No Solo De Pan Vive El Hombre
DAGil13 de Junio de 2013
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INTRODUCCIÓN.
Jesús le respondió: Escrito está: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
La palabra de Dios es esencial en la vida de alguien que dice ser un seguidor de Cristo, porque en primer lugar la Biblia nos enseña cómo ser un cristiano y luego nos enseña a seguir a Jesús en nuestra vida diaria.
La palabra de Dios fue importante en la vida de Jesús. Lo sostuvo y le ayudó en los momentos de tentación.
Tenemos que entender que la palabra de Dios es nuestro sustento. Vivimos de toda palabra que sale de la boca de Dios. Es la palabra de Dios que nos da la fuerza para enfrentar las realidades y dificultades de la vida. Por lo tanto, debemos prestar mucha atención a lo que el Señor nos está diciendo. Tenemos que vivir por la palabra de Dios, de lo contrario vamos a perecer, como está escrito en Oseas 4:6 “Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento.”
La palabra de Dios da estabilidad a nuestras vidas. Jesús dijo que quien escucha Sus palabras y las obedece es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca. Cuando construimos nuestras vidas sobre la palabra de Dios podemos enfrentar cualquier tormenta y seguir siendo fuerte y estable. (Mateo 7:24-27)
La palabra de Dios nos da una seguridad y una garantía de cumplimiento. Jesús dijo que incluso si el cielo y la tierra pasarán, Sus palabras nunca pasarán. Dios no es hombre para que mienta, o cambia Su mente. Podemos confiar en Sus promesas con la plena seguridad de que Él cumplirá lo que ha prometido. Abraham tenía una fe firme e inquebrantable en las promesas de Dios, incluso en situaciones desesperadas. (Marcos 13:31; Números 23:19; Romanos 4:18-21)
El Señor nos habla a través de Sus siervos y profetas en la Biblia y confirma y cumple lo que Él ha hablado a través de ellos. El Señor estuvo con Samuel y confirmó todo lo que le había dicho. Por lo tanto, debemos esperar la confirmación y el cumplimiento de lo que el Señor nos ha hablado por medio de Sus siervos. (Isaías 44:25-26, 2 Crónicas 20:20; 1 Samuel 3:19)
La palabra de Dios nos libra del peligro y la destrucción. El Señor envía Su palabra en tiempos de crisis y desesperación y nos sana y nos libera de la tumba. La palabra de Dios no volverá a Él vacía, sino que hará lo que Él desea y cumplirá con Sus propósitos. Por lo tanto, debemos recibir la palabra del Señor y obedecerla y seremos liberados de la condenación eterna. (Salmo 107:20, Isaías 55:11)
La palabra de Dios nos estimula e inspira nuestra fe. La fe viene por el oír la palabra de Dios. La palabra de Dios trae claridad y comprensión en los momentos de perplejidad y confusión. La palabra de Dios trae un mensaje de paz. Por lo tanto debemos llenar nuestros corazones con la palabra de Dios que nos dará fe y revelación. No debemos ser fácilmente perturbados por las diversas voces de miedo y desesperación que quizás nos rodean. Debemos centrar nuestra atención en la palabra del Señor. (Romanos 10:17; Salmos 119:130, Hebreos 13:5-6; Filipenses 4:6-7)
La palabra de Dios nos da consuelo y tranquilidad en momentos de dolor y angustia. Nos da descanso y paz dentro de nuestro corazón. Nos da la esperanza y seguridad de la presencia y asistencia de Dios. Este es un gran consuelo y fuente de sanación para nuestros corazones rotos. Por lo tanto debemos buscar nuestro alivio y consuelo de la Palabra de Dios en tiempos de angustia y dolor. (Salmos 119:49-50; Salmos 85:8; Isaías 41:13)
Deuteronomio 6:6 – nos dice: “Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón.” Y el Salmo 119:11: “Yo he guardado tus dichos en mi corazón. . .” La Biblia también compara la Palabra de Dios a una espada. Hebreo 4:12: “La palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que toda espada de dos filos: penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”
Las personas necesitan más que pan para vivir, hay que alimentarse de toda palabra de Dios, ya que nos ayuda en los momentos de necesidad, nos transforma y nos da la comprensión y el aseguramiento de la vida eterna donde tendremos “el derecho a comer del árbol de la vida, que está en medio del paraíso de Dios.” (Apocalipsis 2:7).
Esta pequeña síntesis, No solo de pan vive el Hombre. Describe los necesario para poder vivir, no solo con pan, sino también con la palabra de Dios… que es el maná del cielo, mas allá de nuestras propias necesidades, también están las necesidades del señor, la voluntad del señor, lo que él quiere para bien nuestro. Para que le podamos decir Que se haga tu voluntad y no la mía.
Cristo, fundamento de la historia, la anterior y la posterior a Él, principio y fin. Es el principio y base sobre los que se apoya y se afianza todo. Para la anterior tiene el valor de la salvación, se ordena a través de Él, por medio de Él, y hacia El, del mismo modo, es el fundamento de toda la historia posterior, esta vive de la gracia y proviene de su obra redentora. Pero no me refiero a un sentido cronológico de antes de Cristo y después de Cristo, sino a lo importante por las consecuencias, es decir, a lo trascendente de toda la historia. Esta se encuentra en nuestro Señor, que es nuestro Maestro, el más grande de todos, el primero y el último, el alfa y la omega.
“Amar a Jesús, es amar al Padre, acercarse a Jesús, es acercarse a Dios, amparase en Jesús, es amparase en el Padre, unirse a Jesucristo, es unirse a Dios y cuanto más unido se está con Dios, más se participa de su amor, su misericordia, su bondad, por tanto más abundantes bienes se reciben. Jesús esta totalmente, lleno de los dones divinos y no hay unión más íntima con Dios que la unión en una persona divina, por tanto no hay ninguna otra unión tan especial con Dios, como la de estar unido a Jesús”.
Atentamente.
El Autor
1.- NO SOLO DE PAN VIVE EL HOMBRE…
Esto es muy importante. Jesús es llevado por el Espíritu al desierto. ¡Al desierto! y para rechazar las tentaciones de Satanás, Jesús cita pasajes del libro de Deuteronomio, los cuales fueron hablados por Moisés al pueblo de Israel cuando estaban pasando por las pruebas en el desierto. Mateo 4:3–4 dice: “Y acercándose el tentador, le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Pero Él respondiendo, dijo: Escrito está: "No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios".
Veamos ahora Deuteronomio 8:2–3 y analicemos las semejanzas entre las palabras de Moisés al pueblo de Israel en el desierto, y la situación de Jesús en el desierto. Moisés dice a la gente: “Y te acordarás de todo el camino por donde el Señor tu Dios te ha traído por el desierto. (Jesús es llevado por el Espíritu al desierto.) Durante estos cuarenta años (Jesús estuvo allí cuarenta días), en el desierto, para humillarte, probándote, (Jesús fue "probado"), a fin de saber lo que había en tu corazón, si guardarías o no sus mandamientos. Y te humilló, y te dejó tener hambre, (Jesús tuvo hambre debido a su ayuno), y te alimentó con el maná que no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender que el hombre no sólo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca del Señor”.
Hay demasiadas similitudes entre lo que le sucede a Jesús en el desierto y lo que le sucedió al pueblo de Israel como para pensar que es una coincidencia. ¿Qué significa esto? Significa que Dios se está preparando para librar a su gente - el nuevo Israel - de la esclavitud egipcia del pecado hacia la tierra prometida, del perdón y la justicia, de la paz, del gozo y de vida eterna. Para esto envió a un nuevo Josué, Josué y Jesús es exactamente la misma palabra en griego (Hechos 7:45). Este nuevo Josué es el líder y representante de todo el pueblo, y por ellos, será llevado por Dios al desierto. Los 40 días representan los 40 años. Será probado al igual que Israel fue probado, y tendrá hambre, al igual que Israel tuvo hambre. Y si triunfa, Él y su pueblo, entrarán seguros en la tierra prometida.
Ahora podemos ver con más claridad el significado del ayuno de Jesús, y porque nosotros también debemos de ayunar.
No fue una elección arbitraria de algo que hace frente a la tentación de Satanás. Fue un acto voluntario de identificación con el pueblo de Dios, en su privación y prueba en el desierto. De hecho, Jesús estaba diciendo: "He sido enviado para guiar al pueblo de Dios fuera del pecado de Egipto hacia la tierra prometida de la salvación. Para hacer esto debo ser uno de ellos; para eso nací. Por consiguiente, pasaré por la misma prueba que ellos experimentaron. Los representaré en el desierto y dejaré que mi corazón sea probado con el ayuno para demostrar dónde está mi lealtad. Y con la ayuda del Espíritu triunfaré en el ayuno, venceré al demonio, y guiaré a todos los que confíen en mí hacia la tierra prometida, de la gloria eterna".
En otras palabras, el ayuno de Jesús es parte de su prueba, al igual que el hambre lo fue para el pueblo de Israel en el desierto. Pero eso no significa que el ayuno no fuera un medio para luchar contra Satanás, ya que el ayuno revela dónde está el corazón. Y cuando el corazón prueba que ama a Dios más que al pan, Satanás no logra tener la presencia que tendría
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