Modernidad y posmodernidad.

Modernidad y posmodernidad.

La sociedad en la que vivimos es dinámica y cambiante; el resultado de este constante movimiento ha sido la modificación de la forma de pensar, actuar, comportarse y captar el mundo y la cultura en todos sus diversos campos.

La modernidad, propuesta por los filósofos de la Ilustración, que en realidad tiene sus orígenes entre finales del siglo XVI y principios del siglo XVII, pretende desarrollar una ciencia objetiva; es decir, propone que cada ciudadano se fije metas según su propia voluntad, metas que alcanzará utilizando la lógica y la razón. Según Jürgen Habermas, este proyecto de modernidad, se da en la universidad de la moral y de las leyes, además de la autonomía del arte.

Por otro lado, según Marshall Berman, la modernidad es una postura filosófica, fundamentada principalmente en las ideas de la burguesía del siglo XVII; tales ideas, llevan al individuo a poseer conciencia de estar vivo, de ser, estar y existir en el mundo.

Immanuel Kant, filósofo prusiano de la Ilustración, postuló, como principal característica de la modernidad, que el hombre europeo ha comenzado a pensar utilizando y basándose en la lógica formal, dejando de lado creencias, supersticiones y tradiciones; que el hombre ha comenzado a pensar a la “luz de la razón” y mencionada razón, le permitirá acceder y encontrar la Verdad.

Sabemos, entonces, que en definitiva la modernidad es un periodo histórico que sobretodo, antepone la razón sobre la religión en general; todo esto con la finalidad de que los avances de la ciencia logren superar todos los obstáculos (tanto naturales como sociales) y, por ende, se logre el bienestar general de la humanidad.

Al principio, el modernismo buscaba que el conocimiento y la cultura fueran parte de la vida diaria y estuvieran al alcance de toda la población; sin embargo, consecuencia de la profesionalización e institucionalización de la cultura y de los campos de la misma siendo controlados por especialistas expertos, la cultura se ha distanciado de la vida cotidiana.

Los ideales del modernismo son también sus cualidades: el progreso continuo del conocimiento, el perfeccionamiento de la técnica y el mejoramiento social y moral.

Los ideales del posmodernismo son una exacerbación de los rasgos del modernismo.

Sin embargo, el mismo Jürgen Habermas, considera la posmodernidad como antimodernidad y distingue entre los jóvenes conservadores (antimodernistas), los viejos conservadores (premodernistas) y los neoconservadores (posmodernistas). Define a los primeros como quienes recuperan la experiencia de la modernidad estética y se liberan de las obligaciones del trabajo; los premodernistas, esencialmente, observan la decadencia del predominio de la razón formal; y los neoconservadores tienen como principios las desvinculación entre ciencia y orientación de vida, la independencia entre política y justificación moral, y la pretensión de limitar la experiencia estética a la privacidad.

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