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No He Podido Perdonarte.


Enviado por   •  5 de Septiembre de 2012  •  447 Palabras (2 Páginas)  •  267 Visitas

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No he podido perdonarte.

No he podido perdonarte cuando,

entre tus brazos la sangre se me alborota

y me miras, y no te importó.

El ardiente sol recuerda a mis labios,

ardientes de besos y el fuego,

el fuego diario, el fuego quemaba,

el fuego ahora, entre agua salada.

Y el ego se me hincha,

furioso nada en dolor, esa

humedad, tan maravillosa

como odioso el sentimiento.

La luz deslumbrante se filtró juguetona por mi ventana, al tiempo que esa alta voz celestial cantaba sus versos desaprobados a mi oído. Esta soleado el esfuerzo, destinado a la única felicidad de aquellos inestables periodos.Pero nada mejor que la recompensa final. El traslado de mi cuerpo era ansioso, rebosante de deseo. Al final del destino medio, hayaba siempre esos ojos oscuros, ensangrentados en unas horas, plenos en su dolor.

Esa boca adiestrada, llenaba hasta la saciedad sualquier exigencia de los sentidos. El humo entraba y las penas se iban. No necesitaba más de eso "vital". Caricia tras caricia, las heridas mojadas secaban, la moral social se cortaba, desvanecida tras ese aire bohemio. Llegaba el ocaso, bajo ese cielo triste, lastimado y solemne, dibujando en sus colores su dramatismo poético; el ardor profuso tocaba mi garganta hasta lo más oscuro y hondo; ese olor osado e insistente embargaba el ambiente, cuando todo se hacía cada vez más lento, mientras el mundo se movia creando figuras que explicaban la vida en escencia. Me movía yo, se movía él, se sacudía la tierra desde sus cimientos, ahogandonos en la belleza y en la relajación.Solía ser, era una ansiana sabia. era una niña inocente. Era una prostituta esperimentada. Era el aroma de su piel. Era el sabor de la perdición. Era el ojo que me miraba eternamente. Era el tacto ilimitado y estimulante que mme llevaba al fin del universo, al inicio del paraíso.. Amoral, venía la perdida de identidad, mirando como sus ojos se envolvian somnolientosregados más en sangre, incontenible la risa burlaba nuestra desvanecida voluntad, el espejo me mostraba mi doble identidad, me desdoblaba en la consiencia perdida. Los colores hablaban, los sueños eran la realidad, y el ventilador giraba sin parar, llevando la sinfonia de la diversidad, donde almas se unian a la colectividad. La planta absorvia el agua de mi cuerpo, y sentia como el oceano se secaba en él, como si este dopado objeto fuese el mundo, cuando unido a él soy él.

La masa gris se realizaba, entre sus manos

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