Pensamiento Complejo

El pensamiento complejo, un gran reto.

Los resultados del Programa Internacional de Evaluación de Alumnos (PISA) de la OCDE muestran que un número excesivo de estudiantes no cuenta con las competencias y los conocimientos necesarios. Uno de cada dos alumnos de 15 años de edad no alcanzó el nivel de capacidades básicas de PISA (nivel 2), mientras que el promedio de la OCDE fue de 19.2%. Sólo 3% de los estudiantes mexicanos alcanzó los niveles más altos (5 y 6), que significa contar con la capacidad de identificar, explicar y aplicar conocimientos científicos de manera consistente en una variedad de situaciones complejas de la vida cotidiana.

Los anteriores resultados dan muestra de la necesidad de desarrollar el pensamiento complejo, si nuestro propósito es formar individuos reflexivos, críticos y propositivos, la clave está en integrar a nuestra práctica docente el pensamiento complejo, es decir, crear las condiciones necesarias para comprender y explicar desde diversas perspectivas la realidad, para ello es primordial echar mano de la transdiciplinariedad, relacionando en todo momento la teoría con la práctica, evitando la construcción de conocimientos aislados.

Por lo anterior, resulta de vital importancia diseñar estrategias didácticas que den solución a situaciones reales y de interés para los niños, logrando que los distintos contenidos de aprendizaje de las diversas asignaturas sean un medio para dar solución a sus intereses, pero al mismo tiempo respetando el enfoque de cada disciplina.

La reforma educativa que estamos vivenciando actualmente nos brinda la posibilidad de orientar a nuestros alumnos en la construcción de aprendizajes significativos que potencializan todas sus capacidades, que les permiten aprender a aprender, aprender a hacer y aprender a ser para que puedan comprender y transformar su realidad.

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