ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La Carcel


Enviado por   •  28 de Mayo de 2013  •  673 Palabras (3 Páginas)  •  379 Visitas

Página 1 de 3

Estos ladrones viejos, erosionados por los años en prisión, son los abuelos de un mundo que se extingue sin remedio, y al cuál contemplamos con una añoranza sorprendida.

Y estos ladrones viejos se lanzaban al mundo para arrebatarle sus riquezas por el puro hecho de que los relojes y las carteras estaban allí, esperando por la eficaz mano amiga, o, más que arrebatar, tomarle con delicadeza y elegancia sus alhajas, centenarios y prendas a la realidad, objetos que son el símbolo mismo del robo anterior que implica la propiedad privada. Y es que las casas estaban allí como un reto divertido y excitante, adrenalina de riesgo extremo, con puertas y ventanas que se abrían como mantequilla en sartén con el pase mágico de la chorla o las ganzúas. Sartén caliente, calientísimo, que podía llevarte de patitas y patotas a la cárcel.

Pero estos ladrones viejos no son los abuelos de los ladrones jóvenes. No, los ladrones viejos tenían rigurosos códigos de ética: jamás asaltar con violencia, nada golpes, sin cuchilladas, sin amedrentar a la víctimas porque para ellos no había víctimas, sólo poseedores que tenían en demasía. Si había que adueñarse de una billetera ajena Chiristian Dior o una pluma fuente Mont Blanc con puntera de oro, tu deber era hacerlo con la elegancia del dos de bastos, deslizar con suavidad los dedos índice y medio en el bolsillo interior del saco, sin hacer el menor ruido, sin que nadie se percatara, y para lograrlo había que entrenar largas horas, aprender de los mayores, estudiar el comportamiento del ser humano. Jamás un asesinato para llevar a cabo tu chamba, eso era inadmisible. Si tu trabajabas de costureara, un ladrón viejo jamás se llevaría tu máquina de coser, porque esa era tu herramienta para trabajar, para subsistir. Si eras músico jamás se llevaría tu guitarra. Un ladrón viejo jamás te llevaría a la ruina, jamás te quitaría el pan de la boca.

Y entre los ladrones viejos había categorías, había respeto entre colegas. Incluso la policía veía en estos maestros de la transacción minas de oro, retos criminalísticos. Y había alianzas, convenios, extorsión, favores que se pagaban con favores. Pero la policía no tiene ética, no respeta. No porque finalmente policías y ladrones son enemigos. Y los policías viejos traicionaban a los ladrones viejo, y los llevaban a Tlascoaque a sumergirlos en piletas de agua, amarrados como momias a tablas ásperas, el pocito, a ellos, a los que habían sido sus socios. ¿Qué otra cosa podíamos esperar de los policías? Porque ellos son apenas esbirros, golpeadores del poder, ratas miserables que buscan sólo el beneficio propio, que es el beneficio de un sistema basado en la explotación, en el robo sin elegancia, en el ejercicio de la violencia. La policía también son ladrones, pero sin dignidad, sin amor por sus prójimos. Como los políticos. Pinches policías. Pinches políticos. No, ellos

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (4 Kb)  
Leer 2 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com