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Los poderes del Estado y la guerra asimétrica


Enviado por   •  13 de Junio de 2013  •  Tutoriales  •  1.895 Palabras (8 Páginas)  •  277 Visitas

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PREÁMBULO

La Guerra Asimétrica es aquella en la que un Estado, un País, un actor beligerante, casi débil e invulnerable y en desarrollo se enfrenta a un Estado con Fuerza Armada poderosa buscando combatir y ganar inicialmente más allá del teatro de operaciones (es el área activa de combate). El grupo menos poderoso aplicará acciones y actos contemplados, o no, en las convenciones existentes sobre la guerra. El único límite será la imaginación y la decisión de quienes conducirán este tipo de conflicto. Es la lucha que no admite ninguna clase de trabas. Es sinónimo de confusión y debe producir cambios en el tiempo y espacio.

En la guerra asimétrica cabe destacar que entran en juegos todos los poderes públicos de la nación con el apoyo de ellos y de toda la población o de la gran mayoría se lograra ejercer una buena presión frente al enemigo y se podrá obtener la victoria contundente frente a ellos.

GUERRA ASIMÉTRICA, EL ENTORNO

Guerra asimétrica.

La guerra asimétrica es un conflicto violento donde existe una gran desproporción entre las fuerzas tanto militares como políticas de los bandos implicados, y que por lo tanto obliga a los bandos a utilizar medios fuera de la tradición militar común. Entre estos medios se cuenta la guerra de guerrillas, la resistencia, toda clase de terrorismo, la contrainsurgencia, el terrorismo de Estado, la guerra sucia o la desobediencia civil.

En la guerra asimétrica no existe un frente determinado, ni acciones militares convencionales. Por el contrario, se basa en combinación de acciones políticas y militares, implicación de la población civil y otras operaciones similares.

La guerra asimétrica y la población.

Para que la estrategia asimétrica tenga éxito, es necesaria la participación de todos los ciudadanos del Estado. Es una obligación de los integrantes de la población participar en su defensa y así está tipificado en las leyes correspondientes. Los representantes de las instituciones del Estado democrático, son designados por el pueblo en el ejercicio de unos de sus deberes como lo es el participar en actos electorales, y es así que sus líderes son nombrados por los habitantes del Estado bien de manera directa o indirecta, lo que también es un acto de autonomía e independencia. Se ha indicado en apartes anteriores, que uno de los objetivos de la potencia que invade a un Estado, es materializar el control político de sus instituciones, con el objeto de someterlo y dominarlo.

Para negarle esta posibilidad a la potencia, se hace necesario que los habitantes del Estado estén comprometidos a participar en su defensa, bien como miembro de la Fuerza de Resistencia, o proporcionando apoyo a ella desde cualquier empleo que ostente y desde cualquier lugar.

Una forma de hacerlo es perteneciendo a su fuerza armada, la cual una vez materializada esta hipótesis de guerra, se empleará como Fuerza de Resistencia, a la que también pertenecen las reservas, guardias territoriales y demás ciudadanos que voluntariamente se sumen en este esfuerzo de patria. Pero el ciudadano que esté en un empleo público o privado y tiene conciencia nacionalista, su apoyo a la causa desde cualquier lugar es bienvenido, porque el Estado al que pertenecen todos está siendo agredido, es un Estado víctima de la potencia. El apoyo popular es prioritario desde todo punto de vista, en acciones de acarreo, de suministro de información a combatientes connacionales, de logística local, proporcionando primeros auxilios, ocultando combatientes connacionales o de países aliados, negando información a fuerzas de la potencia, conformando manifestaciones populares que expresan públicamente el rechazo a la invasión y sus consecuencias; entre otros.

El escenario descrito que implica el atropello de un Estado con un poder superior a un Estado con un poder mucho menor, para someterlo y dominarlo, justifica la participación y el esfuerzo activo y con compromiso de todos los ciudadanos de éste último, en su defensa y mantenimiento de su soberanía.

Los poderes del Estado y la guerra asimétrica.

La guerra es un instrumento político del Estado. En tiempos pasados era más común su ocurrencia y su utilidad como una forma de resolver las controversias y conflictos entre Estados. La participación en una guerra era condicionada a la decisión de sus autoridades quienes evaluaban otras alternativas o salidas al conflicto que resultaban infructuosas.

Pero ya inmersos en ella, demandaba un esfuerzo sin restricciones de todos los sectores del Estado, vale decir económico, político, militar, industrial, tecnológico, científico, cultural y social, entre otros, que se traducía en un apoyo sostenido a su fuerza armada que es la institución que lleva el mayor esfuerzo, responsabilidad y riesgo; hasta que formalmente se declaraba el término de la guerra o la suspensión de las hostilidades. Ocurrido esto, alguno de los Estados habría alcanzado los objetivos políticos propuestos, y el otro contendiente habría quedado en desventaja.

La guerra asimétrica no se aparta de esta teoría política; por el contrario en ella se evidencian con más claridad los objetivos políticos tanto de la potencia que invade o ataca militarmente a un Estado con un poder inferior, como los del Estado agredido que se traducen en mantener su autonomía, independencia, control de sus recursos y su libertad. Este escenario es nada fácil para el Estado agredido, pues prácticamente está en una marcada desventaja al hacer una comparación de fuerzas, y tal vez con un entorno que se traduce en un ambiente internacional favorable a los actos de la potencia. Estas son características presentes en los últimos conflictos; pero todos los Estados tienen derecho a su defensa, a garantizar su paz, su soberanía y su independencia. La forma en que los Estados en condiciones de inferioridad deben conducirse en

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