Pedro El Niño De Los Sueños

Pedro el Niño de los Sueños

Pedro, un niño nacido en la pobreza, sus padres muy humildes le enseñaron que todo lo que hiciera fuera honesto, que sus palabras fueran de la mano con sus hechos, fomentaron en él principios y valores de rectitud. Pero Pedro decía:

- “Mis padres son tan buenos pero a la vez tan pobres que no sé cómo ayudarlos, la gente buena no tiene nada!”

Un día en la escuela al comenzar las clases, los niños se burlaban de Pedro porque su ropa y zapatos ya estaban desgastados, lo llamaban desarrapado, sucio y pobre, y nadie quería ser su amigo, Pedro en silencio lloraba amargamente, llegó a su casa y le decía a su mama:

- Mami los compañeros de clases se burlan de mí porque no tengo dinero, yo no quiero ir más a la escuela! yo quiero trabajar!

Su mamá le respondió:

- Tendrás mucha más oportunidades si estudias que si te quedas como nosotros, que tenemos que rasguñar de un lado a otro para poder comer, tu papá siempre tiene cayos en las manos porque sale a picar monte, y siempre nos pagan es una miseria, yo me la paso lavando y planchando ajeno, tú ves como nosotros nos esforzamos, todo va a cambiar, ya vas a ver Pedrito, poco a poco veras como iremos creciendo, ya verás que mi hijito bello (decía con lágrimas en los ojos), tú debes ser el mejor en todo!

Pedro entonces empezó a soñar y siempre decía “Seré el mejor”, sus compañeros se seguían burlando, entonces con tan solo 9 años y sin que sus padres se dieran cuenta, pedro compró una libreta, la forró y la vendió con ayuda de su maestra, ganó el doble de su valor, compró dos más e hizo lo mismo.

Pedro soñaba en grande, deseó con todo su corazón darle una vida diferente a sus padres quienes ya eran de edad avanzada; a los días de haber emprendido su nuevo negocio compró su uniforme y zapatos nuevos, entonces cuando llega a su casa su madre enojada le dice:

- Pedro por qué has robado, te dije que tenías que estudiar y ser honesto, a quien le has quitado dinero?

Pedro responde:

- Madre a nadie he robado, yo he trabajado y mi maestra me ayudó, compre mi ropa para que mis amiguitos no se burlen más de mí, y te traje esta flor con este dinero para que compres un poquito de comida ma´

Su madre orgullosa lo abrazó y llorando le dijo que siempre sería su orgullo. Al día siguiente Pedro llega a su escuela contento, y sus compañeros igual lo despreciaban, la maestra veía todo y los regañaba; Pero eso no le impedía seguir soñando en lo rico que sería. Siguió vendiendo libretas en la calle casa por casa, mientras sus amiguitos jugaban él trabajaba. Su maestra seguía ayudándolo.

Cuando Pedro tenía 28 años, aquél niño pobre y de zapatos

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