Mejor Imposible
astridurandiaz14 de Junio de 2014
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ANALISIS
Es la historia de un cuarteto, Melvin Udall (Jack Nicholson), Simon (el homosexual), Carol (Helen Hunt, la mesera) y Verdell, el perrito que por si les interesa es de la raza Grifón Bruselas, el nombre del perrito actor es Jill y lo llevaron desde Texas para hacer el papel de Verdell, y además el “actor” es una perrita que hace de perrito.
Los tres, o los cuatro, tienen una problemática en común, problemática bastante común desde la Revolución Industrial hasta nuestros días y que es la piedra de toque de la neurosis moderna: la falta de padre, el déficit de la presencia del padre en la vida de una persona.
Recordemos que a Melvin (Jack Nicholson) el padre le pegaba con una regla cada vez que se equivocaba una nota en el piano.
Simon, cuando el padre lo descubre observando extasiado el cuerpo desnudo de la madre, copiándola en sus dibujos, lo golpea hasta dejarlo inconsciente y luego le da dinero para que no vuelva nunca más.
Carol (Helen Hunt) no tiene padre y su hijo, Spence, tampoco tiene padre, están tan ausentes como inombrados.
Si bien esta cuestión del padre es una problemática en común no es sólo esto lo que los unirá, porque muchas personas padecen este mal y sin embargo no por ello se juntan. Entonces, ¿qué factores hacen que personas tan dispares socialmente, económicamente, axiológicamente, es decir, desde el punto de vista de sus valores y su cosmovisión se junten y se necesiten y cumplan funciones afectivas el uno para el otro?
Comencemos por el personaje que encarna Jack Nicholson, Melvin Udall es un escritor de novelas amorosas y eróticas, está concluyendo la novela n° 62.
Realicemos un estudio arqueológico de su personalidad. Quiero decir veamos las ruinas de su vida afectiva, los restos de lo que podría haber sido una persona. Los gestos, actitudes y sus palabras permiten reconstruir una historia. Lógicamente este libreto mostrará un buen final, el encuentro múltiple con los otros personajes le hará despertar, hará renacer en él los rasgos de un ser humano, aparecerán sentimientos de necesidad, piedad y consideración hacia las otras personas, antes impensables.
El Melvin que se nos presenta inicialmente persigue al perrito porque no quiere que haga pis. Para los que participaron de Magnolia ya saben que el hacer pis es el equivalente infantil de usar el pito, luego Melvin tira al perrito por el incinerador. Si juntamos el comentario que luego hace del sadismo de su padre que le pegaba cuando se equivocaba las notas en el piano, reconstruimos en Melvin a su padre prohibiéndole el uso del pito y mostrando qué pensaba en general acerca de lo que conviene hacer con un hijo: tirarlo a la basura, los hijos son mierda. Por eso Melvin está lejos de la sexualidad adulta, por eso es un ermitaño cascarrabias con la indicación de no tener hijos.
Todo esto se rige por una ley psicológica que dice: lo sufrido pasivamente se realiza activamente. Es decir que lo que hemos sufrido como niños pequeños, lo que nos hicieron y causó daño tenderemos, quieran que no, a hacérselo a otros, algo así como que los otros “disfruten”, que tengan de mi propia medicina. Entonces en la radiografía de Melvin encontramos el esqueleto del padre.
¿Qué se ha hecho de la vida amorosa, de la vida sexual de Melvin? Voy a señalar algunos ítems como un modo de ordenar las cosas sin pisar las hendiduras: Melvin funciona con sadismo y anulación de los sentimientos. Regula las tendencias sexuales mediante actos y ceremoniales. La vida sexual de Melvin transcurre en sus fantasías, perfectamente separadas del resto de su vida cotidiana y podemos inferir que practica el onanismo, no sé si ustedes prefieren decir que se hace la paja… Veamos.
Escena de lavarse las manos
Eso de lavarse las manos es una vieja historia, el fundador fue un tal Gobernador Poncio Pilatos, representante de Roma ante los hebreos y que se lavó las manos de la muerte de Jesús. Desde entonces lavarse las manos quiere decir “yo no fui”. “Yo no fui” el que realizó tal acto, tal crimen. Pero si te lavas las manos es porque querés quitar las manchas, los restos indiciales de tu crimen. Esto aparece en Macbeth: Lady Macbeth tiene una alucinación de sus manos manchadas de sangre. Se trata de los efectos psicóticos de la culpabilidad, ella ha incitado a Macbeth, su joven marido, a que asesine a Duncan, el rey, para apropiarse del trono. Conocen ustedes también la expresión “estar hasta las manos”. Entonces Melvin se lava las manos con agua caliente para que saque profundamente las manchas, para que no haya contaminación alguna, no debe quedar huella alguna del crimen.
La investigación psicoanalítica conduce al descubrimiento, en el neurótico obsesivo, de algún período de la vida durante el cual pudo estar en contacto y obtener satisfacción sexual de un vínculo incestuoso (madre, hermana, etc.) seguramente pudo ver, tocar. Si Spence, el hijo de la camarera, retrata la infancia de Melvin allí tenemos justamente la expresión de un contacto excesivo entre el hijo y la madre. Este tipo de contacto es tremendamente satisfactorio. La otra situación que se observa en la película es con Simon (el pintor gay) que conmocionará a Melvin porque él también retrata aspectos importantes de la infancia de Melvin, a saber: la exhibición de la madre ante los extasiados ojos de Simon, el contacto incestuoso prohibido con la madre. El pago por estos “crímenes”, digo crímenes porque son de ese modo vividos por el alma infantil y perduran de esa manera expresándose en el futuro mediante síntomas en Melvin o una modificación del destino sexual en Simon.
Melvin luego de ese período de actividad sexual de contacto prohibido cae en la cuenta que su padre se enoja con él por todo esto: hay un desplazamiento de ese enojo y castigo por el padre cuando se equivocaba las notas del piano… Entonces el crimen consistió en tocar “mal” y esto explica en parte porque Melvin tiene terror al contagio, no puede tocar “mal”, no puede tocar lo prohibido, tabú se denomina esto o también fobia de contacto. Se pone guantes, usa bolsitas de polietileno para los cubiertos, toma los picaportes de las puertas con un pañuelo, etc. Todo esto es para cuidar su pito, pues para el muchachito el contagio básico, el castigo por excelencia que podría recibir por su crimen incestuoso es que le corten el pito y quedar hecho una mujer (ser un maricón como el vecino). Pero para Melvin será necesario tocarse el pito una y otra vez para averiguar si no se lo han cortado, y cuando se lo toca le da sensaciones que en lo inconsciente evocan las satisfacciones prohibidas. Pero después de tocar o de tocarse hay que borrar los indicios… con agua caliente y jabón. Se trata de borrar huellas y también castigarse con el agua caliente.
Contar las veces que cierra los cerrojos, prender y apagar la luz, etc.
Se trata de lo que se llaman actos y rituales obsesivos. Freud los denomina “la religión privada”, pues al igual que en un culto religioso hay rituales, pasos a seguir que tienen una significación simbólica. En la religión conocen ese significado los estudiosos de la religión, los sacerdotes, etc. En la religión privada el significado es inconsciente y secreto, pero se trata una vez más de tendencias sexuales prohibidas que mediante los rituales tratan de frenarse y ocultarse. El pensamiento es “si no hago tal cosa (prender y apagar la luz 5 veces o si no evito las rajaduras) sobrevendrá una desgracia”. La lista de desgracias posibles es enorme: “si no hago esto me vuelvo homosexual”, “si no hago aquello mi padre morirá”, “si no hago esto me vendrán ganas de masturbarme”, etc.
Melvin encontró un sistema de estabilización de estos actos obsesivos con el n° 5, si no lo hace viene la angustia. Debe hacerlo 5 veces. Es un gran avance porque sino no hay solución y es eterno, no hay hendidura posible. Por ejemplo una persona con pensamiento obsesivo piensa “¿y si el teléfono no tiene tono?”, entonces lo levanta y tiene tono, corta… “¿pero ahora tendrá tono?” Levanta otra vez, “ah, sí tiene tono”, corta, “pero ¿y ahora?” ¿Nunca les pasó de no estar seguros de haber cerrado el auto, o la casa?... Bueno así se empieza. El n° 5 es un número freudiano, es el número del complejo de Edipo, que es a los 5 años, entonces si cumple con las 5 veces queda liberado hasta próximo y cercano acto obsesivo. La vida de este hombre es un continuo sucederse de actos obsesivos. Saltar las rajaduras o hendiduras está relacionado con el complejo de castración, esto es como los psicoanalistas denominan al resultado del temor a que el padre se cobre por los crímenes o pecados incestuosos de que hablamos antes. Además también se denomina de ese modo a la separación entre el hijo y la madre que el padre debe efectuar, y esto queda retratado simbólicamente y en el inconsciente de Melvin las rajaduras que salta y que quieren decir: no hay castración yo sigo haciendo según mis deseos, toco y miro lo que quiero. Pero en realidad es un miedoso que hace pinta de valiente.
Melvin evita los sentimientos, pero los sentimientos se expresan en el cuerpo. Cuando le anuncia que van a venir a buscar al perrito, no puede pensar simplemente “que pena me da” sino que transpira copiosamente. Para evitar el dolor psíquico que implica el reconocimiento de que no se puede obtener ciertas satisfacciones pues éstas están prohibidas (como tocar a la madre o verla desnuda por ejemplo) Melvin anula sus actos, se anestesia, niega los sentimientos, se hace “realista”: “Todos vamos a morir, por lo que oí tu hijo también”, le dice a Carol. Ha perdido la piedad, se identifica con un padre inmisericordioso.
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