Mitos, Leyendas, Fabulas, Novela, Cuento, Textos Científico, Didáctico Y Dibulgativo
lorkdestructor3 de Noviembre de 2014
3.717 Palabras (15 Páginas)532 Visitas
mito
El Gashadokuro
Posted by Jorge Barcasnegras on 21:01
3
EL gashadokuro es un esqueleto gigante, 15 veces mayor que una persona normal el cual si ve algún humano tratara de agarrarlo y comerse su cabeza. cuenta la leyenda de que los gashadokuro nacen de los huesos de las personas que mueren de hambre, es por eso que come cabezas humanas, con el fin de saciar su hambre infinita. la única forma de sobrevivir a alguno es escuchar una especie de campana que lleva atada a su mano izquierda y esconderse antes de que se de cuenta
Cuento
Caperucita Roja y el Lobo Feroz
Ese día el Lobo Feroz se despertó enfadado porque tenía mucha hambre. Empezó a pensar como podría comer y ser acordó de una niña que pasaba todos los días por un camino cercano a su guarida, la llamaban Caperucita Roja porque se paseaba con una caperuza de color rojo.
Mientras tanto, la pequeña Caperucita Roja se disponía a visitar a su abuelita como todos los días y se despidió de su mama con un beso.
Su Mama le dijo:
-Ten cuidado con el lobo del bosque y no te detengas. LLevas en la cesta queso, miel, uvas, galletas y dulces para tu abuelita que está enferma y necesita compañía.
Caperucita iba por el camino recogiendo flores y cantando cuando se apareció el Lobo Feroz y le dijo:
-¿Donde vas Caperucita?
-Voy a casa de mi abuelita a llevarle esta cestita porque está enferma.
-Muy bien, dijo el lobo, sigue tu camino.
Entonces el lobo que conocía un sendero secreto se fue corriendo para llegar a la casa de la abuelita antes que Caperucita.
El lobo llegó a la casa de la abuela y toco en la puerta:
-Toc toc
-¿Quien es? dijo la abuela.
-Soy Caperucita.
-La abuela, creyendo que era caperucita de verdad, abrió la puerta.
Entonces entró el Lobo y se la comió de un solo bocado.
Cogió un camisón y un gorro de la abuela y se metió en la cama.
Después llegó Caperucita Roja y toco a la puerta:
-Toc toc
-¿Quien es? pregunto el lobo con su voz.
-Pero que roncas estás abuelita, dijo Caperucita.
El lobo se tapo con la manta de la cama hasta los ojos.
Caperucita se acercó a la cama y le dijo a su abuela:
-Abuelita, que orejas más grandes tienes.
-Son para oirte mejor nietecita.
-Abuelita, que manos más grandes tienes.
-Son para acariciarte mejor.
-Abuelita, que ojos más grandes tienes.
-Son para verte mejor.
Entonces Caperucita preguntó:
-Abuelita, que dientes tan grandes tienes.
-¡Son para comerte mejoooor!
El lobo salto de la cama y de un solo bocado se comió también a Caperucita.
Por suerte, cerca de la casa había unos cazadores que oyeron los gritos y corrieron a la casa.
Mataron al lobo y le abrieron la barriga de donde pudieron sacar vivas a Caperucita y a su abuelita.
Y colorín colorado... este cuento se ha acabado.
Fabula
EL ASNO, EL PERRO, Y EL LOBO Un día, caminaban muy cansados bajo el Sol un Asno con su carga, su Amo y el Perro. Cuando llegaron a la pradera, el Amo muy cansado se echó a dormir. El Burro se alejó un poco y se puso a pastar tranquilamente, por otro lado, el Perro que estaba muy cansado y hambriento, le dijo al Asno: "Amigo Asno, ¿me darías un poco de comida que hay en la cesta por favor?" El Burro le respondió: "Mejor, ¿por qué no esperas un poco más hasta que despierte el Amo, y te dé de comer?" El Perro, no dijo nada más tras esto. Mientras el Asno seguía en lo suyo, la situación se puso seria cuando de repente apareció un Lobo, y se abalanzó sobre el Asno para devorarlo. Viéndose en gran lio, el Asno dijo al Perro: "¡Sálvame amigo Perro!" El Perro, respondió: "Mejor, ¿por qué no esperas un poco más hasta que despierte el Amo, y te salve?"
Moraleja Si no das oportuna ayuda, no esperes que ésta a ti acuda.
Leyenda
La leyenda de la bañera con hielo
Un joven tímido y retraído decide pasar una noche con sus amigos, que tras mucho insistir, consiguen que los acompañe a una discoteca. El joven se llamaba Ariel y apenas ingresó al local, se maravilló por el ambiente y la algarabía que se vivía en el lugar. Se quedo en un rincón mientras sus amigos se divertían pero vio como una hermosa muchacha lo observaba sin disimulo.
Esto se extendió por media hora, tras la cual y beber un par de tragos para envalentonarse, decidió ir a charlar con ella. Inmediatamente entablaron conversación y tras un par de besos, la chica lo invitó a ir a su departamento. Sin ninguna duda, Ariel se dirigió con la joven hacia su domicilio, donde le ofreció un trago mientras ella se fue al baño.
Al cabo de unos minutos comenzó a sentirse mareado y se desvaneció para despertarse a la mañana siguiente. En medio de una nebulosa pudo reconocer que estaba en una bañera llena de hielo y unas extrañas cicatrices en su espalda. A un costado había un papel que decía: “Llama urgente a emergencias sino quieres morir en pocas horas ya que te hemos extirpado los riñones”… Se trataba de una banda de traficantes de órganos que utilizaba a una bella joven para lograr su macabro cometido.
Novela
Las dos glorias
de Pedro Antonio de Alarcón
Un día que el célebre pintor flamenco Pedro Pablo Rubens andaba recorriendo los templos de Madrid acompañado de sus afamados discípulos, penetró en la iglesia de un humilde convento, cuyo nombre no designa la tradición.
Poco o nada encontró que admirar el ilustre artista en aquel pobre y desmantelado templo, y ya se marchaba renegando, como solía, del mal gusto de los frailes de Castilla la Nueva, cuando reparó en cierto cuadro medio oculto en las sombras de feísima capilla; acercóse a él, y lanzó una exclamación de asombro.
Sus discípulos le rodearon al momento, preguntándole:
- ¿Qué habéis encontrado, maestro?
- ¡Mirad! -dijo Rubens señalando, por toda contestación, al lienzo que tenía delante.
Los jóvenes quedaron tan maravillados como el autor del "Descendimiento".
Representaba aquel cuadro la "Muerte de un religioso". Era éste muy joven, y de una belleza que ni la penitencia ni la agonía habían podido eclipsar, y hallábase tendido sobre los ladrillos de su celda, velados ya los ojos por la muerte, con una mano extendida sobre una calavera, y estrechando con la otra, a su corazón, un crucifijo de madera y cobre.
En el fondo del lienzo se veía pintado otro cuadro, que figuraba estar colgado cerca del lecho de que se suponía haber salido el religioso para morir con más humildad sobre la dura tierra.
Aquel segundo cuadro representaba a una difunta, joven y hermosa, tendida en el ataúd entre fúnebres cirios y negras y suntuosas colgaduras....
Nadie hubiera podido mirar estas dos escenas, contenida la una en la otra, sin comprender que se explicaban y completaban recíprocamente. Un amor desgraciado, una esperanza muerta, un desencanto de la vida, un olvido eterno del mundo: he aquí el poema misterioso que se deducía de los dos ascéticos dramas que encerraba aquel lienzo.
Por lo demás, el color, el dibujo, la composición, todo revelaba un genio de primer orden.
- Maestro, ¿de quién puede ser esta magnífica obra? -preguntaron a Rubens sus discípulos, que ya habían alcanzado el cuadro.
- En este ángulo ha habido un nombre escrito (respondió el maestro); pero hace muy pocos meses que ha sido borrado. En cuanto a la pintura, no tiene arriba de treinta años, ni menos de veinte.
- Pero el autor....
- El autor, según el mérito del cuadro, pudiera ser Velazquez, Zurbarán, Ribera, o el joven Murillo, de quien tan prendado estoy.... Pero Velazquez no siente de este modo. Tampoco es Zurbarán, si atiendo al color y a la manera de ver el asunto. Menos aún debe atribuirse a Murillo ni a Ribera: aquél es más tierno, y éste es más sombrío; y, además, ese estilo no pertenece ni a la escuela del uno ni a la del otro. En resumen: yo no conozco al autor de este cuadro, y hasta juraría que no he visto jamás obras suyas. Voy más lejos: creo que el pintor desconocido, y acaso ya muerto, que ha legado al mundo tal maravilla, no perteneció a ninguna escuela, ni ha pintado más cuadro que éste, ni hubiera podido pintar otro que se le acercara en mérito.... Ésta es una obra de pura inspiración, un asunto "propio", un reflejo del alma, un pedazo de la vida.... Pero.... ¡Qué idea! ¿Queréis saber quién ha pintado ese cuadro? ¡Pues lo ha pintado ese mismo muerto que veis en él!
- ¡Eh! Maestro.... ¡Vos os burláis!
- No: yo me entiendo....
- Pero ¿cómo concebís que un difunto haya podido pintar su agonía?
- ¡Concibiendo que un vivo pueda adivinar o representar su muerte! Además, vosotros sabéis que profesar "de veras" en ciertas Órdenes religiosas es morir.
- ¡Ah! ¿Creéis vos?...
- Creo que aquella mujer que está de cuerpo presente en el fondo del cuadro era el alma y la vida de este fraile que agoniza contra el suelo; creo que, cuando ella murió, él se creyó también muerto, y murió efectivamente para el mundo; creo, en fin, que esta obra, más que el último instante de su héroe o de su autor (que indudablemente son una misma persona), representa
...