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Matrimonio Gay


Enviado por   •  6 de Octubre de 2013  •  8.135 Palabras (33 Páginas)  •  309 Visitas

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“EL MATRIMONIO GAY ES UNA HERIDA PARA LA CIVILIZACIÓN”

“Es justo manifestarse en contra del matrimonio homosexual, porque la que está siendo amenazada es la alteridad en la que se basa la sociedad”. Mientras en París marchaba el domingo pasado una imponente manifestación en contra del proyecto de ley del gobierno de Hollande para permitir el matrimonio homosexual, en la Curia el cardenal francés Paul Poupard defiende las razones de la protesta.

El presidente emérito del Pontificio Consejo de la Cultura explica a Vatican Insider las razones del “no” y asegura que “lo que está sucediendo en Francia no es solo una reivindicación católica”.

Giacomo Galeazzi

Vatican Insider

¿Los que se manifiestan en contra del matrimonio homosexual son los católicos?

No son solo los católicos los que se oponen al proyecto legislativo “Mariage pour tous” (Matrimonio para todos). Participan en la manifestación muchas personas que no forman parte de la comunidad eclesial, como el ex ministro socialista de la familia de la época de Mitterand, la esposa de Lionel Jospin y muchísimos no creyentes y homosexuales declarados. Comparten la misma postura antropológica del mundo católico. Esto demuestra que, como nos enseña el Beato John Henry Newman, la Iglesia, al defender a la cultura católica salvaguarda a la cultura “tout court”. No es ninguna casualidad que el líder de la Iglesia francesa, el cardenal Andre Vingt-Trois, el gran rabino de París, Gilles Bernheim, y el líder del Consejo Islámico, Mohammed Moussaoui, se unieron para rechazar el proyecto del gobierno.

¿Por qué la Iglesia habla de una amenaza para la familia?

Los que proponen el matrimonio homosexual hablan abiertamente de un cambio de civilización. Pero se trata de una mistificiación, porque los que votaron por Hollande en las últimas elecciones no votaron por un cambio de civilización. El mérito de la marcha en contra de este proyecto de ley, profundamente erróneo, es haber creado el espacio para una reflexión sobre una cuestión decisiva para toda la sociedad.

¿El laicismo prevalece sobre el bien común?

Se menosprecia el valor de la unión entre un hombre y una mujer, de la que surge el concepto de familia que constituye la base de la sociedad. Si se destruye el fundamento de la familia, que es la célula constitutiva de la sociedad, se va en contra del bien común. Como ha recordado hace poco Benedicto XVI, si hasta ahora habíamos visto como causa de la crisis de la familia un malentendido de la esencia de la libertad humana, ahora queda claro que lo que está en juego aquí es la visión del ser mismo, de lo que significa verdaderamente ser hombres.

¿Que diría a los que acusan de tradicionalismo al catolicismo francés?

No podemos permanecer callados ante la destrucción de la sociedad mediante una nueva concepción de la sexualidad que provoca una revolución antropológica, que se basa en la ideología de género. Pero de esta manera, aclaró el Pontífice, el hombre niega la propia naturaleza y decide que no la ha recibido como un hecho preconstituido, sino que es él mismo quien la puede crear. Es una tarea de la Iglesia la defensa de estos valores no negociables, para que se puedan traducir en una acción política.

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Matrimonio homosexual pros y contras

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Esto es solo para pensar y discernir, la idea no es discriminar ni ofender.

argumentos a favor y en contra:

En contra:

Los homosexuales, actualmente, ya se pueden casar en cualquier país

Los homosexuales pueden casarse igual que cualquier otro, con los mismos derechos y obligaciones que los heterosexuales. Es decir, sólo con otra persona y sólo del sexo opuesto y que tenga cierta edad y dé su consentimiento. Que un homosexual se queje de discriminación porque no le dejan casarse con alguien del mismo sexo es como si un polígamo se queja de discriminación porque no le dejan casarse con varias mujeres, o un pederasta con un niño, o un secuestrador con su secuestrada (en muchos países aún se practica el secuestro de mujeres para casarse). No hay discriminación con ninguno: la ley es igual para todos y la sociedad tiene un modelo de matrimonio que ha demostrado su eficacia durante siglos.

Sólo un hombre con una mujer generan niños y los crían de forma idónea

El matrimonio es un status especial que la sociedad reconoce a la unión comprometida entre un hombre y una mujer por una razón: porque su relación corporal es la única capaz de generar nuevos miembros de la especie humana y porque su relación interpersonal es la idónea para criarlos, protegerlos y educarlos. Este servicio es tan importante y benéfico para la sociedad que merece protección legal. Por el contrario, ningún acto corporal entre homosexuales puede generar nuevos seres humanos, y tampoco dos personas del mismo sexo son idóneas para la cría y educación de los niños, que carecerían de referente paterno/masculino (si son dos lesbianas) o materno/femenino (si son dos homosexuales). Son los homosexuales los que deben cargar con el peso de la prueba y demostrar que pueden cumplir las mismas funciones que el matrimonio.

Para evitar abusos contra/entre homosexuales o desamparo legal no hace falta aprobar el matrimonio homosexual

Casi todos los beneficios de un matrimonio a nivel de herencias, transmisión de bienes, propiedades compartidas, etc... pueden regularlo dos (o más) personas con acuerdos legales ante notario, independientemente de que tengan relaciones sexuales. De hecho, las pocas parejas homosexuales realmente interesadas en estos temas ya han establecido acuerdos así ante notario. Es de destacar que en el contrato matrimonial hay limitaciones, por ejemplo, los cónyuges se comprometen a ser fieles el uno al otro y a la ayuda mutua; en cambio, dos (o más) homosexuales o un grupo de amigos que viven juntos pueden, ante notario, regular muchas de las ventajas del matrimonio sin comprometerse ni a fidelidad ni a ayuda mutua.

Legalizar el matrimonio homosexual establece un agravio comparativo con las personas que viven juntas sin relaciones sexuales

Dos ancianas que viven juntas, tres hermanos en una casa, cuatro amigos que comparten piso desde hace seis años... Tienen una relación con afectividad, compromiso y convivencia, igual que puedan tener dos homosexuales. Sin embargo, se ven privadas de las ventajas legales del matrimonio gay porque no practican sexo entre ellos. El matrimonio gay en realidad premia a los practicantes de cierto tipo de sexo, privilegiándoles sobre otras convivencias afectivas y estables. Es evidente la diferencia con el matrimonio verdadero, que premia la complementariedad hombremujer estable y abierta a la generación y crianza de los hijos.

Legalizar el matrimonio homosexual establece un agravio comparativo con los polígamos... y con cualquier otra combinación numérica

Al contrario que el matrimonio homosexual, que nunca ha sido aceptado por ninguna civilización, la poligamia tiene una larga tradición en numerosos países y sociedades, incluso en nuestros días. Si casamos a dos hombres, ¿con qué argumentos impediremos a nuestros ciudadanos islámicos o de origen subsahariano que no se casen con dos o más mujeres? ¿Puede un emigrante pedir por reagrupación familiar que vengan sus tres esposas? Al menos, las uniones polígamas tradicionales tienen hijos y suelen ser estables, lo cual es un bien social. ¿Con qué argumento los defensores del matrimonio gay lo impedirían? Después de todo, “si se quieren...”

Pero lo cierto es que en los ambientes homosexuales lo que ya se pide es la aprobación de la poligamia bisexual. Un famoso escritor lo ejemplificaba en un número de la revista homosexualista Zero: un amigo suyo está casado con una mujer, madre de sus hijos, y la quiere; pero es homosexual, y tiene una relación con un hombre. ¿Por qué esconderlo? ¿Por qué no casarse todos entre ellos? Así, los niños tendrían dos papás, que siempre es mejor que uno. Cuando el matrimonio deja de ser lo que naturalmente se ve (un hombre y una mujer unidos en un acto de amor que puede generar nuevas vidas –el coito natural está diseñado para uno con una, nadie más–, entonces puede redefinirse para ser cualquier cosa. Una palabra que sirve para todo ya no sirve para nada.

Legalizar el matrimonio gay debilita la fortaleza del matrimonio natural, igual que la moneda falsa debilita la moneda verdadera

Muchas personas piensan que no les afecta en nada que los homosexuales se casen. Es lo mismo que pensar: “no me afecta en nada que haya gente que haga circular falsos billetes de 100 euros, yo soy honrado y no los usaría, de hecho casi nunca veo billetes de 100 euros”. Sin embargo, es evidente que la circulación de moneda falsa nos afecta a todos, porque se pierde confianza en esa moneda, la gente la usa con reticencias, prefiere usar otras monedas (dólares, por ejemplo) o no comerciar o no aceptar ciertos billetes y al final la economía de todos se resiente porque todo es más costoso. Lo mismo pasa cuando se hace circular un matrimonio falso como si fuese matrimonio real.

En los países nórdicos, donde el matrimonio entre homosexuales hace años que existe, la mitad de los niños nacen fuera del matrimonio. Al aprobar el matrimonio homosexual se da el mensaje a la sociedad de que en realidad casarse no significa nada (mensaje reforzado en cualquier país donde exista el divorcio). Como consecuencia la gente no se casa y su compromiso (de pareja y a menudo social) es débil. Igual que la moneda falsa crea desconfianza en el sistema económico, el matrimonio falso crea desconfianza en el compromiso interpersonal y social. Una sociedad basada en la desconfianza, la desvinculación y la falta de compromiso nunca funcionará tan bien como una basada en familias fuertes, comprometidas de por vida por el bienestar de los cónyuges, hijos y parientes.

En realidad, pocos homosexuales se casan; el objetivo del movimiento gay es destruir el matrimonio heterosexual

Lo han reconocido muchas veces los líderes homosexuales en España y en el resto del mundo. En realidad muy pocos de ellos quieren “casarse”. Pero el movimiento del homosexualismo político se vuelca en la exigencia del matrimonio para cambiar la sociedad y eliminar una institución (el matrimonio monógamo y de por vida) en la que no creen.

“Luchar por el matrimonio del mismo sexo y sus beneficios y entonces, una vez garantizado, redefinir la institución del matrimonio completamente, pedir el derecho de casarse no como una forma de adherirse a los códigos morales de la sociedad sino de desbancar un mito y alterar radicalmente una institución arcaica. [...] La acción más subversiva que pueden emprender los gays y lesbianas [...] es transformar por completo la noción de familia” [Michael Signorile, activista homosexual y escritor, citado en Crisis Magazine, 8 de enero de 2004]

El activismo homosexual no quiere formar “familias como las demás”. Más bien, quiere llegar a que todas las familias sean como las suyas, para lo cual la clave es desmontar concepto arcaicos y caducos como fidelidad, monogamia, compromiso, fecundidad, paternidad/maternidad, etc...

Legalizar el matrimonio homosexual significa legalizar la entrega de niños a homosexuales

Hay gente que dice “yo veo bien que los gays se casen pero no que adopten niños”. Es un error pensar que se va a legalizar el matrimonio sin la adopión: si se legaliza el matrimonio incluirá siempre la adopción. Quien apoye una cosa estará apoyando, quiera o no, la otra. Aunque algunas lesbianas tienen hijos de anteriores relaciones o los han buscado (mediante inseminación artificial o con la cooperación de un hombre) la adopción se plantea para que los homosexuales que, obviamente, no tienen niños, accedan a la educación de niños que, obviamente, eran de parejas heterosexuales.

La adopción de homosexuales tiene diversas desventajas para la sociedad que la permita, empezando por que la escasez de niños hace que se traigan de China, Rusia y otros países... que no van a dar niños a países donde los homosexuales adopten. Así, el deseo de una minoría ínfima va a dificultar a miles de matrimonios que quieren adoptar. Pero el punto clave es que un niño tiene derecho a un padre y una madre, derecho conculcado si se le entrega a dos hombres o a dos mujeres.

Legalizar el matrimonio homosexual significa poner toda la maquinaria educativa y mediática del Estado al servicio del homosexualismo político

Si el matrimonio gay es legal, se enseñará en las escuelas. Los libros de texto de los niños explicarán la doctrina que las asociaciones homosexualistas hayan indicado: que la homosexualidad es normal, que es bueno tener dos papás y dos mamás, que los niños deben experimentar con su sexualidad para descubrir qué sexo les atrae más y que las personas que se oponen a la homosexualidad (como los papás de los niños cristianos) son intolerantes. Por supuesto, cada serie de televisión tendrá su pareja de homosexuales o lesbianas con niños, conviviendo felices para ejemplo y edificación de tantos matrimonios con problemas. De hecho, hay en España centros de scouts y de ocio infantil que activamente difunden ya esta ideología.

Legalizar el matrimonio homosexual implicará a medio plazo multas y penas de cárcel para quien critique la actividad homosexual

En Suecia, donde hay uniones gay desde 1995 con adopción de niños desde 2002, se decretó pena de cárcel para un pastor pentecostal que básicamente se limitaba a predicar las palabras de San Pablo sobre la homosexualidad. Otro país donde criticar la homosexualidad ha significado multas y juicios es Canadá. El grado de respetabilidad de la relación gay (no ya de la persona, que obviamente es merecedora de respeto simplemente por ser persona) será extremo y su crítica punible. La libertad de expresión se verá recortada y probablemente también la libertad religiosa.

Siete argumentos no religiosos contra el matrimonio homosexual

El secretario de Family Council de Victoria, Bill Muehlenberg, pone en evidencia lo verdaderamente equivocada que es la sentencia del juez Walker al anular la prohibición del matrimonio gay en California

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Un juez anula la prohibición del matrimonio gay en California e ignora el referéndum popular que lo rechazó

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A principios del pasado mes de agosto, el juez de California y conocido activista homosexual Vaughn R. Walker anuló la prohibición del matrimonio homosexual en California, la llamada Proposición 8, ignorando el referéndum popular que rechazó este tipo de uniones en el Estado de la costa oeste.

Walker atacó de paso al catolicismo y a otras confesiones religiosas al considerar que las creencias religiosas que hablan de pecado al referirse a las relaciones homosexuales “son dañinas para gays y lesbianas”.

El juez también se afirma que el hecho de que un niño sea educado por una pareja homosexual no afecta a su desarrollo y que esto “es aceptado sin ninguna discrepancia seria en el campo de la psicología del desarrollo”.

La decisión del juez Walker levantó un gran revuelo y provocó reacciones tanto entre aquéllos que se oponen al matrimonio gay como entre los que son favorables.

Ante esta situación, el apologista profesor de ética y teología Bill Muehlenberg, que es secretario del Family Council de Victoria, muestra su postura contraria al matrimonio homosexual mediante siete razones de peso que en ningún caso están basadas en argumentos religiosos, según informaba la agencia Zenit el pasado 5 de septiembre.

1. Niega lo que es el matrimonio. El matrimonio no es sólo una construcción social, sino un universal cultural. El matrimonio es la base para la formación de la familia y no es simplemente una forma de legitimación del sexo. Los biólogos evolucionistas reconocen que el vínculo macho-hembra en parejas duraderas fue el paso crítico de la evolución humana y es algo incorporado a nosotros por la naturaleza.

2. El porcentaje de homosexuales que quieren casarse es muy pequeño y en los lugares en que se ha legalizado han sido relativamente pocos los matrimonios homosexuales. Es legal en Holanda desde el 2001 y sólo el 4% de los homosexuales se casaron durante los cinco años posteriores a su legalización.

3. Aquí hay otra agenda. Una meta fundamental del lobby homosexual es la aceptación completa social y pública. Ser capaz de casarse es como tener el sello de aprobación de los gobiernos y de la sociedad. También cambia la institución de la familia y redefine esencialmente el matrimonio.

4. No todas las relaciones son iguales. Las relaciones homosexuales son mucho más inestables y promiscuas que las heterosexuales. Las investigaciones han encontrado también que entre las parejas casadas homosexuales el índice de divorcio es mucho más alto que en las parejas heterosexuales.

5. Las proclamas de discriminación y negación de derechos son falsas. La gente tiene derecho a los beneficios del matrimonio si cumple sus requisitos. Los miembros de una familia y los menores no pueden casarse, tampoco los homosexuales. Los bienes sociales se niegan a toda una serie de personas y así es cómo funciona la vida. Las sociedades discriminan a favor de las uniones heterosexuales por los beneficios sociales que se derivan de ellas. Los homosexuales intentan reescribir las reglas para lograr todos los beneficios, mientras evitan las obligaciones.

6. Los argumentos utilizados para justificar la legalización del matrimonio homosexual, podrían utilizarse para legalizar el incesto, la poligamia o cualquier combinación sexual.

7. Esto no es bueno para los niños. En la mayoría de los casos a un niño le irá mejor con una madre y un padre. Los niños necesitan modelos mientras crecen. Se debería dar prioridad a los niños, y no utilizarlos como si fueran balones políticos.

Estos argumentos, ampliamente documentados en un libro de Bill Muehlenberg, muestran claramente lo verdaderamente equivocada que es la sentencia del juez Walker.

A favor :

1.Matrimonio:

Contrario a lo que la Iglesia Católica (y otras denominaciones cristianas) ha propagado durante el ultimo siglo, el matrimonio (¡cristiano por supuesto!)no ha sido en el mundo occidental- hasta finales del siglo XIX - ni tan universal ni tan común como se pudiera pensar. Cuando el cristianismo se convirtió a finales del siglo IV no solamente en la religión dominante del Imperio Romano sino en la única, la Iglesia cayó, lógicamente, en manos de la burocracia establecida del Imperio que no iba a pasar por alto un bocado tan apetitoso. Como resultado el matrimonio seguía las pautas del Derecho Romano con algunos cambios importantes-principalmente la abolición del divorcio- que empeoraban mucho la posición de la mujer. El matrimonio romano era, en esencia, un asunto patrimonial. Una fórmula para pasar linaje, propiedades, dinero etc. a los descendientes. El concepto cristiano de "hasta que la muerte les separe" reforzó enormemente el sentido patriarcal y patrimonial del matrimonio. El resultado de todo esto fue que el matrimonio era un "privilegio" de las clases pudientes. El matrimonio por el patrimonio. Como los plebeyos -por no hablar de los esclavos- no tenían nada que dejar, su forma de emparejamiento era la del concubinato. Este incluía -hasta, más o menos, el siglo XII -la mayoría del clérigo. (La imposición del celibato- no la castidad sino la prohibición de vivir en pareja- a partir del siglo XI, tenia no tanto orígenes religiosos como económicos, relacionados con las posibles obligaciones de la Iglesia con los descendientes). La situación de los villanos durante el feudalismo era todavía peor que la de los plebeyos durante el Imperio. No hay muchos datos disponibles pero lo poco que hay indica que el porcentaje de matrimonios no era superior al 20% de los emparejamientos. Con el progreso de la sociedad y la aparición de la burguesía y los pequeños campesinos/propietarios independientes los matrimonios aumentaron poco a poco hasta llegar quizás al 50/60% a principios del siglo XIX, para generalizarse a partir de la segunda mitad del siglo. (No hay que sorprenderse de la actitud de la Iglesia; tampoco la misa dominical fue muy común entre los pobres hasta bien entrado el siglo XX. Como prueba se puede aportar el dato de que cuando allá por el año 1903/4 el Gobierno de turno legisló el Domingo como día no laborable, la Iglesia se opuso con el argumento de que los obreros solamente lo iban a aprovechar para emborracharse e ir de putas).

Como hemos visto la forma mayoritaria de emparejamiento en la historia (y única en la prehistoria) ha sido el "concubinato", o sea un "matrimonio" sin ningún marco religioso y/o jurídico. No hay ninguna evidencia de que en este tipo de emparejamiento los niveles de infidelidad sean superiores a los habituales en los matrimonios religiosos o civiles. Al contrario, si aceptamos que el ser humano es un "mono" evolucionado que en un momento de su evolución adoptó la organización familiar de los lobos, tenemos que considerar que la infidelidad es producto de la civilización ya que la fidelidad sexual del lobo es casi proverbial.

La típica frase judeo/cristiano "hasta que la muerte os separe" es el reflejo religioso de una verdad ancestral. En la prehistoria el emparejamiento sexual era instintivo, procreativo y la única forma de garantizar la supervivencia. Como es lógico no existían conceptos como compatibilidad psicológica, cultural y educativa.

Dicho esto, hay un hecho evidente, el matrimonio religioso ó civil es heredero -dentro de un marco religioso y/o civil - del ancestral emparejamiento (heterosexual) o "concubinato", y tiene como fin principal la procreación y el cuidado y educación de los niños resultantes. La insistencia de grupos homosexuales radicales a reclamar su derecho al matrimonio es una de las grandes paradojas de las últimas décadas; por un lado proclaman su diferencia y exigen que esta diferencia sea debidamente legalizada, y, a continuación, quieren imitar - olvidando cualquier sentido conceptual y etimológico - a los heterosexuales. Es como si las Iglesias Protestantes, una vez obtenido su equiparación jurídica con la Iglesia Católica hubieron exigido, además, el derecho a llamarse Católica, Romana y Apostólica. Parejas homosexuales han existido durante miles de años, pero como el concepto de parejas homosexuales legalizadas dentro de un marco jurídico - y hasta religioso - es una novedad reciente, lo menos que podemos pedirles a los homosexuales es que sean imaginativos, inventando su propio vocabulario y dejando de ser conservadores e imitadores. Si no les basta la palabra "pareja" que inventen otra; sugiero "Homomónio".

2.Parejas de hecho (y de derecho): Con la generalización del santo matrimonio las parejas de hecho (antes concubinato) no desaparecieron por arte de magia. Había muchas razones para que siguieran, por ejemplo para los ateos, los agnósticos, los anticlericales y todas las parejas donde uno o ambos de los amantes ya estaban casados con otros. Esto no ha cambiado ni con la legalización del matrimonio civil ni con la del divorcio. Hay parejas temporales esperando la rotura definitiva de sus matrimonios anteriores y hay, y siempre habrá, parejas que no están dispuestas a atarse con obligaciones mutuas. Es otra paradoja, y una contradicción, que estas pidan un registro para convertirse en parejas de derecho. Es una contradicción porque una de dos; o éstas parejas están dispuestas a aceptar obligaciones y derechos mutuos y también una fórmula legal para romper su compromiso, y en este caso piden algo que ya existe - el matrimonio civil - o simplemente quieren registrarse - siguiendo exactamente como hasta ahora - con el único objetivo de obtener ventajas fiscales, lo que en español paladino se llama un timo a los demás contribuyentes. Un registro legal de parejas de hecho para convertirlas en parejas de derecho solamente tiene razón cuando el matrimonio civil es imposible, o sea en el caso de los homosexuales.

3.Ventajas fiscales:

Una de las cosas que los homosexuales olvidan, aparentemente, con gran facilidad es su dependencia total de los heterosexuales. No solamente son, obviamente el fruto de una relación heterosexual, sino su jubilación va a ser financiada por los hijos de parejas heterosexuales. No es lógico que parejas que no tienen que soportar la carga financiera, psicológica y emocional de la crianza de uno o más hijos, además obtengan desgravación fiscal por el mero hecho de vivir en pareja. Antes de que nadie me pueda acusar de homofóbia, extiendo el mismo argumento a la pareja heterosexual o sea, el matrimonio. La desgravación fiscal para parejas de cualquier tipo sin hijos dependientes es una intolerable discriminación de los/as solteros/as. Vivir en pareja sin hijos no es más costoso que vivir solo (donde vive uno viven dos) ni siquiera en las parejas donde uno de los dos no tiene empleo y hace las funciones de "ama de casa"; para no hablar de los casos -pronto mayoritarios- en que trabajen los dos. Todo el asunto de la desgravación fiscal para las parejas está mal enfocado, mucha desgravación para la pareja por el mero hecho de serlo y muy poco para los hijos. Debería ser justo lo contrario. Ninguna desgravación para la pareja como tal y mucha desgravación para los hijos (extensible también a las madres solteras). Además, de forma inversa a la actual: tanto para el primer hijo, el doble para el segundo y hasta el triple para el tercero. Esto si sería una formula para estimular la natalidad. Como es lógico estas ventajas fiscales serían tanto para hijos propios como para adoptados.

Como vemos esta formula equiparaba, en justicia, las parejas de cualquier tipo sin hijos a los solteros (sin hijos) y también eliminaría la necesidad de una Unión Cívica propuesta por el Gobierno ya que la convivencia de dos personas con o sin implicaciones sexuales tendría un tratamiento fiscal exactamente igual: ¡ninguno!

4.Adopción:

La autorización, en Holanda, de la adopción de niños del país por parte de los homosexuales es una auténtica victoria pírrica. Una victoria teórica sin ningún resultado práctico.

En una sociedad con una baja tasa de natalidad hay pocos niños para adoptar. Parece lógico entonces que las parejas heterosexuales con problemas de procreación por esterilidad ó infertilidad de la mujer - en caso contrario el problema tiene remedio con inseminación artificial- o para evitar enfermedades hereditarias, tengan preferencia absoluta. Hasta para estas parejas los trámites para la adopción no son exactamente fáciles, al contrario, gracias a las increíbles exigencias de las agencias de adopción tienen que pasar por un auténtico calvario en donde muchas se quedan en el camino. Tan exageradas son estas exigencias que si el Estado las estableciera como requisitos para que los matrimonios pudieran ejercer su derecho a procrear, la especie humana se quedaría extinta en un par de generaciones. De todas formas, hasta sí el derecho a la adopción por parte de homosexuales se ampliase para incluir niños del tercer mundo el panorama no mejoraría. Si los homosexuales acusan a los Gobiernos occidentales de ser intolerantes y retrógrados, espera a que traten de adoptar niños en el tercer mundo para que se enteren de lo que vale un peine.

Queda la pregunta del millón. ¿En España se pudiera admitir la adopción por parte de los homosexuales, por lo menos como un derecho teórico? Creo que sí. El principal argumento en contra, la supuesta posible corrupción de menores, tiene fácil solución reglamentando que los gays solamente pudiesen adoptar niñas, y las lesbianas ...niños. Dicho esto, creo también que los homosexuales ni siquiera debieran exigir tal derecho. Como ya he indicado antes, el derecho de adopción debería ser reservado exclusivamente para las parejas (elimino por el momento más definición) con problemas de infertilidad, esterilidad etc., y esta claro que estos conceptos no son aplicables - en términos generales - al conjunto de los homosexuales. Queda igualmente claro que los homosexuales pueden tener hijos propios - de vez en cuando hay que subrayar lo más obvio - y no solamente las lesbianas sino también los gays. Según los últimos informes las lesbianas ya son las principales "beneficiarias" de la inseminación artificial, lo que es, sin duda, un primer paso en la buena dirección. El problema es que, en estos casos, no hay ninguna protección legal para la "otra madre" o sea la pareja lesbiana de la madre biológica. Si esta muriese, aquella no tendría ninguna potestad sobre el hijo. Parte de este "inconveniente" puede ser paliado pariendo las dos, pero una legislación adecuada parece más razonable.

Es un caso similar a la histórica lucha de los afroamericanos por el derecho a votar--aún cuando no haya políticos que merezcan sus votos--en que la demanda de los gays por el derecho a casarse es una lucha por la igualdad, la democracia y la dignidad humana básica.

Además, el matrimonio otorga otros beneficios palpables como derechos de herencia y de visitar a un ser querido enfermo en el hospital. Aunque el matrimonio gay acepta ciertas normas de la sociedad burguesa, también revela la hipocresía de la retórica sobre los "valores de la familia" y abre la puerta a ideas en cuanto a nuevas formas de organización social y familiar.

Un meta-análisis científico publicado por la Asociación Psicológica Americana (APA) titulado “Lesbian and Gay Parenting”, en el que se analizan más de 100 artículos de investigación al respecto realizados en Europa y EU, muestra que tanto los hijos e hijas biológicas como adoptados por homosexuales, no tienen problemas psicológicos o sociales que puedan atribuirse a la orientación sexual de sus padres y madres.

“No hay diferencias significativas ni en la moral, ni en las costumbres con los hijos e hijas de padres heterosexuales. Se confirmó una vez más que la homosexualidad no se pega”, dice el sexólogo David Barrios, director de Caleidoscopía, quien cita parte de las conclusiones de la investigación de la APA:

“Ni un solo estudio ha encontrado que los hijos de hombres y mujeres homosexuales tengan alguna desventaja si se les compara con hijos de parejas heterosexuales. La evidencia indica que el ambiente proporcionado en los hogares homosexuales es igual de eficaz que el de parejas heterosexuales al apoyar y permitir el desarrollo psicosocial de los menores”.

La homofobia

Mientras, la discriminación, que es la que causa el daño a los menores, avanza a la par de la lucha por derechos como el de la adopción. Hoy la comunidad LGBT identifica que la homofobia ha adoptado características modernas “simbólicas y sutiles”, no es agresiva, pero tiene un mismo fin.

“Se define como homofobia aversiva la que suaviza los signos de discriminación hacia homosexuales, tolera ciertos derechos sociales no reconocidos anteriormente, pero no acepta la igualdad y normalización de la vida de las personas LGTB. Señala que la mayoría de los heterosexuales apoyan la protección de los derechos de gays y lesbianas pero manifiestan mayor oposición a su capacidad como padres, aspecto que denominamos homoparentofobia”.

La homoparentofobia, definida por los especialistas de origen español María Dolores Frías Navarro, Juan Pascual Llobell y Héctor Monterde Bort, implica el miedo a que un niño sea educado por pareja del mismo sexo, al resaltar la aparición de problemas psicológicos, sociales y de género.

David Barrios asegura que la variable psicológica más importante en la crianza y vida familiar de hijos e hijas, no es la orientación sexual de quienes fungen como padres (biológicos o adoptivos), sino el amor, dedicación y responsabilidad con los que son atendidos y cuidados. “Hay personas heterosexuales que son pésimos padres o madres”, dice.

¿A favor o en contra del matrimonio gay?

ANDERSON BRICEÑO

22 abril 2013 · Firma Invitada

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matrimonio gay en francia

¿El matrimonio gay es igualdad, presunción o amor verdadero?

Anderson Briceño

Hace un momento me encontraba leyendo acerca de la manifestación que se realizó en Francia contra el matrimonio de personas del mismo sexo; esto me lleva a pensar que tan difícil siempre ha sido para las minorías lograr un reconocimiento, un estatus, algo que en realidad los dignifique sin ser avergonzados.

Por ser de un país de origen Latinoamericano, cuando era pequeño lo primero que me decían era que ser Gay era malo, nadie discutía eso, y a medida que crecía y empezaba a experimentar que no somos personas de otros planetas, me di cuenta que el ser gay solamente es una condición sexual que por nada tiene que interferir en tener una vida, sana, plena y alegre.

Como Gay fui víctima de lo que hoy en día llaman “Bullying”, sin entender porque, en algunos círculos sociales fui rechazado durante mi adolescencia, aunque esto no fue impedimento para avanzar, siempre me preguntaba ¿Por qué?

A medida que me respondía todas mis interrogantes me di cuenta lo importante que es ser y sentirse aceptado por la familia, los amigos, los compañeros de trabajo en fin La Sociedad. No es secreto para nadie que muchas relaciones “amorosas” dentro de nuestro genero son “rápidas” o “aceleradas”; conocemos, nos enamoramos, en muchos casos vivimos juntos, y cuando termina la relación te das cuenta que solo han pasado 3 meses, corto tiempo en la vida de un HETEROSEXUAL.

Es por ello que jamás pensé en el matrimonio, de hecho creo que pertenecía aquel grupo de Gay´s homofóbicos al matrimonio, donde decía; “matrimonio, ja quien lo necesita” o “yo casarme jamás”; en fin todas esas ridiculeces que uno dice cuando estas con los amigos, tan solo por tomar actitud de malo; a medida que en Latinoamérica y el resto del mundo el matrimonio gay empezó a ser aceptado, en esa misma forma mi mentalidad empezó a ver el tema desde otro punto de vista.

Empecé a creer que las personas en realidad son capaces de asumir un compromiso y que sonara algo ridículo, pero si puede existir el amor entre hombres, que tenemos derechos a vivir esa ceremonia tan intima y leal que es el matrimonio y que tenemos el derecho de expresarle al mundo cuanto nos importa esa persona, sin ser burlados, ni cuestionados, que tenemos derechos a ser vistos como pareja en términos legales y morales, pero sobre todas las cosas que tenemos derecho a que la sociedad de una vez por toda entienda que la tolerancia es el principal motor que mueve todas estas causas sociales.

Todos los seres humanos tenemos el derecho propio de hacer nuestros sueños realidad sin obstáculos y nada que nos detenga, es por ello que hoy por hoy, me sumo al pro matrimonio, no porque sea algo que tal vez me vaya a pasar a mi, si no porque cuando escucho la palabra ACEPTO, quiero que seamos ACEPTADOS sin ninguna discriminación y burla.

"Matrimonio" homosexual en debate

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El IVAF nos ofrece 13 consideraciones que cada uno debe ponderar antes de asumir una posición sobre la equiparación legal de las uniones homosexuales con el matrimonio.

"Matrimonio" homosexual. Los niños tienen derecho a una familia y a un matrimonio normal

Autor: Instituto Valenciano de Fertilidad, Sexualidad y Relaciones Familiares (IVAF)

www.ivaf.org

Desde hace un tiempo los medios de opinión se esfuerzan en deslegitimar cualquier intento de oponerse por razones científicas y sociales a la ideología del homosexualismo y lo que representa; sobre todo el matrimonio y adopción por homosexuales. No son pocos los que defienden que la sociedad progresa y que tiene un compromiso con el avance social manifestado en la superación de las barreras discriminatorias contra los homosexuales. Los defensores de estas posturas han tratado de difamar a los que defendemos el derecho de los niños a la mejor familia posible y el derecho de la sociedad proponer el matrimonio como unión de un hombre y una mujer diciendo que imponemos nuestras creencias religiosas a los demás y que impedimos el reconocimiento de derechos civiles para todos.

No es verdad. Estamos a favor de que las personas homosexuales registren públicamente sus amistades íntimas como uniones de hecho en el marco de la protección de la seguridad social; pero insistimos que el reconocimiento de esas uniones como matrimonio va contra el bienestar público y de forma particular contra el equilibrio y el desarrollo afectivo de nuestros hijos. Las personas homosexuales deben de ser respetadas y protegidas como personas pero su estilo de vida no debe de ser propuesto a los niños como una inocua opción de vida. Antes de formar tu propia opinión al respecto, considera, por favor, estas reflexiones.

1.-Los homosexuales, como todos, pueden casarse y no es discriminatorio que muchos prefieran no hacerlo. Los homosexuales pueden casarse con los mismos derechos y obligaciones que los heterosexuales. Es decir, sólo con otra persona y sólo del sexo opuesto y que tenga cierta edad y dé su consentimiento. Que un homosexual se queje de discriminación porque no le dejan casarse con alguien del mismo sexo es como si un polígamo se queja de discriminación porque no le dejan casarse con varias mujeres, o un promiscuo con varios y varias a la vez. No hay discriminación: la ley es igual para todos y la sociedad tiene un modelo de matrimonio que ha demostrado su eficacia durante siglos.

2.-Casar homosexuales es un experimento social inédito. Casar personas del mismo sexo es un experimento social que nunca antes se ha intentado. Ninguna civilización ha implantado el matrimonio homosexual. Incluso sociedades que permitían la homosexualidad y hasta la fomentaban en ciertas edades y clases sociales, como los griegos antiguos, entendían claramente el matrimonio como la unión estable entre un hombre y una mujer abiertos a tener hijos. Una cosa eran las prácticas sexuales de los ciudadanos y otra muy distinta la familia y la generación y educación de hijos. La homosexualidad ha adoptado muchas formas en distintas sociedades, pero nunca se le ha relacionado con el matrimonio. Experimentar con el modelo social es irresponsable y peligroso, sin embargo muchos defienden esa experimentación por razones ideológicas de rechazo a la familia y no por razones científicas y ni siquiera de demanda social (la inmensa mayoría de la población mundial está en contra).

3.- No existe el gen homosexual. El homosexual no nace, se hace. No se ha podido demostrar científicamente que la homosexualidad esté ligada a la herencia genética o que la tendencia a ser homosexual esté determinada desde el nacimiento. Sí que se ha demostrado y es defendido por un amplio y respetable sector científico que la prevalencia de la tendencia homosexual obedece a factores ambientales y está condicionada por la propia psicología y la educación. Cualquiera puede realizar actos homosexuales si quiere y cualquiera puede también dejar de realizarlos. Por eso la mayoría de los homosexuales puede dejar de serlo, como la terapia clínica ha demostrado. El homosexualismo insiste en el carácter innato de la homosexualidad para defender que se trata de un hecho natural, sin embargo la ciencia nos dice que la homosexualidad es humana no porque sea genética sino porque es influenciable por el ambiente y por las propias decisiones. Un ambiente proclive a la homosexualidad aumenta el número de homosexuales en ese ambiente, mientras que en un ambiente donde la homosexualidad se tolere pero no se proponga disminuye el número de homosexuales.

4.- Para evitar abusos contra /entre homosexuales o el desamparo legal no hace falta aprobar el matrimonio homosexual. Casi todos los beneficios de un matrimonio a nivel de herencias, transmisión de bienes, propiedades compartidas, etc., pueden regularlo dos (o más) personas con acuerdos legales ante notario, independientemente de que tengan relaciones sexuales. De hecho, las pocas parejas homosexuales realmente interesadas en estos temas ya han establecido acuerdos así. El problema aquí es muchas veces otro: la inestabilidad de estas relaciones hace que muchas de las previsiones relativas al matrimonio no sean aptas para las uniones homosexuales, por esa inestabilidad. Si un homosexual varón tiene como media relaciones con 39 personas a lo largo de su vida, ¿con cuantas se casará? ¿de cuantas se divorciará? ¿cuáles de ellas tendrán esos derechos legales, puesto que con todas, o algunas, ha estado casada? Y cuando se haya hartado de casarse, ¿no tendrán las parejas de hecho posteriores esos mismos derechos?

5.- Legalizar el matrimonio homosexual establece un agravio comparativo con las personas que viven juntas sin relaciones sexuales. Dos ancianas que viven juntas, tres hermanos en una casa, cuatro amigos que comparten piso desde hace seis años...,tienen una relación con afectividad, compromiso y convivencia igual que puedan tener dos homosexuales. Sin embargo, se ven privadas de las ventajas legales del matrimonio gay porque no practican sexo entre ellos. El matrimonio gay en realidad premia a los practicantes de cierto tipo de sexo, privilegiándoles sobre otras convivencias afectivas y estables. Es evidente la diferencia con el matrimonio común, que premia la complementariedad hombre-mujer estable y está abierta a la generación y crianza de los hijos.

6.- Legalizar el matrimonio homosexual establece un agravio comparativo con los polígamos... y con cualquier otra combinación numérica. Al contrario que el matrimonio homosexual, que nunca ha sido aceptado por ninguna civilización, la poligamia tiene una larga tradición en numerosos países y sociedades, incluso en nuestros días. Si casamos a dos hombres, ¿con qué argumentos impediremos a nuestros ciudadanos islámicos o de origen subsahariano que no se casen con dos o más mujeres? ¿Puede un emigrante pedir por reagrupación familiar que vengan sus tres esposas? Al menos, las uniones polígamas tradicionales tienen hijos y suelen ser estables, lo cual es un bien social. ¿Con qué argumento los defensores del matrimonio gay lo impedirían? En los ambientes homosexuales lo que ya se pide es la aprobación de la poligamia bisexual. Un famoso escritor lo ejemplificaba en un número de la revista homosexualista Zero: un amigo suyo está casado con una mujer, madre de sus hijos, y la quiere; pero es homosexual, y tiene una relación con un hombre. ¿Por qué esconderlo? ¿Por qué no casarse todos entre ellos? Así, los niños tendrían dos papás, que siempre es mejor que uno. Cuando el matrimonio deja de ser lo que es (un hombre y una mujer unidos en un acto de amor que puede generar nuevas vidas), entonces puede re-definirse para ser cualquier cosa.

7.-Legalizar el matrimonio gay debilita al matrimonio heterosexual, igual que la moneda falsa debilita la moneda verdadera. Muchas personas piensan que no les afecta en nada que los homosexuales se casen. Es lo mismo que pensar: "no me afecta en nada que haya gente que haga circular falsos billetes de 100 euros, yo soy honrado y no los usaría, de hecho casi nunca veo billetes de 100 euros". Sin embargo, es evidente que la circulación de moneda falsa nos afecta a todos, porque se pierde confianza en la moneda, la gente la usa con reticencias y prefiere usar otras monedas (dólares, por ejemplo) o no comerciar o no aceptar ciertos billetes y al final la economía de todos se resiente porque todo es más costoso. Lo mismo pasa cuando se hace circular un matrimonio falso como si fuese matrimonio. En los países nórdicos, donde a las uniones se les equipara al matrimonio, la mitad de los niños nacen fuera del matrimonio. Al darle a la unión homosexual la vitola de matrimonio se da el mensaje a la sociedad de que en realidad casarse no significa nada ni se contrae ninguna responsabilidad ante los hijos. Como consecuencia la gente no se casa y su compromiso es débil. Igual que la moneda falsa crea desconfianza en el sistema económico, el matrimonio falso crea desconfianza en el compromiso inter-personal y social. Una sociedad basada en la desconfianza, la desvinculación y la falta de compromiso nunca funcionará tan bien como una basada en familias estables, comprometidas de por vida por el bienestar de los cónyuges, hijos y parientes.

8.- En realidad, pocos homosexuales se casan; el objetivo del movimiento gay es destruir el matrimonio heterosexual. Lo han reconocido muchas veces los líderes homosexuales en España y en el resto del mundo. En realidad muy pocos de ellos quieren "casarse". Pero el movimiento del homosexualismo político se vuelca en la exigencia del matrimonio para cambiar la sociedad y eliminar una institución (el matrimonio monógamo y de por vida) en la que no creen. "Luchar por el matrimonio del mismo sexo y sus beneficios y entonces, una vez garantizado, redefinir la institución del matrimonio completamente, pedir el derecho de casarse no como una forma de adherirse a los códigos morales de la sociedad sino de desbancar un mito y alterar radicalmente una institución arcaica. [...] La acción más subversiva que pueden emprender los gays y lesbianas [...] es transformar por completo la noción de familia" [Michael Signorile, activista homosexual y escritor, citado en Crisis Magazine, 8 de enero de 2004] . El activismo homosexual no quiere formar "familias como las demás". Más bien, quiere llegar a que todas las familias sean como las suyas, para lo cual la clave es desmontar "conceptos arcaicos y caducos como fidelidad, monogamia, compromiso, fecundidad, paternidad/maternidad", etc.

9.- Legalizar el matrimonio homosexual significa legalizar la entrega de niños a homosexuales. Hay gente que dice "yo veo bien que los gays se casen pero no que adopten niños". Es un error pensar que se va a legalizar el matrimonio sin la adopción: si se legaliza el matrimonio incluirá siempre la adopción. Quien apoye una cosa estará apoyando, quiera o no, la otra porque nuestro derecho permite adoptar conjuntamente a los cónyuges: una vez casados, ya son cónyuges, y podrán adoptar Aunque algunas lesbianas tienen hijos de anteriores relaciones o los han buscado (mediante inseminación artificial o con la cooperación de un hombre) la adopción se plantea para que los homosexuales que, obviamente, no tienen niños, accedan a la educación de niños que, obviamente, eran de parejas heterosexuales. La adopción de homosexuales tiene diversas desventajas para la sociedad que la permita, empezando por que la escasez de niños hace que se traigan de China, Rusia y otros países... que no van a dar niños a países donde los homosexuales adopten. Así, el deseo de una minoría ínfima va a dificultar a miles de matrimonios que quieren adoptar. Pero el punto clave es que un niño tiene derecho a un padre y una madre, derecho conculcado si se le entrega a dos hombres o a dos mujeres. Dos personas del mismo sexo no son idóneos para la cría y educación de los niños, que carecerían de referente paterno/masculino (si son dos lesbianas) o materno/femenino (si son dos homosexuales).

10.- Legalizar el matrimonio homosexual significa poner toda la maquinaria educativa y mediática del Estado al servicio del homosexualismo político. Si el matrimonio gay es legal, se enseñará en las escuelas. Los libros de texto de los niños explicarán la doctrina que las asociaciones homosexualistas hayan indicado: que la homosexualidad es normal, que es bueno tener dos papás y dos mamás, que los niños deben experimentar con su sexualidad para descubrir qué sexo les atrae más y que las personas que se oponen a la homosexualidad (como los papás de los niños cristianos) son intolerantes. Por supuesto, cada serie de televisión tendrá su pareja de homosexuales o lesbianas con niños, conviviendo felices para ejemplo y edificación de tantos matrimonios con problemas. De hecho, hay en España centros de scouts y de ocio infantil que activamente difunden ya esta ideología.

11.- Legalizar el matrimonio homosexual implicará a medio plazo multas y penas de cárcel para quien critique la actividad homosexual. En Suecia, donde hay uniones gay desde 1995 con adopción de niños desde 2002, se decretó pena de cárcel para un pastor luterano que se limitaba a predicar las palabras de San Pablo sobre la homosexualidad. Otro país donde criticar la homosexualidad ha significado multas y juicios es Canadá. El grado de respetabilidad de la relación gay (no ya de la persona, que obviamente es merecedora de respeto simplemente por ser persona) será extremo y su crítica punible. La libertad de expresión se verá recortada y probablemente también la libertad religiosa. Muchos de nuestros obispos y líderes cristianos acabarán en la cárcel.

12.- La legalización del matrimonio homosexual provocará un descenso de la calidad de vida. Los homosexuales tienen menor esperanza de vida y son más propensos a sufrir conflictos psicológicos y a manifestar tendencias suicidas. Muchos homosexuales viven la homosexualidad como sufrimiento. Las mismas publicaciones gays muestran el alto índice de incidencia de desórdenes afectivos y de patologías conductuales entre el colectivo homosexual. El sida, con ser uno de los factores más importantes, no es, desde el punto de vista de la salud, el que más incide en la disminución de la esperanza de vida gay. La homosexualidad va generalmente acompañada de adicciones no saludables y de trastornos como ansias neuróticas y, en la edad más adulta, de soledad. La propuesta generalizada de la homosexualidad como opción de vida saludable originaría un incremento de los gastos sanitarios para toda la sociedad

13.- Legalizando el matrimonio homosexual, España ensanchará su abismo con otras civilizaciones y la propia cultura occidental. Casar homosexuales y devaluar la familia no va a ayudar nada al diálogo Oriente-Occidente ni a mostrar las bondades de la democracia. Llamar "derechos humanos" al matrimonio homosexual va a servir para erosionar los verdaderos derechos humanos, para que el mundo no Occidental vea que Occidente impone una moral (o una inmoralidad, desde su punto de vista) no basada en la naturaleza común del ser humano sino en el individualismo, el materialismo y el hedonismo. Millones de musulmanes y de chinos (y la autoridad moral de Occidente) van a ser perjudicados por esta piedra en el camino de extender una auténtica democracia y derechos humanos para todos. Hay pues razones prácticas de convivencia internacional para que una sociedad responsable diga "no" al matrimonio entre homosexuales desde el respeto a estas personas.

Ninguno de nuestros argumentos ha sido de índole religiosa. Permitir el matrimonio homosexual y la adopción de niños por homosexuales es atentar contra las familias y supone un grave daño a los niños y a la sociedad entera.

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