Marxismo Aleman

La ideología alemana

Marx intenta distinguir entre las representaciones de un hombre y la ideología propiamente dicha. Para hacerlo nos explica la relación entre las relaciones sociales de los hombres y el modo en que estos ven el mundo. Así, no es que los hombres, partiendo de un estado pre-social, se hayan reunido a ponerse de acuerdo en la “firma de un contrato” en el que se establece cómo debe organizarse la sociedad, trabajando en consecuencia por la “realización” de este mundo. Por el contrario, a diferencia de la “filosofía hegeliana” dice el autor (p. 75), los hombres particulares y reales, estamos sujetos a un arreglo de producción que es, para efectos de una vida, dado e inamovible. A partir de este arreglo de producción delimitaremos nuestras propias ideas acerca del mundo. Así, la división del trabajo, expresa precisamente las relaciones de producción de cada momento. Por ejemplo, el hecho de que la producción suponga que no hay tiempo para las actividades que reproducen la vida cotidiana demanda que estas labores, que hoy llamaríamos de “trabajo doméstico”, queden fuera del proceso de producción, así como los sujetos encargadas de ellas (en la sociedad judeo-cristiana vemos que esta división del trabajo se asimiló al dimorfismo sexuado de los sujetos). Esta forma de producción, que condiciona a los sujetos, produce en ellos un modo de ver la vida tan inamovible para efectos de una vida como las propias relaciones de producción que lo originan (p. 78-9). A lo largo del texto Marx cuestiona las teorizaciones que suponen que el arreglo es el de unos individuos que para concretar ciertas “fantasías libres” trabajan del modo en que lo hacen. Estas “teorías”, para Marx, serían el tipo de representaciones que es necesario producir para sostener el tipo de producción (capitalista) de su tiempo --necesarias para quienes obtienen el mayor beneficio material de semejante producción--, es decir, serìan ellas mismas ideología.

Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política

En el inciso anterior mencioné que los individuos establecen ciertas relaciones basados en el provecho material que pueden obtener dado un modelo de producción establecido. De acuerdo a este modo de producir los sujetos establecen relaciones. Dichas relaciones son la estructura de la sociedad misma, dichas relaciones (de producción) son la sociedad. En nuestro ejemplo, una sociedad organizada por el modelo de enajenación de la reproducción dela vida cotidiana y su suplantación en el varón por las actividades productivas, y concentrada en forma de explotación en la mujer (también llamado matrimonio), determina la conciencia de las personas, y no a la inversa (p. 88). O sea que no es que las personas “trabajen” para mantener un matrimonio que eligieron, sino que su subsistencia, tomemos para nuestro ejemplo la clase media-alta mexicana de mediados del siglo pasado, ha sido posible, desde su infancia, gracias a que el varón produce posibilitado a su vez por la mujer que hace los trabajos de reproducción de vida cotidiana (indispensables para el varón y por tanto para la producción). En este contexto, las personas encuentran que, por un lado, la mujer ha sido preferentemente capacitada para la crianza y labores domésticas (juguetes, ropa rosa, la cocinita) mientras que el varón ha sido adiestrado para producir objetos de consumo--actitudes, contactos, recursos de capacitación institucional (o “estudios”)--. Las personas, así determinadas por las relaciones de producción (p. 88), organizan sus relaciones (religiosas, ceremoniales, políticas, familiares) con base en la reproducción del sistema de producción, que para efectos de nuestro ejemplo consiste en trabajar según su posición en la división del trabajo (o sea que se casan).

El fetichismo de la mercancía y su secreto.

Según Marx, en los objetos materiales que llamamos mercancía las personas podemos ver concretadas nuestras relaciones sociales. Para seguir con la división

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