Ley De Murphy

El otro día me desperté tarde para llegar a mi clase de 7 de la mañana y desde el momento en que me levanté todo ocurrió de la peor manera. Cuando me metí a bañar, el agua caliente se había terminado, me cayó champú en los ojos y ni cuenta me di de que el jabón se había acabado. Cuando estaba lista para irme (cabe aclarar que no alcancé ni a desayunar), el carro no encendía y tardé 10 minutos en poder hacerlo y para terminar mi mala suerte, me tocaron todos los altos desde Av. Patria hasta Av. Vallarta. No encontré lugar para estacionarme por lo que tuve que dejar mi carro hasta lo más lejos posible y corrí desde ahí hasta mi salón. Cuando llegué, media hora tarde, recibí un correo de mi maestro diciendo que no podría acudir a dar la clase. Peor mañana no pude tener.

La ley de Murphy es la forma de explicar todos los infortunios que ocurren: “Si algo puede salir mal, saldrá mal…”. Esta ley fue enunciada por Edward A. Murphy, ingeniero que trabajaba en las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos. Murphy estaba intentando medir la aceleración que el cuerpo humano puede soportar mediante 16 sensores.

Cuando las pruebas comenzaron y se creía que la respuesta sería positiva, lo sensores no marcaban nada. Tras revisar el mecanismo de los dispositivos, Murphy se dio cuenta que el error no había sido suyo, sino de los instaladores, en ese momento, enojado, dijo: “Si hay algún modo de que un técnico haga las cosas mal, las hará mal”. George Nichols, gerente del proyecto, escuchó la frase y empezó a divulgarla.

Como se puede ver, Murphy no dijo la ley como la conocemos hoy en día, lo que conocemos es la síntesis popularizada por el escritor de ciencia ficción Larry Niven, quién la utilizó en varias de sus novelas.

La ley de Murphy no tiene sustento científico, las cosas no tienden a salir mal, pero el cerebro suele recordar con mucha más facilidad los hechos malos a los hechos buenos, es por esto que sentimos que los hechos negativos son más abundantes a los positivos.

Siempre habrá un 50% de que las cosas salgan mal, pero no por eso empezaremos a tener una posición negativa, pues si solo pensamos en lo malo, invocaremos a la mala suerte. Siempre hay que ver las cosas positivas de los hechos y sacarle la mayor experiencia a los momentos en que creemos que las cosas no se podrían poner peor.

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