La Matanza de Acteal

Acteal

La Matanza de Acteal fue una incursión paramilitar en la localidad de Acteal, en el municipio de Chenalhó, ubicado en la región de Los Altos de Chiapas al sureste de México, el 22 de diciembre de 1997. Durante dicha incursión, fueron atacados indígenas tzotziles de la organización "Las Abejas", que se encontraban orando en el interior de una pequeña iglesia de la localidad. El resultado fueron 45 muertos, incluidos niños y mujeres embarazadas. Todo comenzó solo porque los indígenas deseaban y rezaban por una ‘paz con dignidad’, pero a partir de los enfrentamientos del EZLN con el gobierno del Presidente Zedillo que ignoro un acuerdo llamado San Andrés que protegía los derechos y la autonomía de los indígenas, las fuerzas militares terrorificaron y desplazaron a las comunidades indígenas ‘Las Abejas’.

La población de Chiapas hacia sus condiciones mucho más difíciles, dando pie a la formación de grupos civiles de contingentes armados, como fuerza de detención a los rebeldes, provocando enfrentamientos con los zapatistas, estos se veían enfrentados contra paramilitares ‘priistas’ los cuales son favorecidos por la hegemonía administrativa de las cabeceras municipales que incitan a enfrentamientos violentos entre comunidades indígenas con las mismas costumbres, creencias y culturas y que según ‘los Abejas’, los ‘priistas’ arrastraron a los zapatistas a tomar armas, hacer atentados y emboscadas, algo con que no está acuerdo la comunidad indígena.

Posteriormente el gobierno de Pablo Salazar, que empezó a liderar desde el año 2000, fomentó la violencia rural armando milicias contra los zapatistas, ‘Las Abejas’ y a quien defendía la autonomía indígena, incrementando el desplazamiento y la crisis agrícola que tanto los afectaba. Para el gobierno los intereses valen más que la vida humana a la hora de hacer negocios con inversores extranjeros y es que la autonomía no les conviene, puesto sin ella la explotación de recursos se entregarían en condiciones favorables.

La solución a esta situación está en el cumplimiento del acuerdo de San Andrés u organización de contrainsurgencia paramilitar, pero suministrar armas en las venganzas y odios, entre pueblos destruyen estructuras sociales, descontrolan el potencial de violencia y renuncian a la mediación política mientras que el gobierno negocia un acuerdo de su conveniencia.

El rasgo más característico del paramilitarismo en los Altos de Chiapas es que nació de la pobreza indígena, instrumentalizada por los ‘priistas’ haciendo que la violencia fuera creciendo a lo largo de 1997, pero como ‘Las Abejas’ No se pudieron defender por que no tenían armas, decidieron hacer mesas de diálogo, mas ascéticas y devotas para quitar el miedo y convencer a la población civil de no abandonar las comunidades.

Antonio Gutiérrez dirigente de ‘Las Abejas’ que vivió el terrible día de la masacre de Acteal comenta ‘‘vivimos y trabajamos para que lo que hemos vivido sea de ejemplo para toda la sociedad civil que llega a visitarnos’’ y cuenta detalles de aquel día:

Las comunidades indígenas había estado oración durante dos días, el día de la masacre, estaban en la iglesia orando, a distancia se oían balazos, ellos salieron de la iglesia y a unos 40 metros pararon a orar una vez más, se escondieron, pero los paramilitares disparaban hacia la iglesia y por la espalda de sus víctimas, los mataron, algunas mujeres y niños quedaban atrapados debajo de los cuerpos y en ese momento ellos con la fuerza de la religiosidad popular trataban de darle sentido a la muerte.

La religión es un factor decisivo que aunque amenazados a los campesinos podían convivir con la perspectiva de una muerte inminente, una sociedad campesina que aspira a controlar su conflictividad con sus propias instituciones comunitarias.

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