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La educación en la antigua India . La educación en la antigua China. La educación en el antiguo Egipto


Enviado por   •  2 de Octubre de 2019  •  Tareas  •  4.360 Palabras (18 Páginas)  •  726 Visitas

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La educación en la antigua India

La educación en la antigua China

La educación en el antiguo Egipto

Contexto histórico

Contexto histórico

La historia de la antigua China se divide en Época Preconfuciana (siglo XV al VI a.C.) y Confuciana (siglo VI). Confucio (552-479). La información sobre las primeras dinastías es escasa; después de una serie de dinastías inestables se registra la dinastía de los Chang (siglos XV a XI a.C.), con estructura social rígidamente jerarquizada, ya se utilizaba la escritura, contaba con un rey con funciones civiles y religiosas; contaban con un sistema administrativo relativamente desarrollado. Hacia el siglo XI emerge la poderosa dinastía Tcheu o Chou se impuso un código para la nobleza y otro para la clase popular; política paternalista y pedagógica; teoría política del Mandato celeste. Los abusos del régimen feudal ocasionaron su decadencia.

En el siglo VI a.C. surge un hombre excepcional, Confucio (552-479), se dedicó a elaborar y enseñar una concepción filosófica y político-social basada en las tradiciones de la vieja cultura china, sólo un reducido grupo de sus discípulos valoró sus ideas. Confucio-Kongfou-Tseu, el maestro Kong fue el máximo representante y configurador del pensamiento, de la forma de vida y la educación del pueblo chino durante siglos.

En la antigua China, prevalece lo político sobre lo religioso; notable desarrollo de la industria y la agricultura; no obstante, la autosuficiencia conduce al aislacionismo. Se construye una visión antropocéntrica de la vida: el hombre forma con la tierra y el cielo una especie de trinidad natural. El cielo es considerado como ser supremo; el dios del cielo desempeña un papel decisivo en la conciencia moral del pueblo chino, prescribe a los hombres una especie de pentálogo que regula las relaciones familiares y sociales: relación entre padres e hijos, la relación entre el soberano y los súbditos, la relación entre los cónyuges, la relación entre los hombres de diferentes edades y la relación entre los amigos. Después la especulación de los filósofos condujo al dualismo (dios del cielo-dios de la tierra); al panteísmo (dios del cielo, fuerza impersonal de la naturaleza) y al politeísmo (junto a los dioses del cielo y de la tierra, hay dioses de las provincias, distritos). Se ofrecían sacrificios de sangre, a veces, humanos. Los chinos profesan el animismo y la adoración de las fuerzas naturales; creencia en la inmortalidad del alma.

Junto a esta concepción ético-religiosa, está presente el taoísmo: la doctrina del Tao. Lao-Tsé (570 a.C.), un personaje relativamente legendario. El Tao-te-King concepción filosófico-religiosa de carácter nihilista, abstencionista y quietista, predica la inacción; no es de Lao-Tsé.

Contexto histórico

La civilización Egipcia se originó entorno al río Nilo y su comienzo histórico se dio con las dinastías tinitas (3300 – 2900 a.C) en la ciudad de Tinis donde se encontraba la capitalidad –el centro geopolítico-.

Para su estudio desde el punto de vista histórico, se realiza una subdivisión entre el Imperio Antiguo (2900 – 2200 a.C), el Imperio Medio (2200- 1600 a.C) y el Imperio Nuevo que transcurre hasta el año 1090 a.C.

Estos períodos correspondieron a la época de esplendor faraónico. Posteriormente se inició la llamada Época Democrática que fue una etapa de decadencia influenciada por la cultura griega y que finalizó con la dominación romana al quedar Egipto incorporado al Imperio Romano como una provincia más en el año 30 a.C.

La forma de gobierno en Egipto era una monarquía y la sociedad en su conjunto giraba en torno al faraón, que era a su vez el supremo sacerdote y considerado la encarnación del dios-sol.

El pueblo egipcio fue calificado como el pueblo más religioso del mundo por Heródoto.

En la religión, el faraón no sólo era el supremo sacerdote, sino que era la encarnación de uno de sus dioses.

Los egipcios ponían énfasis en la inmortalidad y tenían un sentido de eternidad que materializaban en el culto a sus muertos. Aunque tenían muchos dioses, existía cierta tendencia al monoteísmo ya que en los comienzos del Imperio Antiguo empezaron a intuir la intervención de un creador único y surgió la noción de Ptah –la divinidad local de Menfis- como el dios único, el “Señor de todo” y creador de todos los demás dioses.

Históricamente la supremacía política de una ciudad convertía a su dios local en dios supremo.

Los dioses estaban representados con forma humana y con elementos animales integrados.

La ética egipcia tenía el dogma de que era bueno lo que Dios amaba y malo lo que Dios odiaba y ésta creencia se concretaba en tres mandamientos: 1) Venerar a Dios; 2) obrar rectamente; 3) hacer bien a los semejantes.

El templo era el centro físico de la vida egipcia. No solo se les rendía el culto a los dioses sino que era también un centro económico e intelectual.

En la parte ético-jurídica  la legislación civil y criminal estaba bastante desarrollada hacia la 5ta dinastía; existía absoluta igualdad ante la ley al menos teóricamente.

La legislación penal era muy severa en la aplicación de las sanciones.

Se daba suma importancia a la familia la cual se componía generalmente del padre, la madre y los hijos; éstas eran muy numerosas y el divorcio fue algo muy raro aún en las dinastías decadentes.

Los egipcios creían que la naturaleza humana estaba compuesta  por cuerpo y alma y era en el cuerpo donde residía una pequeña réplica de sí mismo: el kha (espíritu o potencia vital), el ba (el alma espiritual) y la porción más espiritual del ser humano: el ach, la cual no se desarrolla hasta después de la muerte y estaba vinculada a la vida del más allá.

El concepto de educación

Concepto de educación

Para Confucio la educación implica la autenticidad. Para ello, lo fundamental es actuar con sinceridad, reconocer siempre la realidad de las cosas y del hombre tal y como es. La sinceridad es la vía del cielo. El que llega a la sinceridad es aquel que, habiendo escogido el bien, lo sostiene con firmeza. Las ideas de Confucio fueron desarrolladas por su discípulo Mencio, quien considera que la naturaleza humana es radicalmente buena. Los hombres tienen las siguientes cuatro bases: El sentimiento de compasión está en la base del amor al prójimo; El sentimiento de vergüenza y desagrado en la base de rectitud; El sentimiento de gratitud y modestia está en la base de la corrección y los sentimientos de aprobación y desaprobación están en la base de la sabiduría. Se considera que la mala educación sería la consecuencia de una perversión de la naturaleza humana, consecuencia del abandono del cuidado de uno mismo; desequilibrio interior, causado por el predominio inmoderado de unas partes de la naturaleza sobre otras.

Para Mencio, la educación es esencialmente autodesarrollo y se haya subordinada a la naturaleza; se inicia en el interior del educando. Ningún maestro puede educar, sólo puede orientar, “ nadie puede conducirme a la virtud si yo mismo no me esfuerzo en cultivarla”.

Contrario a lo anterior, en el taoísmo el planteamiento pedagógico es muy reducido. Se  caracteriza por una pedagogía negativa o negativista que prescribe una triple y radical abstención: abstenerse de conocer, de desear y de obrar; en consecuencia, lo mejor es no actuar, dejar al pueblo en la ignorancia y que todo siga su curso natural.

Concepto de educación

El concepto de Educación para los Egipcios esta determinado por la necesidad de trasmisión de sus costumbres y tradiciones, muchas de ellas de carácter vital como las relacionadas a la agricultura. Esta es por tanto la forma de asegurar la supervivencia de su cultura, la relación entre Educación y cultura se limita a ser la de trasmisión de la misma. Con este mismo fin también se incluyen dentro del concepto de educación la alfabetización o a la instrucción en la escritura, y los diferentes contenidos técnicos abarcados en las escuelas superiores. La enseñanza tenia una función primordialmente utilitaria, se enseñaba en las escuelas solo lo que sería utilizado en las diferentes profesiones, o bien lo relativo, por ejemplo, técnicas agrícolas en el seno familiar. No existe un tratamiento sistemático del tema de la Educación, prueba de esto es que los Libros Sapienciales no abordan el tema, solo se tratan temas morales y religiosos.

El fin de la educación y los tipos ideales de perfección

El fin y los objetivos de la educación

La palabra china que designa  la educación, se divide a su vez en dos, una significa enseñar (ésta a su vez tiene dos raíces que hacen referencia a la piedad filial y a la cultura: virtud y saber), la otra significa criar. Semánticamente, esto indica que la educación tiene tres objetivos: carácter ético; cariz intelectual y naturaleza biológica. La educación china de la época preconfuciana los objetivos giraban en torno a cuatro centros de interés: la vida moral del hombre, su progreso en las virtudes; la piedad filial (fundamento y raíz de las demás virtudes); la música y las ceremonias; y el entrenamiento guerrero.

La primacía correspondía a la connotación ética, es decir, a la formación moral. También para Confucio el principal objetivo de la educación ha de ser de naturaleza moral. Uno de los principales objetivos es la virtud de la piedad filial, la cual sirve de fundamento tanto al edificio moral como a las instituciones políticas. Según Confucio, la piedad filial cumple una función pedagógica de primer orden en tres terrenos: es propedéutica con vistas a la educación moral; es imprescindible para implantar un buen gobierno (“cuando el pueblo posee la piedad filial y la obediencia a los superiores, entonces será fácilmente gobernado”); y, tiende de modo natural a extenderse y a informar el conjunto de la vida social.

La educación moral se concretaba además en la adquisición de un conjunto de virtudes que se expresan con los términos jen (sentido moral; benevolencia o virtud de humanidad) y shu (tolerancia recírpoca; cortesía, magnanimidad, buena fe, diligencia y bondad). Los objetivos de la educación se encarnan en un tipo ideal de perfección que se identifica con la figura del kiun-tsé o chun-tzu.

El contrapunto del hombre superior es el siao-yun, el hombre vulgar, carente de educación  de modales.

Uno de los grandes objetivos que se propuso Confucio fue la restauración de un orden social -dinastía Tcheu- que se hayaba en un avanzado proceso de descomposición. Su proyecto pedagógico implica por eso una conversión personal de sus conciudadanos y una vertiente de renovación sociopolítica. En chino la palabra política significa rectificación (personal y comunitario). El instrumento básico para implantar la renovación ético-política según el confucianismo es el li. Concepto clave en la concepción de la educación y de la forma de vida de la antigua China y particularmente de la vida confuciana.

La palabra li tiene una pluralidad de significados en su extensión y comprensión. En primer sentido es: costumbre buena, éticamente valiosa; en la segunda acepción equivale a ofrenda que se hace a los antepasados: Todas las manifestaciones de la vida comunitaria estaban reguladas por el li. Presenta dos dimensiones fundamentales, íntima y estrechamente vinculadas: dimensión personal y dimensión social (en la visión occidental: vida privada y vida pública). Para la mentalidad arcaica, sólo la clase social aristocrática es capaz de regirse por el l;, sin embargo, posteriormente el li pasó a ser parte importante y esencial del plan habitual de formación del pueblo chino. El estudio y la práctica del li informaba por ello todo el sistema educativo. Del li se deduce una clara consecuencia para la acción educadora y la acción política; una misión importante del gobernante será implantar las buenas costumbres mediante el ejemplo. “ La salud y del buen funcionamiento de una comunidad dependen más de la bondad y sanidad de las personas, que de la bondad o perfección técnica de las leyes y de las instituciones.

El contenido y las fuentes de la educación

El contenido y las fuentes de la formación

El contenido del plan de formación se estructuraba en un cuerpo de materias o disciplinas (seis artes) que tenían por objeto: la formación moral a través de la música y la ceremonia o ritual; la formación física (tiro con arco y la conducción con carros de guerra); y, la formación intelectual que se concretaba en el aprendizaje de la escritura y las matemáticas. Los contenidos de la formación moral eran los más importantes. La música y la ceremonia se consideraban como los pilares de la educación.

Los libros clásicos chinos se hallaban divididos en libros preconfucianos y libros confucianos. Libros preconfucianos: El Shu Ching o libro de historias; Chen- King o libro de Odas; Y-King o libro de mutaciones; Li-Ki o libro de ceremonias; Yueh-Ching o libro de música; por último, los anales de Primavera y Otoño, escueta colección de hechos relativos al principado de Lu. Estos seis libros constituyen el fundamento de la educación superior; son sentencias transmitidas oralmente de generación en generación.

Libros confucianos, obras atribuidas a Confucio y a sus discípulos: el Liun-Yu o Libro de los Coloquios o Analectas; Ta-Shio o Gran estudio; Tchung-yung o Libro del Justo Medio Meng-Tsé o Libro de Mencio. La función de estos cuatro libros, era proporcionar al alumno un adecuado conocimiento del contenido y el espíritu de las doctrinas confucianas.

Las fuentes y el contenido de la formación

En el antiguo Egipto existía un depósito doctrinal de carácter científico-religioso, formado por los 42 libros del Thot. Éstos libros contienen: preceptos de la vida, una especie de ética de la convivencia, horóscopos, cuestiones de astronomía, de agrimensura y geografía; técnicas relativas al culto y a los enterramientos, disposición y dotación de los templos, embalsamientos, etc.; cuestiones teológicas y legales; Cuestiones anatómicas y médicas.

Había un claro predominio de las materias y contenidos científicos no situados en un nivel de especulación teórica sino en un nivel y con una finalidad y carácter eminentemente prácticos en el sentido ético y técnico. A esta fuente de la formación hay que añadir una vasta y variada producción literaria del tipo sapiencial, didáctico y moralizante de la que tomaban los contenidos básicos de la educación y de la enseñanza. Esta clase de literatura sapiencial, de carácter gnómico o proverbial, puede encontrarse también en las culturas mesopotámicas y hebreas.

El contenido de estas producciones literarias de tipo sapiencial es vario y heterogéneo; preceptos de educación cívica, política y moral; urbanidad; consejos del buen vivir; consejos prácticos de utilitarios, etc. Una muestra de este contenido era que la cualidad principal del discípulo era la docilidad.

Aparecían consejos sobre el dominio de las pasiones y el buen uso de las palabras. Se destacaban virtudes como la modestia y la circunspección, y la honestidad y fiabilidad del funcionario.

Se daban también normas relativas a la práctica de la justicia, al uso de las riquezas y en los sentimientos humanitarios.

A estas fuentes de la formación hay que añadir las de la literatura funeraria: textos de las pirámides; textos de los Sarcófagos; y especialmente el Libro de los Muertos en el cual se presentaba la confesión negativa de los pecados que nos permitían diseñar el ideal de la perfección humana.

La moral egipcia era una moral sencilla ceñida a los preceptos más elementales de convivencia: no matar, no ordenar matar, no hacer sufrir, no hacer llorar, no falsear la medida de los granos, no retener el agua, etc.

La sabiduría egipcia era proverbial entre los griegos que se sentían como niños ante los egipcios. Y aparte la formación egipcia era de carácter realista pero con una finalidad ético religioso. El saber tenía un sentido perfectivo y se concebía como un servicio a la divinidad. Existía una casta sacerdotal encargada de la custodia y transmisión del saber. Diversas materias integraban el plan de formación.

Una de las fundamentales era la escritura en tres versiones: la jeroglífica, la hierática y la demótica.

La escritura, el lenguaje y el culto a los dioses, la música la astrología y el cuidado del cuerpo constituían los seis dones del Thoth.

La figura del educador o maestro (gurú)

Las funciones del educador

La figura y la función del educador

El capítulo 41 del Li-Ki hace una descripción de la figura de un sabio, denominado con la voz china ju, la cual permite un retrato del maestro ideal. Confucio destaca cinco rasgos de la personalidad y estilo del ju: su independencia; un ju cultiva constantemente su inteligencia para estar en condiciones de dar consejo a quien lo necesite y solicite; su apariencia, un ju es prolijo en su vestido y cuidadoso en sus actos; su fuerza de carácter, un ju es afable, pero refractario a toda imposición violenta; su sentido de responsabilidad, su conducta y su estilo se traducen en un ejemplo para las generaciones siguientes; su holgura de espíritu y generosidad de carácter, un ju se esfuerza por ampliar sus conocimientos y no se aparte de la verdad. En el capítulo XVIII de Li-Ki se hace una descripción de la vertiente técnica y profesional del maestro ideal. Un buen maestro es el que guía sin arrastrar; exhorta sin sofocar; abre camino pero sin llevar a la meta y hace al discípulo pensar por sí mismo. Conoce bien la índole de sus discípulos: su condición sus capacidades, sus limitaciones y las diferencias entre unos y otros.

La figura del educador, se identifica con la figura del hombre superior (Kiu-Tsé).

La figura y la función del educador

En el antiguo Egipto la figura del gobernante asumía y compartía la función educadora. La figura del educador se diversifica y se materializa en las figuras del faraón, el visir, el sacerdote, y el escriba; aparte de los padres en el ámbito doméstico.

El perfil del educador ideal presentaba la doble faceta de la competencia o eficiencia propia del sabio, y de la calidad o excelencia moral propia del hombre bueno.

El faraón asumía oficialmente la función sacerdotal, la función de gobierno y la administración de la justicia. Era asistido, servido y atendido por una numerosa legión de personajes de toda la escala social.

El faraón colocaba al frente de la administración al visir, una figura de alto rango con múltiples atribuciones: primer ministro, director de hacienda, juez supremo etc. Era una figura clave en un gobierno bien organizado.

Se dedicaba a escuchar peticiones de los pobres y oír lo que el pueblo decía en sus demandas sin hacer distinción entre pequeños y grandes.

El sacerdote era otro de los puntales de la organización político-social y religiosa del pueblo egipcio; gozaba de una destacada posición dentro de la estructura sociopolítica y del noble prestigio poder e influencia como depositario del saber y de la ciencia y como responsable de la educación de la juventud .

Los sacerdotes egipcios hacían honor al altar función que tenían encomendada y a la destacada posición social que ocupaban, por su responsabilidad en el servicio que prestaba.

El faraón y los gobernadores provinciales mantenían la ley y el orden por medio de los escribas. Eran colaboradores directos del gobierno y los representantes de toda autoridad.

Indiscutiblemente la figura del escriba era de suma importancia en la sociedad, el buen funcionamiento del estado reposaba en ellos. Constituían una casta especial, sobre fines del Imperio Antiguo, con el desarrollo de la administración, surge una casta de escribas y el cargo comienza a transmitirse de padres a hijos. Tan alto podían llegar en el gobierno que son conocidas varias historias de “reyes sin corona”, dado que ocupando el cargo de visir o primer ministro algunos de ellos virtualmente gobernaban por el faraón.

El cargo de visir podía abarcar desde recaudador de impuestos hasta primer ministro dependiendo de la época y del grado que depositase en él el faraón.

El escriba era capaz de utilizar diversas escrituras y era el encargado de varias tareas administrativas entre las que se encontraban inscribir, contabilizar, clasificar y copiar. Además poseían conocimientos de una gran diversidad de contenidos, como ser matemática, geometría, geografía, historia, entre otros.

Su colaboración era necesaria para la recepción y transmisión de las órdenes escritas y para la mecánica de la administración de la justicia.

Eran lo que tradicionalmente se consideraba una persona “educada o letrada”, tenían una posición estimada por la sociedad.

La profesión de escriba resultaba muy atrayente para los jóvenes egipcios con posibilidades, talento, ambición y capacidad emprendedora.

Pero eran los padres de rango y posición social alta quienes estimulaban a sus hijos y les daban los medios necesarios para conquistar la envidiable posición socioeconómica que conllevaba la profesión describa.

Las enseñanzas de numerosas tablillas escolares que, además de una intención didáctica, tenían también una intención moralizadora, contenían numerosas exhortaciones de padres y maestros a sus hijos y discípulos para que escogieran la profesión de escriba y se esforzarán por conseguirla.

La mujer era muy valorada en la sociedad del Antiguo Egipto, el lugar que ocupaba era de mucha importancia si se comparaba con el lugar que ocupaban en la mayoría de las civilizaciones de la época e incluso de épocas posteriores. No se considera igual al hombre pero sí tenía roles que lo complementaban, esto se encuentra documentado por los griegos que, con gran asombro, destacaban que concurrían solas al mercado y a otros lugares públicos. La mujer era la administradora del hogar, prueba de esto se encuentra en varios papiros de la época que así lo indican, y otros que la exaltan y aconsejan al marido que la trate bien.

No existe exactitud o certeza respecto a si niñas y varones avanzaban a la par en el sistema educativo formal o público. De lo que no existen dudas es que varios faraones fueron mujeres, y de que éstas se desempeñaban en varias profesiones, como por ejemplo comerciantes. De esto podemos inferir que al menos algunas de ellas alcanzaron cierto nivel educativo.

El Papiro de Bulak aconsejaba al niño que jamás olvidara a su madre pues ella lo llevó largo tiempo bajo su pecho como una pesada carga y le dio a luz una vez cumplidos sus meses. En el ámbito familiar la mujer no sólo era la dueña y señora de la casa, sino que todas las propiedades se transmitían por línea femenina. Se cree que la relevante posición familiar y social de la mujer egipcia fue debilitándose con el paso del tiempo probablemente como consecuencia de la influencia de los pueblos que fueron dominando Egipto en los últimos tiempos

El sujeto de la educación. La condición del discípulo

El método, los medios y los recursos didácticos

Los métodos y recursos didácticos

Los egipcios iniciaban el proceso de enseñanza con el aprendizaje de la lectura y la escritura; proseguía con la gramática y el estudio de los textos clásicos y religiosos y culminaba con un conjunto de disciplinas de carácter más especializado. Todo el currículo se encontraba penetrado de un sentido ético religioso de carácter trascendente.

En el aprendizaje de la lectura y del escritura empezaba a una edad muy temprana y duraba varios años. Los alumnos aprendieron de memoria los diferentes glifos, luego silabea van y finalmente formaban palabras. Después comenzaban a copiar manuscritos sobre trozos de piedra caliza o de alfarería y cuando ya habían adquirido cierta habilidad se ejercitaban copiando textos más extensos en tablillas recubiertas de yeso para terminar haciéndolo en hojas de papiro o pergamino. El método de enseñanza consistía En la copia o dictado, memorización y recitado: el alumno aprendía de memoria y luego recitaba. Si cometía un error se le corregía de forma frecuente y corporalmente.

Los egipcios descubrieron la escritura y su invención se la atribuyeron al dios Thoth.

La mezcla de pictogramas, ideogramas y signos silábicos con sus letras, hizo del lenguaje escrito egipcio una mezcla de escritura y taquigrafía, muy difícil de aprender e interpretar.

Con el paso del tiempo la escritura adquirió otras dos formas de factura más rápida y esquemática; los griegos las llamaron hierática y demótica.

Instituciones formativas

Instituciones educativas

La educación comenzaba en el seno de la familia iniciando al niño en las costumbres familiares, sociales y éticos religiosos; también se le iniciaba en algún oficio o profesión como la agricultura o la artesanía.

La lectura y escritura, así como la adquisición de conocimientos científicos se realizaban en la escuela en dos niveles: elemental y superior. La escuela solía estar instalada en alguna de las dependencias del Templo o del Palacio Real.

Algunas instituciones docentes recibían el nombre de “Casas de vida”, quizás llamadas así porque una de las principales materias impartidas era la medicina.

Los sacerdotes eran los encargados de la enseñanza y quienes daban una educación rudimentaria a chicos de familias acomodadas: lectura, escritura y nociones de cálculo. Las escuelas de los escribas estaban instaladas en los Templos y Palacios. Eran escuelas superiores de carácter profesional en las que se daba la preparación necesaria para un escriba: la escritura  y diversos conocimientos técnicos.

Tipos de escuela del antiguo Egipto durante el Reino Nuevo y la Época Democrática.  (Manacorda, Historia de la Educación I)

El Reino Nuevo: La Escuela Generalizada y Consolidada.

En esta época se presenta la definición de la escuela, la tradición literaria aparece como el gran patrimonio a heredar y con el que identificarse, y los autores como el modelo perpetuo a reproducir. Un libro es mejor que una escuela inscrita, mejor que un muro construido sólidamente. La profesión de escriba aparece, de manera característica, destinada a aquellos cuyo físico es débil. Muchas de estas nuevas enseñanzas están en forma de carta enviada por un escriba evidentemente más anciano, y por tanto más sabio, a otro escriba más joven y todavía aprendiz.

La Época Democrática: Testimonios Egipcios y griegos

El objeto de la enseñanza, ya no es únicamente el hablar bien, o sea la oratoria política ejercida activamente en los consejos y asambleas, sino aprender "todas las reglas de los cortesanos", es decir, ahora se ensalza de manera desproporcionada la obediencia y la sumisión. Existió una educación propia de la casta de los sacerdotes, la cual se transmitía de padres a hijos y consistía principalmente en las letras sagradas", las cuales no están mejor definidas que los "conocimientos comunes", no exclusivos de los sacerdotes y difundidos entre los laicos, consistentes esencialmente en enseñanzas científico prácticas. Con respecto a la población que no pertenecía a la casta de sacerdotes, se establecen diferencias con respecto a la posibilidad de aprendizaje, por lo que se muestran tales diferencias:

  1. Población dedicada a un arte: Aprendían desde muy niños los oficios que debían ejercer a lo largo de su vida por medio de sus padres y parientes. Les enseñaban a leer y a escribir un poco, pero no a todos, a aquellos que se dedicaban a un arte específico.
  2. Población sin ningún arte: No se les permitía aprender ni técnicas culturales, ni técnicas productivas. No se les enseñaban a leer y a escribir.

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