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Los Hombres De Celina


Enviado por   •  14 de Agosto de 2013  •  1.485 Palabras (6 Páginas)  •  469 Visitas

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LOS HOMBRES DE CELINA

Novela de MARIO HALLEY MORA.

Colección homenaje Nº 1

Diseño de tapa: ROBERTO GOIRIZ.

MARIO HALLEY MORA

por BERNARDO NERI FARINA.

Comentarios: JOSÉ-LUIS APLEYARD y JOSEFINA PLÁ.

Editorial EL LECTOR,

Asunción-Paraguay

2003. 164 páginas

MARIO HALLEY MORA (Por BERNARDO NERI FARINA) : Nacido en Coronel Oviedo el 25 de setiembre de 1926, Mario Halley Mora, periodista por esencia, fue uno de los escritores más prolíficos de nuestra literatura y, sin lugar a dudas, el más fecundo de los dramaturgos paraguayos.

Novelista, cuentista y autor de teatro, su legado es inmenso. Su talento, su creatividad y su producción, lo llevaron a ganar el Premio Nacional de Literatura en el año 2001.

Se puede decir que Halley Mora fue un escritor hecho a golpes de lectura. La lectura fue la gran pasión de su vida. Leía con una avidez incontenible, en sesiones torrenciales, lo que le ayudó a superar ampliamente su falta de mayores estudios académicos. Siempre recordaba que siendo aún pequeño, su hermano Gerardo le hizo leer EL ERIAL, de Constancio C. Vigil. Desde aquel momento, vivió ligado a los libros. A tal punto que leer y escribir fueron sus actividades primordiales, el sustento de su espíritu creador.

En los años 50 se inició en el periodismo e incursionó en la radio en calidad de guionista de programas humorísticos como LA PENSIÓN DE ÑA LIGA y posteriormente LA PENSIÓN DE ÑA LOLITA, donde continuó la tarea de verdaderos maestros del género de la dimensión de Néstor Romero Valdovinos.

En 1956, Ernesto Báez, molesto con la crítica que le hizo el periodista Halley Mora a una obra que representó en el teatro Municipal, le retó a que él mismo escribiera otra. Mario aceptó el desafío y así nació la comedia dramática EN BUSCA DE MARÍA. Ése fue el principio de su grandeza dramatúrgica.

Se tornó en un clásico del teatro paraguayo y creó obras referenciales como MAGDALENA SERVÍN, UN TRAJE PARA JESÚS, EL IMPALA, EL ÚLTIMO CAUDILLO, LA NOTICIA, TESTIGO FALSO, INTERROGANTE, UN ROSTRO PARA ANA (incluida por el Ministerio de Cultura de España en la Antología del Teatro Latinoamericano), LA MADAMA, LA MANO DEL HOMBRE y RAMONA QUEBRANTO. Escribió también la zarzuela paraguaya LOMA TARUMA, con música de Florentín Giménez. Entre 1956 y 1990, creó cerca de 60 obras. La mayoría de ellas fue llevada a escena por el más recordado de los actores paraguayos, Ernesto Báez, a quien Mario Halley Mora consideraba un hermano.

Su prodigiosa imaginación y su enorme capacidad narrativa, llevaron inexorablemente a Mario Halley Mora a otros estilos de creación. Así nació el novelista y el cuentista. Su primera novela, LA QUEMA DE JUDAS (1965), fue premiada por el diario La Tribuna. Luego vinieron LOS HOMBRES DE CELINA; CUENTOS, MICROCUENTOS Y ANTICUENTOS; MEMORIA ADENTRO, AMOR DE INVIERNO, MANUSCRITO ALUCINADO (Premio El Lector en 1993), OCHO MUJERES Y LOS DEMÁS, LOS HABITANTES DEL ABISMO, CITA EN EL SAN ROQUE y la autobiografía YO ANDUVE POR AQUÍ.

Tiene una novela inédita, RAÍCES DE LA AURORA, que fuera la base de la película LA SANGRE Y LA SEMILLA, con guión de Augusto Roa Bastos.

La poesía lo tuvo a Mario Halley Mora como un pasajero temporario. El escritor produjo en 1967 el poemario PIEL ADENTRO, con prólogo de Roque Vallejos.

Su asombrosa capacidad de observador lo convirtió en un gran narrador de pequeñas historias que Halley Mora convertía en apasionantes travesías literarias. Sus cuentos breves (algunos brevísimos) son muestra de ello. Por ejemplo EL PERRITO, premiado por la Revue Françaíse de París con el galardón Víctor Hugo. Otro de sus cuentos clásicos es LIBRETA DE ALMACÉN.

Incluso en el periodismo, Halley Mora demostró su talento literario, especialmente a través de aquella memorable columna en la contratapa del diario Patria, llamada COMENTARIO'I, que era como un bálsamo en medio del contenido de ese medio que respondía al régimen de Alfredo Stroessner. Esa sección era como un silencioso refugio para el autor que confesaba que en medio de su trajín creativo, debía aceptar el trabajo periodístico para vivir.

De natural callado y carácter reservado y casi hermético, Mario Halley Mora guardaba en sí una cualidad que parecía impensable al observarlo personalmente: un tremendo sentido del humor. Sobre todo en sus obras de teatro era finamente

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