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Los Ojos Del Perro Siberiano ( El Sida )


Enviado por   •  10 de Marzo de 2015  •  582 Palabras (3 Páginas)  •  734 Visitas

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EL SIDA

En esta historia “LOS OJOS DEL PERRO SIBERIANOS “se hace referencia a situaciones que se pueden plantear en algunas casas, ya sea por ignorancia o por mala información, en cuanto al trato o manejo de personas afectadas por el virus de HIV ( S.I.D.A.) o por otras enfermedades infectocontagiosas.

En este libro que trata la historia que le toco vivir a un niño, que se vio imposibilitado de crecer junto a su hermano mucho mayor que él y que contrajo S.I.D.A. Todo esto por la forma de pensar retrograda de sus padres y sociedad en que se movían.

Ezequiel que era el hermano, se fue de su casa, luego de tener una discusión con su padre, porque había dejado embarazada a una chica que era la hija de uno de los mejores amigos del padre valga la redundancia. Él se entera de todo esto por el mejor amigo Mariano.

Al poco tiempo de vivir solo contrae S.I.D.A. no se describe de qué manera.

Movido por la curiosidad, el niño ya cuando tuvo once años busco la manera de llegar a su hermano ubicando donde se encontraba. Ahí se entera que su hermano había contraído S.I.D.A. Ezequiel en su casa vivía con su perro siberiano, este le comenta que a este perro lo iban a matar por ser el más chiquito de la cría y por ser diferente, era más o menos lo que le sucedía a Ezequiel que la gente lo discriminaba. La única que sabía que le pasaba era su abuela que siempre estuvo a su lado.

A pesar de lo que le estaba pasando, Ezequiel, nunca se olvidó de sus padres y nunca el crítico por haberlo discriminado siempre los quiso a pesar de todo, eran sus padres.

Ambos recordaron cuando Ezequiel lo ayudo a caminar a los tres años. Le sostuvo la mano hasta que dejo de existir.

Paso el tiempo él se recibió y decidió ir a estudiar a una universidad de los Estados Unidos., despedido en Ezeiza por Natalia de quien se había enamorado y se encontrarían allá. Dejando atrás la enseñanza que le dejo Ezequiel quien nunca se entregó, “ninguna enfermedad te enseña a morir.

Te enseña a vivir. A amar la vida con toda la fuerza que tengas. A mí el S.I.D.A. no me quita, me da ganas de vivir”. Se fue con sus recuerdos.

Esta historia nos hace reflexionar, en lo que muchas veces sucede en nuestra sociedad, en lo que respecta al trato discriminatorio que se les da a los seres humanos en las enfermedades como el S.I.D.A. y otras enfermedades infectocontagiosas.

Algunas veces por ignorancia, se lo aparta, se los niega, pero esto no debe ser asi, todos tenemos el derecho de ser respetados, atendidos y tratados por igual. Debemos colocarnos en el lugar del otro y pensar si esto nos sucedería a nosotros ¿nos gustaría que nos discriminen?

A su vez las personas que padecen esta enfermedad como otra infectocontagiosa tienen la obligación de informarnos,

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