Mis Vacaciones Pasadas

Mis tan esperadas vacaciones de fin de año, cuanto las planeé. Había ahorrado todos mis días ganados durante ese año para poder utilizarlos con este fin. Esto no fue para nada fácil por supuesto, sin embargo, mi gran deseo de aprovechar al máximo este tiempo, disfrutar enormemente y descansar lo suficiente me ayudo a lograrlo.

Mis amigos y yo habíamos acordado ir a la playa a pasar el año nuevo como de costumbre. Con el fin de asegurarnos espacio en un hotel, empecé con los planes a mitad de año. Me decían: “Es demasiado pronto”, sin embargo, no hice caso. Busqué por días en internet lugares, precios, y otras características que siempre buscamos como grupo hasta que al fin, el tercer día de búsqueda, encontré el lugar que parecía perfecto. Un hermoso hotel, con vista al océano pacifico, salida a la playa, jardines exuberantes, piscina, todo incluido y precios muy cómodos. “Este es el lugar que merezco”, pensé. Compartí las fotos y demás información con mis amigos y todos estaban muy contentos con la elección, así que hicimos la reservación y terminamos de discutir los últimos detalles del viaje.

Me sentía muy emocionada y deseando que llegara el día. Todo parecía estar en orden hasta que los planes perfectos poco a poco dejaron de serlo. Primero, uno a uno mis amigos cancelaron por diferentes razones. Segundo, el encargado de las reservaciones hechas cometió un error y reservó las habitaciones incorrectas. Por último, quienes todavía deseábamos continuar con el plan, a pesar de todos las inconveniencias sufridas, no contábamos con transporte o permiso de conducir. Era una triste realidad, el viaje debía cancelarse por completo. El intento de disfrutar de unas vacaciones maravillosas fue totalmente fallido. Lo único positivo en ese momento fue que no tuve problema alguno con el reembolso del dinero de las reservaciones. Que frustrada me sentí. Incluso pensé en cancelar del todo las vacaciones.

Cuando ya estaba a punto de resignarme y hacerme la idea de no tomar días libres, mis papás me dijeron que unos amigos de ellos venían del extranjero y que querían ir a pasar unos cuantos días a la playa. Lo pensé por un momento y me decía: “No vale la pena tomar solo unos días, además, que pereza ir con personas mayores”. Intenté no pesar más en el asunto y decidí ir. Al fin y al cabo ya tenía los días aprobados.

De verdad que todo pasa por alguna razón. No recuerdo haber disfrutado tanto desde que era una niña. Los mayores también saben divertirse. Lo que menos importó fue el lugar donde nos hospedamos, pues solo llegábamos a dormir. Aprovechamos cada momento posible en la playa, pasamos horas hablando, jugando cartas, bronceándonos, bañándonos en el mar, además, comimos delicioso y lo más importante, compartimos en familia. ¡Qué excelente decisión tomé al ir con ellos! Definitivamente

...