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La Realidad De La Exclusion Social

kienzu29 de Octubre de 2012

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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CALLAO

LA REALIDAD DE LA EXCLUSIÓN

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Desarrollo Económico

18/11/2010

RESUMEN

Con el restablecimiento de la democracia a mediados de los años ochenta la exclusión social evolucionó y cambió tanto como lo hicieron las sociedades. La exclusión se volvió más urbana y visible, y está dando origen a una percepción cada vez mayor de desvinculación e insatisfacción que afecta a amplios segmentos de la población y crea un terreno fértil para realizar experimentos populistas que erosionan las instituciones económicas, sociales y políticas de la democracia.

Tradicionalmente se ha entendido que la exclusión es resultado de la estigmatización y la discriminación que padecen grupos fáciles de identificar por su raza, etnia y género. Se puede observar las múltiples privaciones que sufren los excluidos como consecuencia de su falta de acceso a instituciones y recursos mediante los cuales quienes están integrados obtienen resultados valiosos en una economía de mercado.

La sabiduría convencional sostiene que las múltiples carencias padecidas por los grupos tradicionalmente discriminados (pueblos indígenas, afro descendientes, mujeres) son producto de la discriminación abierta. La democratización, la estabilización macroeconómica y la globalización modificaron drásticamente la manera en que funciona el Estado y alteraron los canales de inclusión social, política y económica que el Estado de bienestar, en una versión trunca, proveía a unos pocos afortunados. Estas fuerzas modernas interactúan con las fuerzas de exclusión tradicionales y han vuelto más vulnerables a la exclusión social a segmentos de la población más amplios y más diversos.

El mercado de trabajo es uno de los ámbitos sociales donde las fuerzas modernas de exclusión (en gran medida de origen económico y social) han ampliado, tanto en magnitud como en alcance, el impacto de la exclusión social. El desempleo creciente, los niveles mediocres de crecimiento y una demanda cada vez mayor de educación aumentaron la proporción de empleos con bajos salarios en los últimos 15 años.

Pese a la igualdad formal de derechos políticos consagrada en las constituciones nacionales, los sistemas democráticos suelen limitar los canales formales de influencia de algunos grupos de la población. La movilización social tiene el potencial de dar más voz a los excluidos y de hacer que el sistema político preste atención a sus reclamos. Esto sugiere que los movimientos sociales pueden ser parte de la solución más que del problema para las democracias que están evolucionando.

INTRODUCCION

La exclusión social incluye al menos tres dimensiones: económica, en términos de privación material y acceso a mercados y servicios que garanticen las necesidades básicas; política e institucional, en cuanto a carencia de derechos civiles y políticos que garanticen la participación ciudadana y sociocultural, referida al desconocimiento de las identidades y particularidades de género, generacionales, étnicas, religiosas o tendencias de ciertos individuos y grupos sociales.

Es necesario precisar algunas ideas y conceptos, ya que al parecer la exclusión social es vista o entendida de muy diversa forma, como marginación, racismo, pobreza, olvido, atraso, subdesarrollo, desintegración o cualquier otro problema que una persona o grupo pueda padecer, y ello no contribuye a la toma de decisiones ni a la formulación de políticas públicas adecuadas para reducir la exclusión.

La Exclusión Social se puede definir como una situación de carencia relativa (en aspectos económicos, sociales, culturales, políticos, etc.) que tiene determinado grupo poblacional frente a otro, pero que incorpora a su vez la valoración de dicho grupo a esa situación concreta. En otras palabras su carencia se pondera con la importancia que le dan o no a la misma.

La cuantificación y medición de la exclusión social captura, de ese modo, no solo la multidimensionalidad del problema sino también la heterogeneidad existente al interior del grupo. No todos los socialmente excluidos lo son de la misma forma, en los mismos aspectos y en la misma dimensión, así como la mayor o menor carencia de algo no implica necesariamente una mayor o menor exclusión. En este sentido, la exclusión social se da en cualquier estrato socio-económico, y es posible medirla al interior del estrato o entre estratos.

La exclusión social, es un tema que hace una década atrás no era tomado en cuenta; sin embargo, ahora se puede escuchar a políticos, empresarios, líderes de opinión y tomadores de decisiones hablar de la exclusión social, incluso en los círculos académicos especializados en temas sociales.

MARCO TEORICO DE REFERENCIA

LA EXCLUSION SOCIAL

La exclusión social es el proceso acumulativo sobre una persona de factores negativos, con barreras y límites que la dejan fuera de la participación en la vida social mayoritariamente aceptada. Estos límites y barreras son de origen muy diverso y van más allá de la carencia de ingresos, pues incluso estando la persona en una situación de extrema pobreza, puede no padecer exclusión social, si bien es probable que esté en riesgo de exclusión.

Conviene diferenciar entre exclusión o marginación social, e inadaptación, la clave radica en el conocimiento que de su propia situación tenga la persona. Así, la persona inadaptada es aquella que toma conciencia de su situación e intenta rebelarse y, la marginada o excluida, es la que se sitúa fuera, en los límites de lo establecido estándar y socialmente como normal. La exclusión, va unida a una elevada dificultad para superar la situación de marginación, cayendo con frecuencia en un ciclo o inercia negativa que sin la ayuda de medidas y apoyos externos resulta difícil de superar.

ORIGEN

Desde el punto de vista histórico:

En la década de 1970, intelectuales brasileros entendían que la “exclusión social” constituía, en realidad, un gran ejército de reserva funcional al proceso de acumulación del capital mundial. Francisco de Oliveira (1975) y Lúcio Kowarick (1975), por ejemplo, comprendían la “marginalidad” como una forma peculiar de inserción de la población desempleada en la división social del trabajo. Pero para Mike Davis (2006), el 57% de los trabajadores de América Latina, el 40% de Asia y el 90% de África que están excluidos, en la informalidad, componen un vasto “proletariado informal”, lo que no puede ser llamado de lumpesinato ni mucho menos de ejército de reserva, pues ya no son reservas de nada y no hay un sistema económico capaz de absorber esa magnitud de desempleados. Para Robert Castel (1998), esos seres humanos son “inútiles para el mundo”. Sin embargo, para los trabajadores y trabajadoras que salieron a las calles de Caracas en defensa de la Revolución Bolivariana, “globalización” y “exclusión” significan, en verdad, exigencias del imperialismo estadounidense e imposiciones de la burguesía local. Esos seres humanos, como afirma Castel (1998), ¿son, de hecho, “inútiles para el mundo” y excluidos del proceso histórico?

Desde el punto de vista religioso:

En un plano diverso, se habla de “la exclusión de la religión –particularmente la cristiana, pero no exclusivamente– del ámbito público”. Esa exclusión, junto con el fundamentalismo religioso “impiden el encuentro entre las personas y su colaboración para el progreso de la humanidad”. Como consecuencia, “la vida pública se empobrece de motivaciones y la política adquiere un aspecto opresor y agresivo. Se corre el riesgo de que no se respeten los derechos humanos, bien porque se les priva de su fundamento trascendente, bien porque no se reconoce la libertad personal”. Resumiendo, en el laicismo y en el fundamentalismo se pierde la posibilidad de un diálogo fecundo y de una provechosa colaboración entre la razón y la fe religiosa; ésta pérdida comporta un alto coste para el desarrollo de la humanidad.

Por último, en la conclusión de la encíclica, se subraya: “El humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano”, pues “sin Dios el hombre no sabe dónde ir ni tampoco logra entender quién es”. Al reconocer que Dios llama a cada persona a formar parte de su familia como hijos suyos, se abre la capacidad de forjar un pensamiento nuevo y concitar nuevas energías al servicio de un humanismo íntegro y verdadero. “Por tanto, la fuerza más poderosa al servicio del desarrollo es un humanismo cristiano”. Con otras palabras del mismo pasaje, “El amor de Dios nos invita a salir de lo que es limitado y no definitivo, nos da valor para trabajar y seguir en busca del bien de todos”.

DIMENSIONES DE LA EXCLUSION SOCIAL

La exclusión social es multidimensional, y sus dimensiones pertenecen a tres áreas de gran importancia como son: los recursos, las relaciones sociales y los derechos legales, y son las siguientes:

1. PRIVACIÓN ECONÓMICA:

• Ingresos insuficientes.

• Inseguridad en el empleo.

• Desempleo.

• Falta de acceso

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