La leyenda de ajedrez
Enviado por teresator • 24 de Septiembre de 2013 • 404 Palabras (2 Páginas) • 281 Visitas
Cuenta la leyenda que Lahur Sessa, un joven hindú modesto y humilde fue el inventor del juego del
ajedrez, y que al escuchar que el rey Ladava estaba triste, por la muerte de su hijo -cuya vida le había sido
arrebatada en una cruenta guerra-, le ofreció el juego como entretenimiento para olvidar sus penas. El Rey
al conocer el juego quedó tan maravillado que dijo al joven Sessa: - Quiero recompensarte dignamente por
este maravilloso regalo que tanto me ha servido para el alivio de mis amargas angustias, y para mostrarte
mi agradecimiento quiero recompensarte, con el mayor deseo que tengas-. Entonces el joven Sessa le
respondió: - ¡Poderoso señor!, no deseo más recompensa por el presente que os he traído, que el gusto
de haber proporcionado un pasatiempo a mi señor al fin de que con él alivie su infinita melancolía. Estoy
pues sobradamente recompensado, y cualquier otro premio sería excesivo-.
Sin embargo el Rey siguó insistiendo: – Me causa asombro tanto desdén por los bienes materiales, y
por ello te exijo que escojas una recompensa ¿quieres una bolsa llena de oro? ¿quieres un arca de joyas?
¿deseas un palacio? ¿administrar una provincia?...-. Ante la insistencia del Rey aceptó la recompensa,
pero no de oro, ni joyas, ni tierras, ni palacios. Deseo que mi recompensa sea en granos de trigo.
- ¡¿Granos de trigo?!-, exclamó el Rey ante tan insólita petición. -¿Cómo
quieres que te page con tan simple moneda?-. - Muy sencillo explicó
Sessa. Me daréis un grano de trigo para la primera casilla del tablero; dos
para la segunda; cuatro para la tercera; ocho para la cuarta; y así, sucesivamente
hasta la última casilla del tablero.
En fin, -dijo el Rey-, si ese es tu deseo, bien saben todos que he intentado
recompensarte con creces, y aunque crea que malgastas tu oportunidad de
enriquecerte, te di mi palabra y daré orden de que se efectue el pago
conforme a tus deseos.
Cuando el cálculo de los granos fue realizado, el Rey quedó asombrado y perplejo al comprobar que ni
con todos los graneros de la corte había suficiente trigo para pagar los dieciocho trillones,
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