Machismo. Justicia Social
dari1924 de Septiembre de 2014
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INTRODUCCIÓN:
México, a través de su historia, ha sufrido de violencia y desigualdad por distintas causas. ¿Es posible que, en muchas ocasiones, se de por el poder que ejerce el “macho” mexicano? La práctica de violencia intrafamiliar en México es inmensa. En la actualidad, una de cada tres mujeres ha sufrido algún incidente de violencia extrema, es decir, estuvo en riesgo su vida, y ocho de cada 10 enfrentaron violencia psicológica. Esta cifra es altísima y alarmante, pues cada vez son más los casos de no sólo mujeres, sino también niños que son agredidos ya sea física o emocionalmente.
La familia toma un papel inmensamente importante. A la familia “se le reconoce como el principal sistema de seguridad social, al proporcionar un lugar donde vivir, alimento y refugio para sus miembros; sin embargo, esta dinámica protectora no siempre se presenta.” (Flores, 2008:pág. 50).
En la mayor parte de los casos documentados, el agresor resulta ser el padre o el hombre encargado de la familia; “Si bien la violencia la ejercen con más frecuencia los varones contra las mujeres y otras personas que se encuentran en posición de inferioridad…”(Cruz, 2008: Pág.110). Una persona agrede a otra que la piensa inferior. Por eso, en la violencia intrafamiliar, regularmente el hombre es el que agrede a sus inferiores, ya sean hijos o esposa. “La violencia intrafamiliar es un problema social y político, relacionado con la distribución de poder entre los géneros en una sociedad patriarcal.” (Teubal, 2001:pág. 33) Dicha violencia es un vínculo abusivo en el desequilibrio del poder. Se define como “todos aquellos actos u omisiones que atentan contra la integridad física, psicológica o sexual y moral de cualquiera de los integrantes de una familia” (Whaley, 2001:pág. 22). Así que a través de la violencia que ejerce el padre dentro de la familia, se pueden observar claramente situaciones de injusticia, desigualdad, discriminación, y aprovechamiento hacia los grupos más vulnerables (en este caso las mujeres y los niños.)
Los actos de agresión por parte de los adultos causan un fuerte impacto en sus hijos, pues son ellos quienes observan y absorben este tipo de conductas para, más adelante, implementarlas en sus propias vidas y familias. Los agresores, simplemente copian modelos de conducta aprendidos en su casa. “El comportamiento de los padres ofrecerá al hijo un modelo inmediato de reacción ante la frustración.” (Melero, 1993:pág.46) Por esta razón, el agredido aprende a vivir ofensivamente y resuelve sus problemas a través de la violencia. Cuando los niños están expuestos a la violencia familiar, aprenden a ver el mundo como si sólo existieran dos posturas: el agresor y el agredido.
La violencia intrafamiliar es una realidad fuerte en nuestra actualidad y, sobre todo, en nuestro país. En México, en uno de cada tres hogares del Área Metropolitana, se registra algún tipo de violencia, según el INEGI. Este tema no es ninguna novedad en la sociedad mexicana: la violencia intrafamiliar ha existido desde que tenemos memoria como país y es parte de la idiosincrasia de los mexicanos como pueblo. Según el INEGI, el 49% de los agresores en las familias, son los jefes del hogar. Esto se puede ver como un reflejo del papel que han jugado, juegan, y jugarán los hombres en la sociedad mexicana: son las “cabezas” de la familia, los machos, los que mantienen la casa, y por ende, pueden comportarse como les plazca dentro de la familia y llegar a agredir a los miembros de ésta. El 44.9% de estas agresiones afectan a los hijos, mientras que el 38.9% son contra las conyugues. (INEGI)
El género se define como los roles socialmente construidos por medio de una sociedad, a través de los años, para diferenciar a los dos sexos: hombre y mujer. Se conforma por múltiples actividades, atributos y comportamientos que definen a un individuo. Precisan el papel que tiene un hombre o una mujer dentro de una sociedad en un tiempo determinado. La comprensión de la masculinidad y feminidad es dependiente de la cultura, ideologías y relaciones interpersonales de cada sociedad.
Por otro lado, los medios de comunicación juegan un papel muy importante en los factores que provocan estas agresiones dentro de las familias. La imagen que se proyecta en los medios de los hombres machos, valientes y fuertes, desde las películas de Pedro Infante hasta las clásicas canciones rancheras y los corridos, se ha degenerado en el rol de un hombre agresivo y abusivo. Esto es una clara muestra de la dialéctica de la existencia humana que muestra los avatares, glorias y tragedias de los pueblos en su historia que afectan y marcan por siglos el carácter de cada pueblo e individuo. El “macho mexicano” es en realidad un tipo universal: una actitud en que puede caer todo ser humano en un momento dado en cualquier lugar del mundo.
MACHISMO:
El ser humano actúa y vive según una serie de creencias religiosas y/o morales; la selección de éstas dependen de varios factores como: sexo, raza, nacionalidad, familia y religión por nombrar unos cuantos. Todos los seres humanos viven bajo cierta cultura, “…sinónimo de tradición, educación, formación, es decir un concepto cómodo en el que encerramos multitud de cosas” (Elsa, Cecilia, 2009:pág.63). A través de los años, cada vez se ha hecho más evidente la influencia que tiene la cultura del ser humano sobre sus acciones y creencias, pero para que una cultura sea reconocida como tal, necesariamente tiene que ser una creación colectiva según explica Cecilia Elsa, pues las experiencias se crean a partir de factores externos y circunstanciales que se comparten de alguna manera en grupos, sociedades o civilizaciones.
La importancia que tiene la historia es indispensable para entender la cultura mexicana, que en muchos casos puede explicar las conductas sociales de interacción. En este caso, lo que se estará argumentando será las causas de las conductas actuales que llevan a la violencia familiar de México, conductas que de alguna manera están influenciadas directamente por discursos morales y tradiciones que han sobrevivido los años, y que se han pasado de generación en generación.
Aunque el machismo es un “problema” sobre la justicia social en todo el mundo, es en México que se ha adoptado esta postura como parte de su cultura y se ha vuelto casi un requerimiento para cualquier hombre que se considere un “verdadero mexicano”. La misma palabra “patria” surge de este fenómeno machista, pues deriva del latín patrius o “Relativo al Padre”. Escritores mexicanos importantes como Octavio Paz, explican el origen de dicha postura; remontándose hasta la época de la conquista española. En “El Laberinto de la Soledad” de Octavio Paz, se revela los principios de esta conducta: los conquistadores violaban a las indígenas, dejándolas criar solas a sus hijos, el único papel que tenía entonces el padre era el de la autoridad, el poder y el respeto de parte del resto de la familia. Desde este momento, quedan claros los roles de género: la madre sería quien le proporcionara amor a los hijos, y el padre se encargaba de asegurar la disciplina de estos.
La influencia española que llegó para quedarse durante la conquista de Hernán Cortés, no es de ninguna manera información novedosa para el lector mexicano, pues nuestra historia deja claro que tanto nuestro idioma como nuestras costumbres cambiaron a la llegada de los españoles. Pero ahora analizaremos el otro lado de la conquista, ya no los residuos de la iglesia y la influencia española, sino la cultura indígena que en México hasta hoy en día, se refleja en miles de familias mexicanas. De aquí surgen conceptos como el Machismo, Feminismo, los roles del género, y otros conceptos que influyen en la interacción de la familia moderna en dicho país.
Según estadísticas del ENDIREH (Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares), 4 de cada 100 mujeres han sufrido algún tipo de violencia ejercida por la pareja. Cuando se habla acerca de la violencia hacia las mujeres, inmediatamente muchos lo relacionan con los golpes, y el maltrato físico como el que sucede por ejemplo en Ciudad Juárez, Chihuahua; “donde la violencia de género ha dejado su impronta, la ideología del patriarcado es un elemento central del imaginario colectivo, situación comprensible en virtud de las expresiones de violencia de género…” (Rojas, Clara Eugenia, 2010:pág.187). Esta violencia proviene también de las dificultades socio-económicas con las que se enfrentan los hombres, familias que viven en situaciones de crisis económica y pobreza, según escribe Rojas; pero existen muchos otros tipos: la emocional por ejemplo, en donde el esposo mantiene amenazada a su señora, o constantemente la insulta a gritos, menospreciándola y apachurrándola, recordándole que su rol dentro la familia no es más que el de lavar, planchar o cocinar, y que cualquier decisión importante que se tome acerca de otros temas que no pertenezcan a una ama de casa, no es asunto suyo. Violencia sexual, en donde la mujer es obligada a tener relaciones con su pareja, obligadas por medio del abuso y la agresión. Existe también la violencia económica, en la que el hombre restringe o incluso le niega el dinero a su pareja y lo utiliza como condición o chantaje.
“El machismo mexicano…tiene claramente que ver con quien entre hombres y mujeres debe mandar, dominar, someter, subyugar, refrenar y aun esclavizar.” (Díaz- Guerrero Rogelio, 2007:pág.92). Todo este tipo de violencia se ejerce también gracias a las costumbres
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