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La Libertad


Enviado por   •  24 de Enero de 2015  •  4.159 Palabras (17 Páginas)  •  140 Visitas

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. La libertad: ¿qué es?

1. Sobre la libertad se ha dicho y se seguirá diciendo mucho. Se argumenta, por ejemplo, en algunas concepciones, que siendo el hombre libre no lo es del todo pues tiene toda actividad regulada por pautas de conducta que le dicen lo que debe y lo que no debe hacer. A estas se suma la contradicción que sostiene que aún teniendo la conducta regulada por normas existe la disyuntiva de lo que el individuo decide o no decide hacer, otorgándole otra acepción a la palabra libertad, libre albedrío.

Guillermo Cabanellas al respecto nos dice: se trata de la "facultad humana de dirigir el pensamiento o la conducta según los dictados de la propia razón y de la voluntad del individuo, sin determinismo superior ni sujeción a influencia del prójimo o del mundo exterior", a lo que podemos agregar que, siendo así, el ser humano es libre independientemente de la existencia de las normas que rigen su conducta y de las sanciones que, como resultado de la priorización optada, se deriven.

Pero este hecho tiene un antecedente nacido de una relación de dependencia, si nos remontamos a los tiempos primeros de la existencia del hombre, como nos dice Juan Monroy: –la única posibilidad que tuvo el animal humano para subsistir dependió de la formación de grupos (clanes, tribus, gangs). Lo que explica un rasgo del hombre tan antiguo como su existencia: su sociabilidad"–. Si a esto le sumamos lo venido después, desde las viejas Concepciones Estatales, Platónicas como Aristotélicas, Rousseau y su Social Contract, el nacimiento del Constitucionalismo, Montesquieu y la Teoría de la Separación de Poderes y el reconocimiento de los Derecho Fundamentales de las Personas, concluiremos –inobjetablemente– que la libertad forma parte de la evolución del hombre y que ha sido tema de discusión y polémica durante toda nuestra existencia y que además se denota una gran dependencia, o necesidad, del hombre a vivir con otros en sociedad para facilitar la respuesta a sus necesidades. Siendo así y dando cuenta que al fin el hombre es libre y que en medio de tanta libertad depende de otros para poder aplacar su necesidad de bienes que le aseguren la subsistencia; la misma relación de dependencia, ¿no constriñe la libertad?

A continuación enfocaremos el tema según algunos autores.

Volviendo a Guillermo Cabanellas define a la libertad en una forma genérica como: "Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo cual es responsable de sus actos", sin embargo este mismo autor asigna, en el campo jurídico, la siguiente sentencia: "Entendida la libertad como autonomía individual, absoluta en el pensamiento, y mayor o menor según las relaciones surgidas de la convivencia social, ha movido a definiciones de juristas y legisladores. Envuelta en la anonimia, pero aureolada por notable perspicacia jurídica, los romanos decían: "Libertas est potestas faciendi id quod Jure licet" (La libertad es la facultad de hacer lo que el derecho permite)".

Justiniano transcribió en el Digesto el concepto y las palabras similares de Florentino: la libertad es la facultad de hacer cada uno lo que le plazca, salvo impedírselo la fuerza o el derecho.

Aún encadenada así en algo la libertad, su valor es tan grande que Gayo la consideraba como el mayor de los bienes: "Libertas omnibus rebus favorabilior est" (La libertad es la más preciada de las cosas). Y tan elevado es su precio que, ratificando a su colega Ulpiano, exclamaba: "Libertas pecunia lui non potest" (la libertad no se puede pagar con dinero). Los piratas sarracenos, con los cristianos medioevales y los guerrilleros morunos con los prisioneros de guerra del siglo XX, demostrarían que aquel insigne jurista no siempre estaba en lo cierto.

Paulo, a su vez, expresaba: "Libertas ad tempus dari non potest" (La libertad no se puede conceder temporalmente). Por que esa amenaza de retornar a la esclavitud amarga, como simple condena a la libertad, la transitoria liberación. No obstante, en la realidad procesal y como atenuación penitenciaria, se conoce esa libertad revocable o en cuotas que representan instituciones como la libertad provisional de los procesados y la libertad condicional de los condenados de ejemplar comportamiento ulterior.

Las Partidas, inspiradas en el Digesto, caracterizaban la libertad cual "poderío que ha todo hombre naturalmente de hacer lo que quisiese, sólo que fuerza o derecho de ley o de fuero se lo embargue".

En Francia, en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, la libertad se consagra como Derecho Fundamental en el artículo 2° y se define en el 4° en estos términos: "La facultad de hacer todo aquello que no perjudique a otro".

Como conducta personal, la libertad se entiende en el sentido más amplio y a la vez ingenuo. En el Anarquismo Puro, como aquella potestad de hacer lo que se quiere, imposible por carecer de omnipotencia y por el respeto que infunden los demás en su individualidad y en su conjunto. Con sentido más moral, la libertad se circunscribe a hacer cuanto no daña a otro, con la imprecisión consiguiente al daño y a la autoridad para apreciarlo. En aspecto más jurídico, la libertad consiste en el derecho de hacer cuanto las leyes permiten y todo lo que no prohíben.

Desaparecida la esclavitud, al menos en sus formas más groseras, la libertad personal está garantizada en el orden civil, y es irrenunciable e inalienable. No sucedía así en el Derecho Romano, donde dada la extensión de las facultades individuales, el mayor de 20 años podía vender su propia libertad y transformarse en esclavo, condición digna del capaz de tal suicido moral.

El propio Escriche, partícipe del entusiasmo que la libertad suscitaba en todos sus aspectos y más en la España del siglo XIX, luego de su calvario constitucional y de la primera de las guerras civiles ganada bajo su signo, declara que la libertad –en su sentido natural y verdadero– es la facultad que tiene el hombre de obrar o de no obrar en todo, como crea convenirle. Por eso toda la ley le es contraria, por que toda la ley le ataca y disminuye. Pero no llega a una conclusión anarquista, como buen jurista.

Por eso agrega que la ley que nos quita una parte de nuestra libertad nos asegura la porción que nos queda, confiriéndonos los derechos de seguridad personal, de protección para el honor y de prosperidad; de modo que el sacrificio que hacemos para adquirir tan preciosos bienes es mucho más pequeño que la adquisición. La libertad, pues, de los ciudadanos, será mayor o menor según la mayor o menor gravedad de los obstáculos que la ley oponga a sus acciones o actos; y tales pueden ser las leyes de un estado que absorban casi enteramente la libertad de los individuos que lo componen.

La libertad, por la que se luchaba empeñosamente en Europa en el curso del siglo XIX, se ha convertido en el siglo XX en divisa de carácter internacional. Con el lema de la "Libertad de los Pueblos" hicieron los luego vencedores de la Primera Guerra Mundial; pero a ello siguió una ola de dictaduras en Europa, como nunca se había conocido desde el destruido Absolutismo Real. Por la aspiración de la "Libertad del Iindividuo", oprimido en los sistemas totalitarios, se anunció que se batallaría en la Segunda contienda universal; y también los triunfadores –a tanta distancia ya de su victoria– tienen mucho que cumplir.

El ansia de libertad, inextinguible en los individuos y en los pueblos por larga que la opresión se muestre e insaciable por mayor tolerancia que se logre o consienta, se manifiesta en la vida de los países coloniales como sentimiento de emancipación e independencia.

2. Generalidades

Hay tantas respuestas de libertad como hombres en el mundo. Para unos libertad significa la ausencia de ataduras humanas; otros encuentran la libertad en la democracia; para muchos, la libertad es poder decir y hacer lo que mejor les parece; para otros es no estar esclavizado.

Según el Diccionario Enciclopédico Ilustrado de la Lengua Española: "la libertad es la facultad que tiene el ser humano de obrar o no obrar según su inteligencia y antojo; es el estado o condición del que no está prisionero o sujeto a otro; es la falta de coacción y subordinación; es la facultad que se disfruta en las naciones bien gobernadas, de hacer y decir cuanto no se oponga a las leyes ni a las buenas costumbres". En fin, de libertad encontraremos infinidades de acepciones y conceptos; pero para enfocarnos en los aspectos más resaltantes de éste significado tendríamos que penetrar en los puntos de vista histórico, religioso y ético.

Desde el punto de vista histórico, al igual que toda especie viviente procede por evolución de toda una cadena de especies sin que se produzcan nunca saltos espectaculares, así también toda conducta humana procede por evolución de toda una cadena continua de conductas anteriores, sin saltos espectaculares (y si los hay es preciso buscar los eslabones perdidos en vez de diseñar modernas mitologías). De lo cual es preciso inferir que lo que hoy denominamos LIBERTAD procede por evolución de la ESCLAVITUD, es decir que la realidad que hoy llamamos libertad es una forma evolucionada de una realidad antigua, ya extinguida, que denominamos esclavitud.

Para muchos libertad es el contrario de esclavitud (y no a la inversa). De manera que si no hubiese existido la esclavitud, ni siquiera se hubiera percibido ni definido la libertad, de la misma manera que si no hubiese oscuridad, nunca hubiéramos percibido y definido la luz, tan esquiva por lo demás a ser definida.

Esclava es la persona que no es dueña de sí misma, sino que es propiedad de otra persona, física o jurídicamente. Por consiguiente, libre sería la persona sobre la cual nadie ejerce derecho de dominio, es decir de amo.

Y la primera duda que nos asalta es si no existe la barrera natural, el límite (finis) de la libertad: ¿qué es la esclavitud? ¿Cómo podemos definir esa realidad? Al no tener límites se nos convierte en indefinible, es decir en in-finita, con lo cual a cualquier cosa se le llama libertad.

Ahora bien, encontramos también que desde la perspectiva religiosa, la libertad es simplemente la verdad de Jesús. Para los religiosos, él es el modelo y el ejemplo de lo que realmente significa ser libre. Sobre todo, Jesús estaba libre del pecado Su vida entera era una expresión perfecta de la justicia de Dios en todos los sentidos. Este hecho es tan conocido que no es necesario entrar en más detalles. También estaba libre de Satanás y de los poderes de las tinieblas. Podía decir de Satanás, "Nada tiene en mí" (Juan 14:30). Estaba libre del temor. Podía denunciar el pecado en los líderes religiosos. No temía a las multitudes que le querían matar. Podía fijar su rostro hacia Jerusalén e ir al encuentro de su muerte. Estaba libre de toda enfermedad. No hay testimonio escrito que indique que su salud fuera menos que perfecta en ningún momento. Estaba libre de la tradición religiosa. No tenía ningún respeto para nada por la religión que no procediera de Dios. Estaba libre de todas estas cosas y muchas más. Pero no sólo estaba libre de sino libre para. Estaba libre para hacer la voluntad de su Padre en todo y todos los días. Estaba libre para ser la perfecta expresión de su padre celestial en todo lo que decía y hacía. Estaba libre para dar su vida por nosotros.

La libertad que disfrutaba Jesús es la libertad que ofrece a todos aquellos quienes creen en él. En Romanos 8: 19-22 Pablo escribió: "Porque el anhelo ardiente de la creación es el de aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora" ¿Cómo se ha de entrar en esta libertad que predican las religiones cristianas? Encontramos la respuesta en el versículo que ya hemos citado "Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". En la religión, la verdad que entra en los corazones de todos los seres humanos, es la que traerá la verdadera libertad a todos. No es la doctrina del hombre que entra en nuestras mentes lo que nos hará libres; si no la verdad que proviene de Dios.

"Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Jn 8.31-32). De acuerdo con las palabras del Maestro, la libertad del hombre se encuentra en la verdad de su evangelio.

La mentira es el antónimo de la verdad. A través de los tiempos, la debilidad del hombre lo ha llevado a mentir Los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda (Apoc. 21.8). La libertad es sinónimo de verdad en toda su esencia. La verdad a medias, no libera al hombre de sus pecados.

Muchos se convierten en esclavos de los vicios. El licor, el tabaco, las drogas, etc., una vez se posesionan del ser humano se le hace muy difícil liberarse de ellos. En Romanos 7:15-25 el Apóstol Pablo, todo un apóstol, confiesa lo difícil que se le hace vencer la carne. El verso 19 dice: "Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago, y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mi." Lo que es imposible para los hombres es posible para Cristo. "De cierto, de cierto os digo que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado" (Jn. 8.34). "Así que si el Hijo os libertare seréis verdaderamente libres." (Jn. 8.36).

La libertad es Cristo, porque el vino a romper las cadenas con que nos tenía atados Satanás. Cristo vino a dar la libertad a los presos que estaban encadenados a sus delitos y pecados. La libertad en Cristo no compara con ninguna otra cosa a que pueda aspirar el ser humano. Todo lo que tenemos que hacer es escuchar su voz, aceptar su invitación, y obedecer su palabra. Conocer la verdad no es suficiente para alcanzar la libertad. Sin la obediencia al Evangelio, nadie tiene libertad completa

En conclusión la libertad necesita de la verdad. La libertad requiere del entendimiento (facultad que busca la verdad) y de la voluntad (facultad que busca el bien). Usando ambas el hombre puede determinar dónde está el bien verdadero y escogerlo. La libertad puede aumentar en el sentido de adquirir mayor facilidad de conocer y escoger el bien. Mejorará a base de realizar buenas elecciones, pues se crea el hábito de optar por el bien. La libertad disminuye con los pecados, pues los vicios dificultan elegir bien. "El que peca es esclavo del pecado". Por ejemplo, la persona que se deja vencer por la pereza cada vez se vuelve más perezosa y le cuesta escoger bien en asuntos que supongan esfuerzo. Los que ayudan a ser libres son los que difunden la verdad –"la verdad os hará libres"–, y ayudan a escoger el bien. Por ejemplo, quien invita a un amigo a drogarse le dificulta la libertad atándole a ese defecto; en cambio, quien anima a trabajar, rezar o comportarse bien facilita el buen ejercicio de la libertad.

Quien hace el mal adquiere un vicio y si ejerce un acto bueno adquiere una virtud. ¿Por qué? Según los grandes socráticos, es imposible que un hombre ejerza un acto libre sin que en su misma índole de hombre adquiera una profunda reconfiguración intrínseca. La vida humana está entretejida de multitud de actos, pero no es indiferente actuar bien o mal, porque cada acto tiene consecuencias externas, pero también –y sobre todo– consecuencias internas.

Los vicios nos encadenan, las virtudes contribuyen a hacernos más libres. La libertad es un valor que a menudo está oscurecido. A veces se escucha ¡déjame hacer mi vida! Aquí está la oportunidad para hacerlo. ¿Por qué? Primero, porque en el paso al acto el ser humano no puede ser sustituido. El hombre está en sus propias manos, dice la Antropología Clásica; nadie puede sustituir su iniciativa. Este hallazgo clásico lleva a formular la libertad como Causa Sibi, ser causa en orden a actos, ser causa para sí en orden a actos: desarrollarse, actualizar sus facultades corre a cargo de cada cual.

Los actos virtuosos los ejercitamos desde la libertad y sólo así podemos progresar en esa libertad. Por eso, la gran tradición clásica hasta Tomás de Aquino, sostiene que el invalorable don de la libertad radica en controlar la propia conducta, es ser Causa Sibi. La libertad ante todo es el autodominio. Es dueño de sí el que tiene virtudes y no es dueño de sí el que no las tiene porque tiene vicios. Por eso, la alternativa ética es ontológica, afecta al ser mismo del hombre: uno se hace bueno o se hace malo. ¿Cómo se hace bueno o se hace malo? A través de sus actos, por esto es por lo que son importantes puesto que el origen de la moralidad está en los actos y éstos se determinan por sus objetos.

Libertad no es hacer lo que nos da la gana –eso es el libertinaje, corrupción de la libertad– sino hacer lo que hay que hacer, es decir, realizar las cosas según el querer de Dios no forzosa o necesariamente sino libremente, porque nos da la gana de hacerlo.

La mayor libertad se da en el donde la inteligencia y voluntad alcanzan su mayor perfección, descubren con toda facilidad donde está el bien verdadero y eligen siempre con acierto.

3. Libertad en lo religioso, moral y ético

Libertad de Expresión es la libertad de expresar pensamientos, ideas o creencias a través de la palabra (escrita u oral), la expresión artística, científica, etc. Por supuesto que esta libertad tiene sus límites lógicos. Uno de esos límites es el derecho al honor. Otro es el respeto a los sentimientos religiosos de la persona. Por otro lado, no habría que olvidar tampoco, que el Derecho a la Libertad de Expresión es también un derecho importante en una sociedad democrática.

Considerado lo anterior, surge ahora una reflexión interesante: si el Derecho es capaz de establecer unas pautas éticas tan elevadas cuando regula la libertad de expresión y el derecho al honor, ¿debería ser inferior la norma para los que se rigen además por principios cristianos? Si se acepta que el espíritu de las enseñanzas de Jesucristo es mucho más excelso que las simples leyes humanas, ¿habría alguna justificación para que alguien usara el "lenguaje del odio" o la "vejación gratuita"? No parece que debiera ser así, sobre todo si se tiene en cuenta el espíritu de las admoniciones apostólicas:

Es triste reconocer que en mucho de lo que se publica, incluido Internet, aparecen expresiones no sólo de crítica o de cuestionamiento de doctrinas religiosas, sino también de "lenguaje del odio" o "vejación gratuita" cuando se denuncia a los Testigos de Jehová o a otras confesiones. Se olvida muy a menudo que la inmensa mayoría de las personas que los componen son personas de fe que desean hacer la voluntad de Dios y vivir vidas pacíficas.

Pero en otras ocasiones ocurre que son los mismos dirigentes religiosos de algunas confesiones religiosas los que inculcan en sus seguidores el desprecio a otros. Un ejemplo ilustrativo es el de los Testigos de Jehová. Sus dirigentes quizá podrían reflexionar en si es ético, desde el punto de vista del espíritu de las enseñanzas de Jesús, usar un "lenguaje del odio" o de "vejación gratuita" para con los que ya no están entre sus filas o a los que con todo desprecio llaman una y otra vez en sus publicaciones "apóstatas". Manipular incluso las Escrituras para inculcar odio y decir lo que en realidad éstas no dicen, puede verse en este ejemplo, según se publicó en La Atalaya 1 de octubre de 1993: "Los apóstatas están entre los que odian a Jehová y se sublevan contra él. La apostasía es, en realidad, una rebelión contra Jehová."

El tema es extremadamente sutil, pues el campo de la religión puede ser muy sinuoso y se escapa muchas veces al Derecho Positivo. La falta de ética por parte de los que permiten y enseñan esa política de "aborrecimiento" sólo recuerda al mismísimo Espíritu de la Inquisición que despreciaba absolutamente todos los derechos y libertades de la persona humana.

De modo que, ¿quién tiene derecho de usar su libertad de expresión para "odiar", "vejar" o "mancillar" a otros? Puede tratarse de los ataques desmesurados o llenos de odio de personas particulares contra alguna confesión religiosa, o al revés, que sea una confesión religiosa la que a través de la propaganda de sus líderes mancille o veje el honor y buen nombre de personas. Pero según lo considerado hasta ahora, habría que llegar a la conclusión de que ninguna ley, jurídica o moral, podría justificar semejante conducta. Al fin y al cabo, ¿no es Dios el Padre de todos y el verdadero Juez de toda la tierra? (Santiago 4:12)

Sin de los derechos humanos o la falsedad. Pero parece también necesario tener en cuenta que, tanto desde la perspectiva del Derecho como desde los altos valores cristianos, no todos los modos tienen por qué ser lícitos, sobre todo si lo que se desea como meta final es rectificar las cosas para lo que es verdadero, educar en la justicia o contribuir para la edificación de los demás.

4. Libertad De Expresión

5. ¿Existen clases de libertad?

De acuerdo a Ortega y Gaset, el hombre se encuentra inmergido en el mundo y actúa en diferentes planos: en el plano material o mundo de la naturaleza, y en el espiritual o mundo de la cultura.

El mundo de la naturaleza es el mundo de la necesidad, pues está regido por la ley de casualidad, mediante la cual –de un modo ineluctable– a todo efecto corresponde una causa. En cambio, el mundo de la cultura es el mundo de la libertad, porque dicho mundo es creado por acciones humanas que son realizadas por el hombre no casualmente, sino obedeciendo aun principio teológico finalista. Una piedra debe caer necesariamente, de acuerdo con las leyes de la gravedad; un hombre puede o no realizar un acto, aceptando las consecuencias de su acción u omisión.

Siendo así, la libertad tiene un concepto amplísimo ya que puede referirse a las cosas del mundo de la naturaleza o bien a la del mundo de la cultura. Según Soler "si algún concepto hay cuyos atributos sean infinitos, inagotables, ese concepto es el de libertad".

La libertad absoluta no existe pues aún los cuerpos en el espacio se hallan sometido a las leyes de la gravedad universal de Newton o a las del campo unificado de Einstein.

En el mundo de la cultura tampoco existe la libertad absoluta, por cuanto ella debe detenerse ante la esfera de la libertad de los otros hombres con quienes convivimos.

De allí que la libertad sea una entidad relativa y podríamos conceptuarla como la no sujeción a algo. Pero esta concepción, vaga y generalizada, debe delimitarse; así decimos: libertad física, o sea no sujeción a algo material; libertad biológica, o sea vida independiente de otros organismos; libertad política, o sea gobierno propio que es independencia con respecto a lo externo y posibilidad de elegir gobernantes o de ser elegido en lo interno; libertades públicas; libertades civiles; libertades económicas; etc.

En el mundo de la cultura, la libertad puede ser individual o colectiva. La libertad colectiva consiste en la independencia con respecto a otros Estados.

La libertad individual puede ser pública o privada, o sea libertad política y libertad civil, dentro de la vieja denominación de Aristóteles.

Así tendremos que una aproximación al concepto de libertad nos la hace mostrar como un derecho, como un derecho imprescindible e inalienable de la persona humana, insito a ella y por ende perteneciente indisolublemente a su naturaleza.

Esto nos conduce a la concepción de la libertad como un derecho natural, un derecho natural fundamental y primordial.

De acuerdo a la Enciclopedia Jurídica Omeba, tendremos que Libertad en el sentido de la Filosofía del Espíritu, "es el estado existencial del hombre en el cual éste es dueño de sus actos y puede autodeterminarse conscientemente sin sujeción a ninguna fuerza o coacción psicofísica interior o exterior. Opónese así este concepto al de determinismo causal que, en la medida en que implica forzosidad, es y constituye una limitación a la posibilidad de obrar."

Lo que nos indica esta definición es que se debe entender por acto libre aquel que se ejecuta con dominio y propiedad en la decisión; esto es, con pleno conocimiento y facultad para realizar otro distinto o, cuando menos, para omitirlo.

La existencia de la libertad es un hecho de experiencia inmediata y universal en la vida humana; un hecho que es, a la vez, el de la coex

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