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Las Muños Marin Salen De Compras


Enviado por   •  3 de Octubre de 2014  •  680 Palabras (3 Páginas)  •  386 Visitas

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Las Muñoz Marín salen de compras

Autor: Aquiles Nazoa

En Sears, una señora andaba como una hormiga loca sin resolverse por nada, cuando se topó con otra señora que también andaba como una hormiga loca.

-Guás, niña, óuh, tú por aquí? Yo te hacía en la vieja.

-¿Cuál vieja?

-La Vieja Uropas.

-Pues no. A última hora resolvimos dejar el viaje para el año retropróximo venidero. ¿Y tus,qué haces por aquís?

Ay niña, loca buscando un fulano papel tualé de Navidad que no se consigue. ¡No sé cómo van a hacer pupú esos niños este año!... ¿Y esos discos que llevas ahí, qué son?

-Música plástica. Tú sabes que a mi Freddicito le ha dado por la música plástica desde que vio el Valle Ruso en wescas York. Aquí le llevo la Sífilis de Chaplín, La Hipotética de Charcosqui, y una sinfonía de Schubert que me dieron más barata porque le falta un disco.

-¿Y eso fue todo lo que compraste? ¿Por qué no compraste la Novela de Beethoven el Divino Sórdido?

-Ya la tenemos. Freddicito la compró en wescas York tocada por la orquesta de Arturo Brinquinini. También tenemos El Marcanueces, El calvo de los Chismes, El Manubrio Azul y una ópera que se llama Tristán y la Sorda de la Warner Bros.

-Niña, pero entonces ustedes tienen una discoteca completa.

-Y eso que tú no has visto la billoteca. ¡Tenemos una billoteca!... Todas las noches me pongo mis anteojos jazzband, abro una caja de manzanas y me acuesto a leer Don pipote de la Mancha en inglés. ¡A mí me encanta Don pipote!

-Tendrán muy buenos libros, ¿verdad?

-Naturalmente. Todos están forrados en cuero. Vamos hasta ahí, que estoy buscando unas velitas de vidrio de esos que tienen agua hervida por dentro y echan bombita.

-¿De esas que parecen unas ampolletas rosadas?

-Yes... ¿Verdad que son un sueño? Figúrate que Freddicito trajo dos cajas de nueva York, ¿y tú crees que queda una para remedio?... Todas las hemos ido regalando entre nuestros amigos más ínfimos. Y a mí me dislocan esas condenadas velitas. Para ponérselas a las tortas de cumpleaños están soñadas. Uno las sopla y no se apagan como las otras.

-Ahí las tienes...

-Ah sí... (Llamando). Esteeem... ¡Mire, señorita! (Ahí viene. Pregúntale tú a cómo son).

-¿Very moch bolívar

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