El Sueño De Un Niño Bolivariano

“El sueño de un niño bolivariano”

En cielos abrigados por nubes cargadas de lluvia de una mañana del 24 de julio de 1783 se vivía el agite por la dulce llegada de un intranquilo ser. La casa grande de los Bolívar y Palacios se llenó de alegría y muchas bendiciones porque había nacido el pequeño Simón, a quien después de días de nacido fue bautizado en la capilla de la Santísima Trinidad de la señorial casona de San Jacinto y en manos del padre Aristiguieta recibió por nombre Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios. La delicada María de la Concepción depositaba su más bello retoño en manos de una tierna mestiza llamada Hipólita que lleno de amor y cuidados a “mi niño” como ella le decía. Al atardecer cansado del duro día de firmar y revisar documentos de los envíos a la guaira de la cosecha del café llegaba en su caballo brioso el imponente Don Juan Vicente y acudían a él sus intranquilos hijos, María Antonia, Juan Vicente, Juana María y el incansable Simón José todos bañados de sudor por la fatiga de los juegos del día.

Transcurrió el tiempo y el niño necesitaba formación educativa, le fueron asignados como maestros a los intelectuales: Simón Rodríguez quien le enseñó las letras, Andrés Bello personaje que fortaleció el amor por la poesía y la geografía y el padre Andújar que fue el responsable de la enseñanza de las matemáticas. ¡Ah niño Simón! Ya empezaba a soñar con una patria grande. Un día en el patio de los granados se quedó dormido y empezó a soñar con su amigo de juegos Tomás de rizos negros como el café recién colado, con dientes blancos como los nardos que embellecían la casona y el espíritu con ansias del saber. El pequeño Simón soñaba que iba a la escuela con su gran amigo donde compartían grandes saberes; pero el ruido de los sacos de maíz traído por los esclavos lo despertó de su gran sueño y volvió a la realidad.

Estando en el viejo mundo conoce a grandes amigos y a su gran amor, la flor más bella conocida por él a María teresa del Toro y Alaiza y se casa con ella un 24 de mayo de 1802; pero la vida le da un duro golpe, pues solo disfruta de su enlace matrimonial poco tiempo ya que su amada muere y él jura no volverse a casar. Sin embargo vuelca toda su energía en su interés por libertar América, fue allí donde Bolívar inicia su lucha emancipadora para luego plasmarla en acciones revolucionarias junto con sus fieles amigos: Sucre, Rivas, Miranda, Bermúdez, Roscio, Monteverde y otros en campos de batallas acrecienta su lucha de conquista y libertad que hace realidad el 5 de julio de 1810 con la firma del acta de independencia.

Pasados unos años ya cansado y enfermo el gran Simón a la edad de 47 años se refugia en la quinta san Pedro Alejandrino en Santa Marta Colombia, conciente de su estado de salud decide repartir todos sus

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