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Migracion En El Paraguay


Enviado por   •  6 de Mayo de 2014  •  8.123 Palabras (33 Páginas)  •  465 Visitas

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Migración

Se denomina migración a todo desplazamiento que se produce desde el lugar de origen a otro, y que implica un cambio de residencia.

La migración humana presenta dos enfoques: El de la emigración o salida; y el de la inmigración o entrada de cierta población.

La historia de la humanidad ha sido la historia de grandes migraciones, por las cuales el ser humano se fue desplazando desde sus lugares de origen en África hasta poblar prácticamente todo el planeta; la historia de la humanidad hace referencia a los grandes movimientos culturales, económicos, geográficos y políticos que dieron origen a desplazamientos en masa de la población, tanto espontáneos como forzados

La migración de los seres humanos es un fenómeno mundial y está presente en todas las épocas de la historia y en todas partes de nuestro planeta.

ANTECEDENTES DE LA MIGRACIÓN EN EL PARAGUAY

El Paraguay abrió su territorio a la inmigración de manera irrestricta desde hace 140 años y, sin embargo, nunca recibió flujos de inmigrantes tan significativos como las fuertes corrientes de emigración que produjo y que se han ido intensificando a lo largo de esos años.

Apenas terminada la guerra de la Triple Alianza, que enfrentó entre 1864 y 1870 a la Argentina, el Brasil y Uruguay con el Paraguay, la inmigración fue anunciada como política estratégica para repoblar el país, demográficamente devastado por la contienda, y reactivar su economía completamente destruida al final de la misma.

Las políticas liberales, consagradas a partir de la Constitución de 1870, en cuyo marco se sustentaron las normativas y políticas de inmigración durante el resto del siglo XIX y gran parte del siglo XX, al igual que los modelos políticos y económicos vigentes en esos años, no lograron atraer flujos importantes de inmigrantes. En cambio, promovieron el ingreso de pocas empresas extranjeras, beneficiadas con la propiedad de grandes extensiones de tierras y la instauración de un régimen de latifundio que abarcó el 35% del territorio nacional, obligando a la escasa población sobreviviente a concentrarse en los alrededores de la capital, en la zona central del país. Se puso fin así al sistema de monopolio estatal de los recursos básicos de la economía paraguaya (bosques, yerbales y tierras laborables), vigente desde la independencia nacional (1811) hasta la guerra, y se estableció el contraste latifundio-minifundio, un escenario en el que no se crearon condiciones adecuadas para captar flujos de inmigrantes y, por el contrario, se sentaron las bases de una estructura social desigual y expulsiva de población que, sumada a las condiciones políticas imperantes durante casi todo el siglo XX (anarquía e inestabilidad, guerras civiles y un largo régimen autoritario), sirvió de sustento a intensos movimientos emigratorios (Oddone, 2010).

En ese contexto, entre fines de aquella guerra y 1930, el Paraguay había recibido menos del 1% de las inmigraciones que llegaron a la Argentina y el Brasil (algo más de 4 millones en cada uno de esos países) y apenas poco más del 4% de las que captó el Uruguay en ese período, que fue el de mayor auge de la migración europea hacia América del Sur.

En cambio, en 1914, solamente a la Argentina habían llegado ya 28.592 inmigrantes originarios del Paraguay, en tanto que en el Brasil el censo de ese país contabilizaba 17.329 paraguayos en 1920. Aun cuando se trata de cifras obtenidas en diferentes años censales en cada uno de los citados países, el caudal de emigrados procedentes del Paraguay, solo en esos dos destinos, da cuenta de su número superior al de inmigrantes recibidos por el país por esos mismos años (PNUD, 2009). Y si bien es cierto que entre 1931 y 1950 los inmigrantes que arribaron al Paraguay superaron las cifras del período 1881/1930, lo cierto es que, a partir del primer censo de población levantado en el Paraguay con rigor estadístico, en 1950, hasta el último de una serie de cinco censos decenales entre 1962 y 2002, el número de emigrantes fue siempre 2 y más veces superior al de inmigrantes, como se verá más adelante.

Por otro lado, aun cuando el impacto numérico fue escaso frente al crecimiento vegetativo de la población, el aporte económico de la inmigración, especialmente de los pocos y laboriosos contingentes de alemanes, ucranianos, eslavos y japoneses establecidos desde comienzos del siglo pasado al sur y centro este de la región oriental del país, fue relativamente significativo para la época, aportando importantes contribuciones tecnológicas particularmente a la agricultura y las pequeñas industrias, y logrando una positiva integración social, económica, cultural y territorial con la comunidad nacional. También, bajo la denominación genérica de “menonitas” en alusión a su religión, inmigrantes provenientes de Federación de Rusia, Alemania, Canadá, Estados Unidos de América y México, se instalaron desde 1926 en el Chaco paraguayo y se expandieron posteriormente al centro y norte de la región oriental, impulsando de manera particularmente exitosa la agricultura y la producción ganadera, creando cuencas lecheras de alto impacto en la economía nacional actual. Otras corrientes europeas de gran importancia, sin una ubicación territorial específica, como la italiana y la española, se caracterizaron por integrarse de modo amplio y general a la sociedad nacional y por sus aportes al comercio interno e internacional, al igual que la inmigración argentina que, hasta 1972, fue la más numerosa en el país y que, a pesar de ceder ese lugar a la brasilera, ha seguido creciendo a ritmo constante.

A partir del censo de 1972 comienza a perfilarse un claro predominio de la inmigración brasilera, un proceso que se inicia a mediados de la década de los sesenta con la apertura de la frontera agrícola al este del país4 y que se acrecienta a partir de la construcción de la represa hidroeléctrica binacional de Itaipú. Entre mediados de los 60 y de los 80, un gran contingente de agricultores brasileros tipo “farmer” ingresa al Paraguay atraído a la zona por un expansivo y especulativo mercado inmobiliario fuertemente competitivo por sus bajos precios frente al costo de las tierras agrícolas en su país de origen. Estos flujos se ven complementados con el ingreso de mano de obra brasilera que se incorpora a las obras civiles durante el período de construcción de la represa (1975-1985). A partir de ese momento, se consolida la instalación de un importante número de migrantes de ese origen que se irá afincando

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