La Democracia Vive Un Momento Crítico, Pero Eso No Quiere Decir Que Estemos En Una Fase Prerrevolucionaria

Sí sabía que me presentaba el Centro Unesco de Navarra, pero la verdad es que se me había olvidado, sobre todo porque, a la vista de los otros candidatos, pensé que no me iba a tocar (ríe). Por eso me ha sorprendido mucho y muy gratamente, aunque siempre queda un pequeño regusto de que estas cosas no se las merece nadie o se las merecen todos. En particular, me he acordado de la candidatura de Paco Etxebarria y la causa de la recuperación de la memoria, que me parece muy notable. Ese también hubiera sido un buen premio, además de otros.

¿Ayudan este tipo de premios, así como los artículos y los libros que publica a acercar a la ciudadanía la filosofía y el pensamiento político?

Sí. El género que yo trabajo, que es el ensayo, exige un poco al lector, no es literatura fácil, pero al mismo tiempo estoy convencido de que si los que escribimos este tipo de libros lo hacemos bien, podemos conseguir que haya más gente que lea estos textos. En Francia, por ejemplo, las ediciones de los títulos de ensayo son mucho más amplias que aquí. Que haya una ciudadanía madura y democrática también depende de que haya en circulación un buen debate de ideas. Tengo la impresión de que aquí nuestros debates políticos son superficiales, y no digo que los debates tengan que ser entre filósofos, pero sí que la filosofía puede contribuir a elevar un poco el tono de ese tipo de discursos.

El Consejo Navarro de Cultura ha decidido otorgarle el premio por "la adecuación de su pensamiento a estos tiempos de incertidumbre", ¿lo comparte?

Me parece una buena definición de lo que yo trato de hacer. Siempre he pensado que la tarea que hoy tenemos como sociedad no es tanto disolver las incertidumbres, eliminarlas completamente -que no se puede si queremos seguir viviendo en una sociedad abierta y libre-, como gestionarlas, aprender a vivir con ellas; arrancando en medio de la confusión algo que nos dé una pista de por dónde deberían ir nuestras decisiones.

¿Ve un panorama muy confuso desde el punto de vista político y social?

Sí. Estamos en una tesitura muy complicada: nuestros líderes políticos no saben qué hay que hacer, pero tampoco la ciudadanía. Si somos sinceros, disponemos de una especie de inmunidad frente a la perplejidad, y de lo que se trata es de combatir juntos, dirigentes y ciudadanía, sociedad y sistema político esa incertidumbre general.

Pues vistas las encuestas recientes, la desafección que sienten los ciudadanos hacia la clase política es grande. La ruptura es importante, ¿cómo se vuelve a restaurar la confianza necesaria para caminar juntos en la búsqueda de soluciones?

Sí, la desafección es importante. La clase política maneja unos conceptos y unas prácticas que no están a la altura de la complejidad

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