitos donde se producen los comportamientos de riesgo y entendiendo no sólo la importancia de brindar información temprana con participación activa desde distintas áreas para prevenir este tipo de prácticas sino también fortalecer las diferentes áreas de prevención de la salud en caso de contraerla. Queda claro que a partir de esta políticia implementada en el año 2003 podríamos lograr adoptar conductas sexuales seguras, algo determinante para romper la cadena de transmisión y disminuir nuevas infecciones por VIH.

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