Normas básicas De Redacción Estilo Científico De Redacción
normas_25109 de Septiembre de 2014
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Normas básicas de redacción
Estilo Científico de Redacción
Existen muchos estilos de redacción: el estilo periodístico, el estilo literario, el estilo comercial, el estilo informal y el estilo científico. Puesto que el acto de escribir tiene como propósito comunicar algo, cada estilo toma en consideración un tipo de audiencia hacia la cual va dirigido un mensaje.
Para fines académicos, la presentación de un trabajo normalmente se rige por un estilo científico, ya que el mensaje va dirigido a una comunidad académica y científica que tiene características sui generis a tomar en consideración. Este estilo sigue ciertas normas y aquí exploraremos algunas de ellas (ver American Psychological Association, 2002; y Sternberg, 1993 para profundizar más en este punto).
Destinatarios
El estilo científico de redacción queda definido, en buena medida, por las personas que leerán el escrito. Obviamente no es el mismo tipo de lector al que uno se dirige cuando se está redactando una nota periodística, una carta de negocios o una disertación doctoral. En un estilo científico, lo primero que hay que reconocer claramente es que el profesor o un grupo de sinodales son los que leerán el trabajo académico. Hay que escribir para ellos y tener en cuenta sus conocimientos previos y experiencia en el tema.
En ocasiones, algunos alumnos caen en el error de realizar en sus trabajos meras descripciones "enciclopédicas" sobre un tema determinado. Por ejemplo, cuando un alumno está redactando su tesis de maestría o su disertación doctoral, construye su marco teórico como si redactara la entrada de una enciclopedia o todo un libro de texto. Con la falsa idea de que se le va a evaluar más por cantidad que por calidad, hay alumnos que tratan de llenar hojas y más hojas con un recuento histórico de alguna teoría o con listas interminables de definiciones sobre ciertos conceptos.
Al redactar un trabajo académico, hay que partir del supuesto de que el lector tiene una base de conocimientos sobre el tema que el alumno quiere abordar. Así, más que distraer al profesor o a los sinodales con cosas que ya sabe, un buen trabajo debe abordar el tema central en una forma directa, guiando al lector hacia el problema que se quiere investigar, identificando claramente aquellos puntos en donde los expertos en el tema no se ponen de acuerdo, así como aquellos otros en donde se presenta un vacío que deba ser llenado por la investigación que se propone hacer. El alumno debe darse cuenta que el destinatario final de su escrito es uno o varios profesores, quienes tienen un buen dominio del tema que se está abordando y que esperan ver en el trabajo de los alumnos un análisis profundo de las ideas y no algo superficial.
La definición del destinatario de un escrito es parte importante del estilo científico de redacción, pero también lo es el propósito de aquello que se quiere comunicar. Algo que el alumno debe tomar en consideración son los lineamientos que el profesor dicte al momento de asignar un trabajo. Estos lineamientos pueden referirse a un número mínimo y máximo de palabras que el trabajo debe tener, a un conjunto de temas que se deben abordar o a un mínimo de referencias que es necesario consultar. Cualesquiera que sean esos lineamientos, el alumno debe tratar de cumplir con ellos puntualmente. Uno de los objetivos de un trabajo académico es el relativo a la evaluación, y es importante que el alumno cumpla con aquellos requisitos que el profesor señale (incluso, y de ser necesario, más allá de lo que este manual establece). Desde luego, si además del cumplimiento de requisitos, el alumno logra interesar, informar y persuadir al lector sobre ciertas ideas, el propósito del reporte académico quedará más que satisfecho. A los profesores les interesa no sólo que los alumnos cumplan con un conjunto de requisitos,
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