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PUNTO DE VISTA DEL NARRADOR


Enviado por   •  27 de Agosto de 2014  •  Síntesis  •  462 Palabras (2 Páginas)  •  193 Visitas

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6.10-.PUNTO DE VISTA DEL NARRADOR:

Según el análisis de Vargas Llosa, desde un punto de vista formal esta novela es la más imperfecta de las que escribió Arguedas. Hace notar que en lo que respecta a la anécdota, hay demasiados cabos sueltos, episodios como la disputa entre los apristas y comunistas por el incidente del Pianista, que carecen de poder de persuasión, o que no armonizan con el contexto como el discurso a la muerte de Cámac, o momentos que debieron ser de gran dramatismo pero que no lo son por estar mal resueltos, como la muerte de Puñalada a manos del negro que exhibe su miembro viril. Agrega también que muchos de los personajes son borrosos y que la historia transcurre sin soltura, pues el tiempo narrativo no está bien estructurado.

Empero, Vargas Llosa señala también sus aciertos. Según su criterio, lo mejor sería «la parte estática del libro, el ambiente de rutina embrutecedora, envilecimiento y podredumbre que sirve de marco a la acción.» Otro de los aciertos serían los «personajes colectivos», «entidades gregarias en las que el individuo es absorbido y borrado por el conjunto, que funciona como el sincronismo de un ballet.» Entre esas tropas humanas la más vívidamente representada sería la de los vagos, en quienes, pese a su repulsión, Arguedas consigue preservar un relente de humanidad, y sus apariciones provocan, además de disgusto y pavor, compasión y hasta ternura.4

El libro ha sido construido a base de diálogos; la parte descriptiva es menos importante que la oral. Esto significó un cambio en la narrativa de Arguedas. En Yawar Fiesta había ensayado con acierto una reelaboración castellana del quechua para hacer hablar a sus personajes indios, y ese estilo mestizo alcanzaba un alto nivel artístico en Los ríos profundos. En El Sexto, con una sola excepción, quienes hablan no son indios sino limeños, serranos que se expresan ordinariamente en español y gentes de otras provincias de la costa. Arguedas trató de reproducir las variedades regionales y sociales —el castellano de los piuranos, de los serranos, de los zambos, de los criollos más o menos educados— mediante la escritura fonética, a la manera de la literatura costumbrista, y aunque en algunos momentos acertó (por ejemplo, en el caso de Cámac), en otros fracasó y cayó en el manierismo y la parodia. Esto es evidente cuando hablan los zambos o don Policarpo; esas expresiones argóticas, deformaciones de palabras trasladadas en bruto, sin recreación artística, consiguen un efecto contrario al que buscan (fue el vicio capital del costumbrismo): parecen artificios, voces gangosas o en falsete.

De todos modos, aun con estas limitaciones, por su rica emotividad, sus hábiles contrastes y sus relámpagos de poesía, el libro deja al final de la lectura, como todo lo que Arguedas escribió, una impresión de belleza y de vida.5

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