Las Lagartijas No Son

Cuando de arte se trata, tengo muy presente una política propia: Sentir la obra antes de conocer el contexto, y es que cuando no se tiene ninguna información a la mano sobre dicha pintura o escultura, que es lo que ocurre regularmente, lo único que queda es fiarnos de nuestros sentidos, sin embargo, si la naturaleza de la obra exige forzosamente que expandamos nuestro conocimiento cultural como criterio de apreciación, lo consiguiente es resguardamos en el imaginario que ejercite nuestra memoria.

En el MUAC existen diversas esculturas que residen en el semántico de lo que bien dije, el lugar de las obras que rescatan recuerdos y asimilan palabras que asociamos al refugio cultural más cercano de nuestras mentes, banquetas que nos hacen sentir en casa, monumentos de corte minimalista en forma de relieves familiares y demás creaciones contemporáneas que sólo serían malinterpretadas por alguien haya vivido 100 años dentro de una cueva (no saber nada de historia del siglo XX en adelante). Tantas salas, y de las más interesantes, por el nivel de calidez, es la del inicio, aquella que trata de la era moderna en México, la transformación y distorsión del progreso que finaliza con la cereza del pastel, la gran… “América Letrina”, una exquisita obra de arte que hace indiscutiblemente una crítica, de forma prioritaria, al sur del continente, más que ninguna otra localización del globo, la analogía es perfecta, y estéticamente no hay nada fuera de lugar en el tema del retrete, mayores suposiciones empiezan a volar cuando te percatas que cualquiera se puede sentar en dicho excusado; por otro lado, no se puede dejar atrás a las piezas que se encuentran por arriba del Ecuador: México como unión con el norte (el tanque) y la taza del inodoro (América Latina), es brillante, simple y sarcástico. ¡Viva el post-modernismo! Ahora quiero saber quién eres, Damián Ortega.

Gente suele hablar de arte barato a aquel que no recurre a las tareas poco evidentes para poder entender y/o apreciarlo, pero eso es una idea probablemente poco sofisticada por que cabe recordar que el arte clásico, que se haya como base en muchos otros, tiene la intención de educar, de difundir, tal como la eucaristía en la era romana; Obras como ésta son fáciles de entender y esa es una buena premisa de la cual partir, más cuando se incluye al espectador cuando éste explora la dialéctica de averiguar si su pasado funciona en la certidumbre o por el contrario, si está lleno de decepciones y confusiones, o si también lo hace explotar en llanto/enojo por una verdad cruda que el dota como innegable de forma necia, cualquiera que sea la provocación y recepción a la cual se apunte, hace que me ahorre el cuestionarme si es arte o no, porque el arte es incitarnos a la filosofía o al sentimiento. Eso es el arte.

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