NOCIONES BÁSICAS DE SAUSSURE, HJELMSLEV Y COSERIU
Pilarjabornisky22 de Septiembre de 2013
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1. Valor, oposición identidad y diferencia
En la segunda parte del Curso General de Lingüística están compiladas las nociones que Saussure tenía acerca del estudio de la lingüística sincrónica. Es decir aquella que atiende a las relaciones que se dan en período determinado.
El ginebrino creyó que la lengua es un sistema compuesto de signos y relaciones que se consideran las unidades concretas de aquella ciencia, pero estas unidades no se presentan como tales tan fácilmente. Según Saussure <<…la lengua no se presenta como un conjunto de signos deslindados de antemano (…) es una masa indistinta >> . Por lo tanto, para que esa masa indistinta tome forma y se separe en unidades concretas, debe delimitarse y diferenciarse cada una de las demás. Es por esta razón que para el lingüista ginebrino <<...la lengua tiene el carácter de un sistema basado completamente en la oposición de sus unidades concretas...>> . Es decir, que las unidades de una lengua solo pueden definirse a partir de la oposición. Para Saussure <<… -l¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬a lengua- no puede ser otra cosa que un sistema de valores puros…>> pues al estar compuesto de ideas y sonidos, es necesario que a cada una de las ideas se le adjudique un valor, que la distinga de las demás ideas y así poder ordenar el pensamiento, considerado como una masa uniforme, nada es distinto antes de la aparición de la lengua, pues la lengua forma y regula las ideas, adjudicándole valores distintos y es por eso que la lengua es un sistema de valores.
<<...la noción de entidad se confunde con la de valor y recíprocamente…>> Pues cada una de las entidades se va a definir por su valor que lo diferencia de las demás entidades. Ese valor le atribuye una identidad a las unidades, es decir que esa entidad o signo va a tener rasgos invariables, independientemente de su materia ocasional.
Para ilustrarlo mejor el enunciado, se utilizan un par de analogías entre las cuales, considero, la más gráfica es la del juego de Ajedrez:
Al igual que en el juego de ajedrez, la lengua es un sistema en el cual los elementos se encuentran en una relación de dependencia mutua. Pues el valor respectivo de cada una de las piezas del ajedrez depende de su posición en el tablero, al igual que el valor de cada unidad en la lengua depende de su relación con los demás términos. En el juego de ajedrez el movimiento de una sola pieza modifica todo el tablero. De la misma manera, en la lengua, los cambios se realizan en elementos aislados pero cada cambio repercute en todo el sistema.
Otra analogía que puede ilustrar esto es la formación de los jugadores en voleyball, pues a diferencia de otros deportes, un tanto en contra modifica la función de los jugadores. Aunque el jugador sea siempre el mismo, la función que cumple va a depender del lugar que ocupa y de la relación con sus pares, el rematador va a ser siempre el jugador que inicie la jugada, independientemente de quién sea esa persona. Lo mismo pasa con la lengua. Las entidades, independientemente de la materia ocasional, van a definirse por su relación con el contexto, pues solamente es necesario que se realicen las mismas condiciones, para que se obtengan las mismas entidades.
Ante el fracaso de Saussure por delimitar las unidades concretas de la lingüística, para poder abordar las cuestiones que respectan al valor lingüístico, toma como entidad concreta a la palabra.
Una de las principales características del signo es la siguiente <<…cada término lingüístico es un miembro, un articulus donde se fija una idea en un sonido y donde un sonido se hace signo de una idea…>> Este principio de valor lingüístico se relaciona con la arbitrariedad del signo, ya que la porción de sonido que en determinada lenga se le asigna a determinada idea es un acto totalmente arbitrario, consensuado en cada colectividad. Si esta relación no fuera totalmente arbitraria, los valores y los signos no variarían en cada uno de las lenguas y por ende el valor del signo perdería una de sus cualidades ya que, como afirmaba el autor ginebrino, <<...contendría un elemento impuesto desde afuera...>>.
El valor lingüístico considerado en su aspecto conceptual es un elemento de la significación, puesto que el valor de cada término va a depender de la presencia de los demás términos, en otros vocablos, el valor de una palabra no va a estar fijado por su contenido sino que va a depender de su comparación con otras palabras de la misma lengua. Es por esta razón que la extensión de los valores de cada palabra se ve limitada por valores similares, en palabras del autor <<...todas las palabras que expresan ideas vecinas se limitan recíprocamente...>> . Un ejemplo muy claro de esto pueden ser las palabras ‘querer’ y ‘amar’ que en español designan sentimientos afectivos hacia una persona, siendo que en inglés solo existe el vocablo ‘love’. La extensión de los primeros dos vocablos, va a ser menor, ya que el vocablo ‘love’ no tiene oponente, por ende, su extensión es mayor.
En cuanto al valor, incluso fuera del ámbito lingüístico, va a estar determinado, según el autor, por una cosa semejante, y una desemejante. Una palabra, como por ejemplo, ‘estructura’ puede oponerse a una cosa desemejante, como ser, la idea que se tiene de una estructura, o se puede oponer a otra palabra, como ser ‘des-estructura’. Pero como se ve a lo largo del texto, y como afirman las concepciones de Saussure, el contenido de la palabra solo se delimita por su contexto, pues <<… el valor de un término puede modificarse sin tocar ni a su sentido ni a su sonido…>>
Por esta razón, el valor de la palabra ‘estructura’ solo va a depender de su contexto, pues no va tener el mismo valor si digo ‘la estructura de mi casa’ o ‘la estructura del trabajo’.
En síntesis, Según Ferdinand de Saussure, <<...El mecanismo lingüístico gira todo él sobre identidades y diferencias...>> . La lengua a través de la distinción de unidades que se consideran tales porque su identidad -rasgos pertinentes, que se mantienen inmutables-, tiene la función de moldear los pensamientos, las ideas, considerados como una masa amorfa. La lengua es un sistema de valores puramente diferenciales, pues solo es posible que las unidades se establezcan a través de la oposición con otra unidad, lo que más define al signo lingüístico es ser lo que los otros no son.
Hjelmslev toma las nociones de valor, oposición, identidad y diferencia del autor ginebrino. Según el danés, <<…un sistema está constituido por una serie de unidades organizadas (…) Cada una de estas entidades tiene un valor relativo (…) La lengua está, pues, constituida por un sistema de valores…>> Pero en este presupuesto no hay nada de innovador, lo que Hjelmslev hizo fue un trabajo de mayor precisión y abstracción. El autor considera que lo importante a la hora de describir una lengua, es constatar que cada una de sus partes tiene conexión con las otras, formadas por la coherencia.
Hjelmslev va a determinar que las relaciones no son todas iguales, sino que son de diferente especie, según la posición mutua de los términos. De este modo, considera que el signo es una función a establecer una relación de interdependencia ya que los términos se presuponen mutuamente. El autor danés va a usar el término función para designar al signo, ya que esta compuesto de dos funtivos –significado y significante, ambos constantes, necesarios e imprescindibles para la existencia del signo.
Así como la correlación entre los funtivos del signo es necesaria, también lo es su relación con otros signos, ya que cada uno de ellos solo obtiene significación cuando se relaciona con otras unidades de su misma clase.
2. El signo lingüístico
Como se ve en el punto anterior, según F. Saussure, es un sistema que está compuesto
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