Mi día perfecto

Mi día perfecto

En mi tienda de animales, todos los días llegaban nuevas personas en busca de una mascota, había mucha variedad, teníamos desde los animales más grandes hasta los más pequeños. Gatos, pájaros, reptiles, peces, roedores y por supuesto perros, eran las especies que se podía encontrar al entrar en la tienda.

Todos los días un amigo era adoptado por una familia, vi entrar y salir muchos por esa misma puerta.

Cuando la tienda cerraba los animales aprovechaban y hablaban entre ellos y tenían un juego divertido que se trataba de adivinar quién era el siguiente en ser adoptado, se llamaba “Adivina, Adivina”. Largos eran los días que pasaban, unos acertaban, otros no, pero todos se divertían, excepto yo.

Hola, soy una pincher, por si no les había comentado y esta es mi historia. Nací hace unos meses atrás en este mismo lugar y aún no sé cómo es el exterior ni que se siente ser adoptado.

Éramos 4 hermanitos, siempre jugábamos entre nosotros y dormíamos junticos para darnos calor, pero poco a poco los fueron adoptando hasta que quede solo yo. Aun espero mi día perfecto. El día de mi adopción.

Todos los días al cerrar la tienda mientras los demás animales jugaban, yo me preguntaba ¿Cuándo llegaría?, ¿Cómo sería?, ¿Qué nombre me pondrían?, ¿Qué se siente tener una familia?

Pasaban los días y cada vez se llevaban más animales, pero yo no era una de las suertudas. Me empecé a preguntar porque adoptaban a los otros y a mí no.

Idee un plan para cuando las personas entraran a la tienda, tenía que llamar su atención de alguna forma y luego hacer algo donde me vea tierna, juguetona e inteligente y así sabía que tarde o temprano me adoptarían.

Emocionada espere a que abrieran las puertas y comenzar mi plan. Abrieron las puertas y yo estaba preparada, las primeras personas que llegaron fue una familia hermosa, pero al ver no venían a adoptar sino a traer a su mascota a un baño. No me rendí y seguí intentando, pero ese día no era mi día perfecto.

Pasaron varios días y aún seguía con mi plan, no me quería rendir porque quería tener mi familia y para ello tenía que trabajar y esforzarme. Las semanas fueron pasando y aun yo seguía en el mismo lugar. Sentí que ya debía rendirme, que lo que estaba haciendo no funcionaria. Solo me acosté y esperé.

Al final de la tarde, ya a punto de cerrar las puertas, llego una persona, empezó a ver a todos los perros que había en la tienda y cuando llego a mí, me sostuvo entre sus manos y me dije ¿será que este es mi día perfecto?, de la emoción que tenía no pude evitarlo y sin querer me hice pipi encima de la persona, y pensé que lo había arruinado y que ahora si nadie me iba a querer adoptar, pero no fue así, la persona con una sonrisa se limpió y me llevo con él a su carro.

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