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LA DENOTACIÓN Y LA CONNOTACION ENMARCADA


Enviado por   •  3 de Junio de 2014  •  4.442 Palabras (18 Páginas)  •  419 Visitas

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1. INTRODUCCION:

En este trabajo se intentará analizar el significado denotado y connotado de dos cuentos de Gabriel García Márquez: Nabo, El Negro que Hizo Esperar a los Ángeles, este relato que pertenece al libro “Ojos De Perro Azul” (1974) y “Un Señor Muy Viejo con las Alas Muy Enormes” (1968) partiendo de las perspectivas Roland Barthés, Roman Jakobson, Gerard Genette y Mijaíl Bajtín.

Según Jean Cohen: Un mensaje no puede ser a la vez denotativo y connotativo. <<Connotación y Denotación son antagónicas. La respuesta emocional y la respuesta intelectual no pueden producirse al mismo tiempo, son antitéticas, y para que surja la primera debe desaparecer la segunda>>

Sin embargo, la denotación y la connotación para Gerard Genette, están lejos de ser tan antagónicas como dice Cohen, es su doble presencia simultánea la que mantiene la ambigüedad, tanto en la imagen moderna como en la figura clásica. Por ejemplo, hay una función de la figura que no ha sido puesta de relieve hasta ahora, que concierne en forma directa a nuestra idea: contrariamente al término figurado es motivado en dos sentidos: 1) Tropos 2) Figuras .

Todo lo que se lee en las novelas de García Márquez se toman como hechos fantásticos, pero la recepción quizás sea ligeramente distinta en el sentido de que sí existe una tradición oral, como afirma el propio Márquez que toma como verdaderos los acontecimientos mágicos y que está muy cercano al lector contemporáneo.

<<Por eso, apenas ha comenzado a escribir aquella novela que en su mente parecía haber tomado ya una forma definitiva, y ya se ha enfrentado a una serie entera de problemas ¿En qué persona debe hacerse la narración? ¿Debe ser él mismo, el autor, el que narre, o uno de los personajes del relato? Y si el narrador es uno de los personajes de la novela, ¿Cuál debe ser el lenguaje? >>

Es decir, que es importante delimitar la voz del narrador, quién es el que cuenta la historia y qué quiere decir y a quién se dirige.

1. 1. Sobre el Autor y Su Contexto Social: De Aracataca al Mundo

Para entender ciertas cuestiones es importante saber qué contexto social rodea al escritor. Gabriel García Márquez nació el 6 de marzo de 1928 en Aracataca (departamento de Magdalena) Colombia. Allí convivió con sus abuelos hasta los ocho años de edad. Esta etapa fue determinante para sus obras, ya que de ella abstraería lo esencial de su universo narrativo y mítico. Así lo confirmó el mismo García Márquez en un reportaje realizado para la televisión, además, de la imbricación y paralelismo entre su vida y sus obras:

“Es difícil que haya una línea en algunos de mis libros que no tenga su origen en la infancia. Durante los primeros ocho años de mi vida tuve las experiencias que luego las he elaborado poéticamente, literariamente a través de toda mi vida, y pocas experiencias posteriores me han sido tan útiles como las de la infancia. En realidad, podría decir que toda mi obra tiene su cantero en los primeros años de mi infancia. No recuerdo esa época ni como un niño feliz ni como un niño infeliz, sino como alguien que tenía una vida propia dentro del cual vivía y se ha alimentado todo el resto de mi obra”

A mediados de la década de 1940 comenzó a publicar en varios periódicos sus primeros artículos, cuentos y crónicas de cine; en 1946 trabajó como redactor de El Universal, periódico de Cartagena de Indias; entre 1948 y 1952, en El Heraldo de Barranquilla, y a partir de 1952, en El Espectador de Bogotá. El compromiso político de García Márquez está integrado en su obra y se originó en el marco histórico de la Colombia del Bogotazo y todo el período de violencia que le siguió. En 1986, ya premio Nobel, y precisamente por la repercusión internacional que tiene cualquiera de sus actividades, promovió la fundación de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (Cuba) junto con el cineasta argentino Fernando Birri.

1. 1. 1. Influencia del Movimiento Literario:

Para dar comienzo al desglose analítico se hace referencia a un apartado del libro “El Escritor y sus Fantasmas” de Ernesto Sábato que hace un miramiento al lenguaje poético:

“[…] sabemos que la metáfora no es un adorno, ni una hinchazón del Lenguaje, si esa joya que suponían los retóricos latinos, sino el único modo que tiene el hombre de expresar el mundo Subjetivo. A la estricta objetividad de la ciencia corresponde un lenguaje unívoco y literal que culmina en el tranquilo desfile de símbolos de la logística. Pero a los hombres concretos ese idioma no les sirve. Primero, porque la existencia no es lógica, y no puede servirse de símbolos que son inequívocos, creados para responder a los principios de identidad y contradicción, luego porque el hombre concreto no sólo o ni siquiera se propone comunicar verdades abstractas, sino sentimientos y emociones, intentando actuar sobre el ánimo de los otros, incitándolo a la simpatía o al odio, a la acción o a la contemplación. Para lo cual hace uso de un lenguaje absurdo pero eficaz, contradictorio pero poderoso. Un lenguaje que cambia y reemplaza las palabras y los giros gastados que por ser gastados son psicológicamente inoperantes, por maneras nuevas y llamativas, por combinaciones por lo inesperado. La misión de este lenguaje no es comunicar las abstractas e indiscutibles verdades de la lógica o de las matemáticas, sino las verdades de la existencia, vinculadas a la fe o a la ilusión, o la esperanza o a los terrores, a las angustias o a las convicciones apasionadas, su drama es inverso del de la ciencia, pues debe expresar hechos únicos con palabras generales, con lugares comunes que no tienen ni sangre ni poder de convicción. De donde la inalcanzable actividad renovadora que la vida ejerce sobre el lenguaje a través de la imaginación y de la metáfora”

En este sentido, podría decirse que Gabriel García Márquez encontró en el realismo mágico el modo perfecto de exponer al máximo su Yo Lírico, sus vivencias, su visión del mundo y de alguna manera exhortar a sus lectores con un tono ameno que Dios existe y que preocupados o aferrados a la vida material no perciben su llamado. Y que el lenguaje puede suavizar o endurecer las verdades proclamadas.

El realismo mágico se desarrolló con esplendor en la literatura latinoamericana de los años sesenta y setenta, a raíz de las divergencias surgidas entre la cultura de la tecnología (el consumismo) y la cultura de la superstición, y en un momento en que el auge de las dictaduras políticas convirtió a la palabra en una herramienta tan preciada

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