METAMORFOSIS DEL AMOR

METAMORFOSIS DEL AMOR

Por muchos años yo creía que el amor era lo más hermoso del mundo, el sentirte querido por alguien, pero ahora y solo ahora después de haber sufrido y hecho sufrir, me doy cuenta de cómo es el amor y en especial ahora sé cómo es el amor, puedo comparar el amor con el sol; antes creía que el amor era como el sol, que abarcaba todo el ancho de la tierra hasta donde el horizonte y la vita llegaban e incluso aún más allá como el universo, creía que todo giraba en torno  a  él, creía que todo tenia vida y razón de ser por él, creía que era capaz de calentar a todo y a todo incluso a los más fríos glaciares, en fin creía que sin el amor al igual q sin el sol todo moría y  no tenía razón de ser, pero en definitiva no es así ahora lo veo, el amor es como la Luna, pocas personas lo ven así y es la verdad, Porq!, simplemente porque al igual que la luna el amor aparece en mitad de la oscuridad, en medio del silencio y la soledad cuando ya no hay más que el susurro del silencio de tantos corazones, al contrario del sol, la Luna no calienta ni ilumina al universo, apenas ilumina la tierra y en pocas ocasiones da vida y solo en la oscuridad total ilumina generando una pequeña esperanza, la Luna al igual que el amor, no siempre es completa, de hecho hay noches en las que la Luna no sale y la oscuridad es la única que rige y gobierna, muchas veces el amor es como un cuarto menguante, es hermoso pero incompleto, otras es como la luna naciente, se siente una emoción única por ver algo iniciar, crecer, pero la expresión máxima del amor es como la luna llena, completa única esplendida y hermosa como solo ella, pero no siempre es posible tenerla y aquello en lo que más se asemeja el amor real a la luna  es que muere cuando nace el sol, el cual siempre resplandece en el cielo como la ilusión del amor que muchos anhelan y esperan con ansias ver.

Dichosos los q amaron cómo y con la luna, suertudos y felices los que amaron con la ilusión del sol, idealistas y enamoradizos, mis respetos a los realistas y sobrevivientes de las batallas que se dieron en la oscuridad del amor y pudieron amar con la luna.

Pero más que todo eso hay un momento especial, el eclipse, segundos mágicos en los que se vuelven uno solo la ilusión de ese amor puro e idealista que es como el sol y la luna el amor real, parcial, pero único en su tipo, pocos los llamados elegidos que pudieron amar o encontrar el amor en un eclipse vivieron las dos realidades del amor la que todos quieren creer y la que en verdad es.

EL REPARADOR DE CORAZONES

Como todas las personas anhelaba poder encontrar el amor de mi vida, aquella persona que me complete, que sea tan parecida a mí y a la vez tan diferente, con la cual yo pueda conversar horas de todo y nada a la vez, que cuando nos quedáramos en silencio no exista la necesidad de decir nada, que la única conversación que surja sea la de nuestras miradas, los latidos de nuestros corazones y esas irresistibles ganas de darnos un beso, pero lastimosamente hasta ahora estas cualidades no las encontré en la misma persona, mas al contrario en distintas cada cual con lo suyo, ninguna del mismo lugar, no tienen la misma apariencia, ni la misma edad o carácter, pero cada una de ellas única como solo ellas podrían ser, diría que algunas me rompieron el corazón y de la misma manera yo lo hice con otras, aunque y en definitiva rescato esto de una de ellas, “El corazón se lo rompe uno solo sin ayuda de nadie”, quizá por las ilusiones que uno se crea, engaños que se los cree y fantasías que uno sueña; Pero así también en mi vida ayude a cuidar, curar y por completo sanar corazones destrozados a los cuales después de dedicar tiempo, esfuerzo y amor no me correspondieron, los encontré agonizando, cuando ya no tenían fuerzas ni para latir, los levante, los limpie con mis lágrimas pues me identificaba con ellos con su sufrir, los complete con pedazos del mío, espere que retomaran fuerzas y cuando me disponía a ofrecer amor emprendían su camino muchas veces sin siquiera dar las gracias, se iban por caminos que muchas veces le enseñe yo, pues veía que su felicidad no estaba con migo, si no con alguien más, quizá un corazón perfecto sin rasguños ni trozos faltantes.

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