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Enviado por   •  20 de Marzo de 2013  •  1.456 Palabras (6 Páginas)  •  276 Visitas

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Las aporías de Zenón de Elea

Les invitamos a conocer más de la postulación de las denominadas aporías o mal llamadas paradojas.

ElHeraldo.hn Honduras 14.01.2011 - Acropolis Honduras - infoSPAMFILTER@acropolishonduras.org

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Imaginemos una carrera entre Aquiles, el guerrero troyano a quien el historiador Homero llamaba “el de los pies ligeros”, símbolo de la rapidez, y una tortuga, insignia de la lentitud. Aquiles corre diez veces más rápido que la tortuga, es por eso que al inicio le otorga diez metros de ventaja. Aquiles corre esos diez metros, la tortuga corre uno; Aquiles corre ese metro, la tortuga corre un decímetro; Aquiles corre ese decímetro, la tortuga corre un centímetro; Aquiles corre ese centímetro, la tortuga un milímetro; Aquiles el milímetro, la tortuga una décima de milímetro, y así infinitamente, de modo que Aquiles puede correr para siempre sin alcanzarla. Tal es la paradoja inmortal planteada por el gran filosofo Zenón.

Zenón de Elea (siglo V a C), filósofo presocrático, discípulo de Parménides, adoptó para la filosofía un nuevo método de conocimiento: la dialéctica, mediante la postulación de las denominadas aporías o mal llamadas paradojas.

Zenón utiliza este sistema para mantener las tesis de su maestro Parménides, dirigidas contra la pluralidad y el movimiento. Igualmente sostiene sus argumentos, no sin cierta complejidad, en contra del espacio, y finalmente contra la fiabilidad de la percepción sensorial a través del cuento del “grano de mijo”.

El término dialéctica y más propiamente arte dialéctico estuvo en estrecha relación con el vocablo diálogo; por ello el arte dialéctico puede definirse primeramente como el arte del diálogo. Para los griegos, la dialéctica era “el camino luminoso”, el encadenamiento de un logos con otro logos hasta llegar a una conclusión.

Si bien todos los filósofos han utilizado desde siempre la dialéctica, dado que todos ellos se han caracterizado por el encadenamiento de sus ideas y la lógica con que presentan sus teorías, fue Zenón quien lanzó abiertamente esta disciplina. Este sistema consiste en tomar una tesis aceptada por la opinión general, razonando sobre ella hasta demostrar, o que sus ideas se contradicen entre sí, o bien que la conclusión a que llevan es contradictoria con respecto al argumento original del cual hemos partido.

El dialéctico está dispuesto a aceptar como verdadera una tesis, si razonando sobre ella llega a un resultado lógico, o sea, no contradictorio. Pero debe hacer un razonamiento exhaustivo sobre esa idea, someterla a cuantas pruebas sean posibles y si tras ellas resulta aún válida, ello implica que es correcta. La dialéctica clásica es un encadenamiento donde tiene que haber una total correspondencia entre el primer concepto, todos los que siguen y el último; en todos ellos ha de existir una correspondencia natural.

Siguiendo a su maestro Parménides, Zenón postuló que la unidad y la indivisibilidad iban inevitablemente juntas. La pluralidad es una noción en sí contradictoria porque implica un conjunto de unidades (indivisibles): “La pluralidad es una suma de unidades”, e igualmente implicaría que la realidad es divisible. Ahora bien, si es así, habrá de ser infinitamente divisible, porque tiene que ser una magnitud, y toda magnitud es divisible en partes que, a su vez, siguen siendo magnitudes y, por consiguiente, en sí divisibles, por muy pequeñas que sean. Pero si esto es así, no habrá nada que pueda llamarse unidad, porque cualquier cosa que se tome como tal puede dividirse aún y, por tanto, no es unitaria. De lo que se deduce que, puesto que la pluralidad es una pluralidad de unidades, la pluralidad no podrá existir tampoco.

Las aporías del movimiento. Los argumentos contra el movimiento, según nos indica Aristóteles en su física, y amplían los comentaristas griegos, son cuatro, y constituyen el entramado básico de sus aporías que resumimos a continuación:

La dicotomía. Supongamos que el Lobo Feroz quiere llegar a la casa de Caperucita Roja que está a una distancia de 8 metros. El lobo antes de recorrer el camino completo a la casa de Caperucita, tiene que recorrer la primera mitad del camino, es decir los primeros 4 metros y tardará un tiempo (finito) en hacerlo. Una vez llegue a estar a 4 metros de la Casa de Caperucita tendrá que recorrer los cuatro metros que le quedan y para ello deberá recorrer la mitad de esa distancia. Pero

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