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Motricidad

doralice19 de Febrero de 2012

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inteligencias relacionadas con objetos.

La inteligencia espacial. Es la habilidad para visualizar imágenes mentalmente o para crearlas en alguna forma bi o tridimensional (Armstrong, 2001); trabaja con la parte del arte visual, como dibujos, pinturas, esculturas, navegación y todas las actividades en que interviene la visualización en distintas perspectivas y ángulos (Kasuga, Gutiérrez y Muños; 2000); es la capacidad de pensar con figuras e imágenes y de transformar el mundo visual-espacial (Leviton, 2001).

La Inteligencia lógico-metemática: Se refiere a la capacidad de trabajar bien con los números y/o basarse en la lógica y el raciocionio (Armstrong, 2001); es la inteligencia que conocemos como el pensamiento científico o razonamiento inductivo, así como el razonamiento deductivo (Kasuga, Gutiérrez y Muños; 2000); abarca el reino de la razón, el pensamiento dirigido de manera consciente y ciertos aspectos de la solución de problemas (Stine, 2001); tiene que ver con la habilidad para la comprensión de las relaciones numéricas (Leviton, 2001).

 La inteligencia cinestésicocorporal. Es la inteligencia de todo el cuerpo, así como la inteligencia de las manos (Armstrong, 2001); es la habilidad de usar el cuerpo y expresar a través de él manifestaciones como la danza o los deportes (Kasuga, Gutiérrez y Muñoz, 2000). Cabe señalar que esta inteligencia abarca también al uso eficiente de implementos e instrumentos materiales y que antes de la propuesta de Gardner había sido tratada con muy poca seriedad en los círculos científicos.

• Las inteligencias libres de objetos.

La Inteligencia lingüística. Es la capacidad para utilizar las palabras efectivamente (Armstrong, 2001); representa la llave maestra para la comunicación, expresión y transmisión de ideas en forma verbal y gráfica (Kasuga, Gutiérrez y Muñoz, 2000); tiene que ver con la habilidad para usar las palabras y expresar conceptos con claridad y fluidez (Leviton, 1995).

La inteligencia musical. Se relaciona con la capacidad para tocar una tonada, recordar melodías, tener buen sentido del ritmo, o simplemente disfrutar la música (Armstrong, 2001); es la capacidad de reconocer ritmos y patrones tonales, de ser sensible a los sonidos ambientales, a la voz humana y a los instrumentos musicales (Kasuga, Gutiérrez y Muñoz; 2000).

• Las inteligencias personales.

La inteligencia intrapersonal. Es la capacidad de saber quiénes somos y lo que somos capaces de lograr en el mundo (Armstrong, 2001); se refiere al aspecto interno del ser, como el autoconocimiento de los sentimientos, los grados de los estados emocionales, manejo de estrés, autorreflexión y un sentido de intuición sobre la realidad espiritual (Kasuga, Gutiérrez y Muñoz, 2000); es la inteligencia de nuestro “yo” interno (Leviton, 2001).

La inteligencia interpersonal. Tiene que ver con la habilidad para entender a otras personas y trabajar con ellas (Armstrong, 2001); es la capacidad para trabajar colaborativamente con otros grupos y comunicarse verbal o no verbalmente con otras personas (Kasuga, Gutiérrez y Muños; 2000); se refiere a la facultad de comprender a otras personas y saber convivir en comunidad (Leviton, 2001).

A diferencia de otros postulados sobre la inteligencia, hasta entonces conocidos, el de Gardner da un sentido de pluralidad al término inteligencia; es decir, ya no solamente eran merecedores del status de “inteligentes” los poseedores de talentos en las áreas lingüística y/o lógico-matemática, sino también aquellos cuyas manifestaciones brillantes se encontraban fuera de ellas –como los músicos, pintores o deportistas-. Por otra parte, la teoría de las IM nos deja claro que las siete inteligencias están presentes, en mayor o menor medida, en todos los seres humanos y que no son utilizadas de forma aislada o “pura” por las personas; nuestros actos –cualesquiera que sean- conllevan una integración, en distintas proporciones, de éstas –sobre todo cuando nos enfrentamos a situaciones problemáticamente “complejas” (Gardner, 2004)-.

Hablando en particular del tema que nos ocupa resulta pertinente hacer dos puntualizaciones:

• Inteligencia cinestésicocorporal y motricidad inteligente ostentan significados distintos. Howard Gardner (2004, p. 253) define la inteligencia cinestésicocorporal como “la habilidad para emplear el cuerpo en formas muy diferenciadas y hábiles, para propósitos expresivos al igual que orientados a metas”, en tanto que, desde esa misma perspectiva, la motricidad inteligente es “aquella manifestación del ser humano a través de la cual se da solución a un problema motriz, o se crea un producto en ese campo, y para cuyo efecto pueden concurrir una o más inteligencias; y en donde la concepción del cuerpo-objeto (instrumento) es rebasada por la de cuerpo-sujeto (persona)”. La motricidad inteligente guarda un concepto más amplio e integrador que el de inteligencia cinestésicocorporal; para ilustrar esta aseveración veamos los siguientes ejemplos:

Cuando un chico jugando básquetbol utiliza el tablero para encestar el balón pone a prueba su habilidad para emplear y controlar su cuerpo y el balón (inteligencia cinestésicocorporal), pero también está aplicando nociones de ubicación espacial y, aún sin saberlo en la mayoría de los casos, principios geométricos – el ángulo de incidencia es igual al ángulo de reflexión, por ejemplo-; además, si la anterior tarea ha de realizarse en los segundos finales de un partido que está empatado, también pondrá en juego su capacidad para trabajar bajo presión, controlando el estrés (inteligencia intrapersonal). Por otra parte, alrededor de la acción motriz que el muchacho efectúa existen aspectos de carácter ético-moral que debe atender: respeto por las reglas del juego, por los compañeros de equipo y los adversarios, honestidad e integridad al jugar; entre otros.

El cirujano que va a efectuar una delicada intervención quirúrgica requiere poseer un elevado desarrollo de coordinación óculo-manual (inteligencia cinestésicocorporal); por otra parte, necesita

tener gran control sobre sí mismo (inteligencia intrapersonal) y proyectarlo para transmitir seguridad y confianza al equipo médico que le auxiliará durante la operación (inteligencia interpersonal). Aunado a lo anterior, el médico debe tener presente y respetar una serie de principios éticos que lo reafirman en su condición de “ser humano” –compasión y respeto por la dignidad y los derechos del paciente, honestidad en sus intervenciones profesionales, brindar acceso a los cuidados médicos a cualquier persona, etc. (en AMA, 2001)-.

Resulta evidente que los problemas en que interviene la motricidad presentan grados distintos de complejidad en la utilización, combinación y aplicación de las distintas inteligencias –la demanda intelectual está determinada por la naturaleza del problema, las circunstancias (contexto) bajo las cuales se desarrolla -el problema- y la experiencia de quien ha de resolverlo-.

Tanto la inteligencia cinestésico-corporal como la Motricidad Inteligente pueden ser desarrollas en el ámbito escolar. Durante mucho tiempo se ha mantenido un acalorado debate acerca de la naturaleza de la inteligencia; por un lado se encuentran los nativistas, para quienes la inteligencia es básicamente una cualidad heredada; por otra parte se encuentran los ambientalistas, quienes están convencidos de que este don se desarrolla en la medida en que el individuo interactúa con el medio ambiente. Howard Gardner (2004) adopta, en ese sentido, una postura ecléctica; es decir, admite la idea de que existen cualidades relacionadas con la inteligencia que se transmiten genéticamente pero, también acepta el papel determinante que el contexto medioambiental juega para posibilitar el desarrollo de dichas cualidades. Un ejemplo de este enfoque ecléctico lo proporciona Jorge Coulon (2004, en línea), líder y miembro activo de la legendaria agrupación musical chilena Inti-Illimani, al comentar: “Cuando la mamá, la abuela y los hermanos hacen música y un piano está en el medio de la casa, no hay forma de escapar al destino”. En palabras del propio Gardner (2004, p. 328) “todo individuo normal debiera desarrollar cada inteligencia en cierta forma, aunque sólo tuviera una oportunidad para hacerlo”

Ante este escenario, queda claro que todos alumnos guardan un potencial intelectual susceptible de ser desarrollado, mismo que incluye tanto a la inteligencia cinestésicocorporal como a la motricidad inteligente; ahora bien, para que en el ámbito escolar los alumnos desarrollen la motricidad inteligente resulta necesario el desarrollo de la competencia simbólica, es decir, el desarrollo de competencias para desempeñarse y expresarse de distintas formas (palabras, números, gestos y patrones motores, etc.); es básico considerar que el desarrollo de una habilidad intelectual abre posibilidades, pero el desarrollo de una combinación de habilidades intelectuales –como las que confluyen en torno a la motricidad inteligente- producen multiplicidad de posibilidades (Gardner, 2004). Si la tarea es propiciar el desarrollo de la motricidad inteligente en los alumnos, el uso de estrategias y métodos que involucren a más de un sistema simbólico representa un poderoso recurso al respecto.

La Teoría Triádica de la Inteligencia.

Robert J. Sternberg, el más prominente de los psicólogos cognitivistas que abordan cuestiones concernientes a la inteligencia humana y su relación con el razonamiento y la solución de problemas (Solso, 2001), desarrolla

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