Las Mujeres Y La Cocina, La Combinacion Perfecta.

En la sociedad actual dividida por ciertos estereotipos, se genera una famosa discusión del por qué las mujeres solamente se deben encargar de las tareas domésticas, y una de estas es la de preparar los alimentos. Para los amantes de la buena comida consideran que las mujeres y la cocina son la combinación perfecta, y un buen plato de comida hecha por ellas es prueba suficiente para demostrarlo. Aunque relacionar a las mujeres tan íntimamente con la comida es, en parte, un pensamiento retrógrado y machista, lamentablemente no todas logran esta combinación con la cocina.

A través de la historia, la mujer ha jugado un rol importante en el área alimenticia, desde que nace un bebe es ella quien lo acerca a lo más básico de la alimentación humana (la leche materna) y a medida que esta futura generación va creciendo, es ella quien le enseña a degustar las primeras creaciones culinarias. (Soto, 2010). Al reconocer este pasado culinario y tener conocimiento de quienes fueron las personas que han construido esta historia alrededor del mundo, son motivos suficientes para justificar que se debe seguir con la tradición, pero, los tiempos cambian y ahora la mujer está en la difícil tarea de decidir sí seguir o no seguir con esta tradición.

“Toda mujer está en la obligación de saber cocinar, no importa su educación, su profesión o si son madres perfectas, si NO saben cocinar son un desastre.”(Aguirre, 2011). Aunque suene de una manera tan agresiva, hay que admitir que cocinar para otra persona ó para la familia son gestos de buenos sentimientos y la comida es la perfecta representación de estos gestos. En el caso de las mujeres, cocinar les concede el privilegio de establecer el orden, las reglas y el respeto en el hogar, y lo más importante, el respeto consigo mismas. Para las mujeres que no saben cocinar, están sometidas a que alguna persona o específicamente un hombre las maltrate por un simple plato de arroz.

“… A mí me gusta mucho la cocina de ellas: tiene un algo, un sentido, una sensibilidad, que parece lejos del alcance de los varones.” (Álvarez, 2011). Una muy posible razón por la que muchas personas, principalmente los hombres, prefieren una comida hecha exclusivamente por las mujeres. En el caso de los hombres, no todos poseen la capacidad y el sentido culinario, ni la delicadeza para preparar y dar forma a un plato de comida. Los hombres son de echarle ese sabor o ingrediente por la sencilla razón de que “entre ponerle y no ponerle, es mejor ponerle”, ó “es mejor que sobre a que falte”. Esta es la famosa debilidad que se oculta con el orgullo del “todo lo podemos hacer sin su ayuda”.

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