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Los Actos Linguisticos Basicos


Enviado por   •  25 de Julio de 2012  •  13.209 Palabras (53 Páginas)  •  2.232 Visitas

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LOS ACTOS LINGÜÍSTICOS BÁSICOS

Rafael Echeverría

ONTOLOGÍA DEL LENGUAJE

Según nuestra concepción tradicional el lenguaje describe la realidad. Cuando digo, por ejemplo, «el martes hizo sol», o «ésta es una mesa de madera», o «mi computador tiene un disco duro de 40 MB», estas frases se entienden normalmente como descripciones de las propiedades de diferentes objetos (el martes pasado, esta mesa, mi computador). Cuando digo «lo siento» o «muchísimas gracias», estas frases se entienden como descripciones de mis sentimientos.

Nuestro sentido común da por sentado que el lenguaje describe el estado de las cosas. Esta concepción supone que la realidad ya está ahí mucho antes que el lenguaje, y lo que hace el lenguaje es simplemente «hablar» de ella. Se supone que el papel del lenguaje es pasivo, que el lenguaje siempre llega tarde, cuando la realidad ya se ha establecido, ya ha ocupado su propio lugar, y que por lo tanto primero viene la realidad y después el lenguaje. Desde el sentido común, el papel del lenguaje pareciera ser el de dar cuenta de lo existente.

Esta es una interpretación muy antigua del lenguaje, cuyo origen se remonta a los antiguos griegos. Es tan vieja que normalmente olvidamos que se trata de una interpretación. Aún más, llegamos incluso a pensar que esta interpretación es, en verdad, una descripción de lo que es el lenguaje y, por lo tanto, una fiel representación de su propia «realidad».

Hay sin embargo una nueva interpretación según la cual cuando hablamos no solamente describimos una realidad existente, sino que presenta al lenguaje como acción. Tomemos un ejemplo. Cuando decimos a alguien «Te felicito», no estamos describiendo una felicitación, estamos realmente haciéndola. Estamos realmente ejecutando el acto de felicitar.

AFIRMACIONES Y DECLARACIONES

Al observar el habla como acción, quién tiene primacía? ¿El mundo o la palabra? ¿Cuál de los dos -la palabra o el mundo- guía la acción? ¿Cuál «manda»?

El filósofo norteamericano, John R. Searle, propuso que cuando hablamos, ejecutamos un número específico de acciones, que llamó «actos del habla». Searle sostuvo que, sin importar el idioma que hablemos, sea español, inglés o chino, siempre ejecutamos el mismo número específico de actos lingüísticos básicos. Estas acciones lingüísticas básicas son universales. Todos los seres humanos, independientemente del idioma que hablamos, al hablar hacemos afirmaciones y declaraciones.

A veces, al hablar, la palabra debe adecuarse al mundo, mientras que otras veces, el mundo se adecua a la palabra. Cuando se trate del primer caso, hablaremos de afirmaciones. Cuando suceda lo contrario, hablaremos de declaraciones.

A AFIRMACIONES

Las afirmaciones corresponden al tipo de acto lingüístico que normalmente llamamos descripciones.

No decimos que las afirmaciones describen las cosas como son, ya que nunca sabemos cómo realmente son. Sabemos solamente cómo las observamos. Lo que es rojo para uno puede ser verde para otro. ¿Quién tiene la razón? ¿Quién está equivocado? ¿Quién está más cerca de la realidad? Estas preguntas no tienen respuesta. Las distinciones entre el rojo y el verde sólo nos hablan de nuestra capacidad de reacción ante el medio externo; no nos hablan de la realidad externa misma.

Los seres humanos observamos según las distinciones (conceptos) que poseamos. Sin la distinción mesa no puedo observar una mesa. Puedo ver diferencias en color, forma, textura, etcétera, pero no una mesa. Los esquimales pueden observar más distinciones de blanco que nosotros. La diferencia que tenemos con ellos no es biológica. Nuestras tradiciones de distinciones son diferentes. Por lo tanto, la pregunta ¿Cuántos tonos de blanco hay realmente allí? sólo tiene sentido en el contexto de una determinada tradición de distinciones.

De manera similar, no podemos hablar de martes, Madrid y sol sin los conceptos de martes, Madrid y sol. Alguien que no tenga estas distinciones no puede afirmar «Hizo sol el martes pasado en Madrid».

Es necesario advertir, sin embargo, que la distinción entre lo verdadero y lo falso sólo tiene sentido al interior de condiciones sociales e históricas determinadas. La distinción entre lo verdadero y lo falso es una convención social que hace posible la coexistencia en comunidad.

Una afirmación verdadera es una proposición para la cual podemos proporcionar un testigo o evidencia. Al decir «Hizo sol el martes pasado en Madrid», llamaremos verdadera a esta afirmación si podemos demostrar que alguien, con quien tenemos distinciones comunes, habiendo estado allí el martes pasado, compartió lo que observamos.

Las afirmaciones no sólo pueden ser verdaderas, pueden también ser falsas. Una afirmación falsa es una proposición sujeta a confirmación, pero que cualquier testigo, cualquier persona que hubiese estado allá en esa ocasión, podría refutar. Si es refutado, va a seguir siendo una afirmación, pero falsa.

No todas las afirmaciones pueden ser separadas en verdaderas o falsas. Algunas no se pueden confirmar por no existir las condiciones necesarias para su corroboración. Los pronósticos del tiempo constituyen buenos ejemplos. Si alguien dice «Va a llover mañana», hace una afirmación y tendremos que esperar hasta mañana para determinar si esa afirmación es verdadera o falsa. En el intertanto su calidad va a ser de indecisa. Por regla general, las afirmaciones acerca del futuro tienen la calidad de indecisas.

Cada vez que ejecutamos un acto lingüístico adquirimos un compromiso y debemos aceptar la responsabilidad social de lo que decimos. El hablar nunca es un acto inocente. Cada acto lingüístico se caracteriza por involucrar compromisos sociales diferentes. En el caso de las afirmaciones, el compromiso social guarda relación con la necesidad de establecer de manera efectiva que la palabra cumple con la exigencia de adecuarse a las observaciones que hacemos sobre el estado de mundo.

Cuando afirmamos algo nos comprometemos con la veracidad de nuestras afirmaciones ante la comunidad que nos escucha. Contraemos una responsabilidad social por su veracidad. En otras palabras, nos comprometemos a proporcionar un testigo que corrobore nuestras observaciones o, en su defecto, de cumplir con cualquier otro procedimiento que, en la comunidad a la que pertenecemos, se acepte como evidencia.

Cuando hacemos afirmaciones

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