Politicas Publicas

El título con el cual se presenta este libro, sugiere una interrelación conceptual entre la economía-cultura-medio ambiente, que invita a la reflexión. Trataré de explicar mi punto de vista al respecto. Llamo la atención acerca de lo siguiente: el concepto de economía no es unívoco, ha sido entendido a través de la historia de diversas maneras por civilizaciones también diversas, a partir de sus tradiciones culturales, sociales, de creencias religiosas y de posiciones filosóficas y políticas. Es pues un concepto con una dimensión histórica.

La sabiduría del Oriente asiático, de la Grecia antigua y de los indígenas de América, nos ha legado la interpretación ética de estos conceptos en los cuales se realzan, el autorreconocimiento, el autoanálisis y la autorrealización del individuo ante la sociedad, mediante la introspección en su conciencia y en el mundo.

Las vías utilizadas para alcanzar estos fines dentro del ámbito político-social es hacer que el individuo interactué y se relaciones con todos los aspectos que afectan a la sociedad es y nos trae armonía interior que contribuye al mejoramiento personal y que, por extensión, podría irradiar bienestar social, aunque no siempre es este un objetivo, que se entiende más bien como un estado del espíritu humano, de la subjetividad del individuo ya que en si el ser humano en principio es egoísta.

Otra acepción, más vinculada a lo sociopolítico, es la llamada interacción permanente, lo que supone armonía social, a partir de la satisfacción de las necesidades básicas de los sujetos sociales: responsabilidad de Estados y gobiernos, en tanto se inscribe en el plano del respeto a los derechos humanos. Ciertas corrientes han desvinculado paz interna y paz externa, pero hoy es frecuente entender el indispensable vínculo entre ambas, pero esto se ve afectado por situaciones anárquicas o extremas en ciertos casos.

Debido a estos al pasar de los tiempos, la humanidad se ha visto obligada a estudiar, analizar y crear sistemas políticos y formas de gobiernos en los Estados, motivado a diferentes formas de agrupación que tienen las naciones.

Por otra parte, es todavía muy común en nuestros días, que la paz se entienda en vínculo con la guerra o con cualquier violencia organizada en gran escala, en el sentido de su prevención o eliminación por pensamientos políticos y formas de gobierno diferentes a los intereses de distintos gobernantes

El objetivo puede ser la eliminación del contrario: “si quieres paz, prepárate para la guerra” o también la gestión para reducir conflictos armados, o para encontrarles una solución no violenta, o promoviendo el control de los armamentos o el desarme.

Por el contrario, la verdadera paz política, a la vez que se proyecta contra los conflictos armados, no pierde de vista la violencia estructural, es decir, aquella que provoca hambre, miseria, insalubridad, incultura: agresiones que afectan la paz interna y externa, concebidas estas en su interrelación. La paz está ligada a la negociación, al entendimiento sin violencia y sin renuncias inaceptables para ninguna de las partes. Supone el aprendizaje de la solución desarrolladora de conflictos, de la negociación y de la concertación.

Pero para poder llegar a estos aspectos debemos tener en cuenta el principio de soberanía de los pueblos y la no injerencia de otras naciones a conflictos internos de cualquier índole, ya que esto crea un estado de inseguridad jurídica y de principios constitucionales universales o en su mejor expresión de los Derecho Humanos de cada habitante de una nación.

Es la posición del holipacifismo, la cual crea un estado que en la esfera de la investigación para la paz, reconoce la contribución de cada ciencia para contribuir a la neutralización de las diversas manifestaciones de violencia en el mundo.

Asimismo, en Venezuela no se puede hablar solamente de un Estado de Derecho el cual está regido únicamente por el apego directo a las leyes, tenemos un nuevo sistema de gobierno el cual ha incluido el Estado Social de Derecho, Democrático y de Justicia Social, basado no solo en leyes ni principios, sino en la necesidad legitima de sus habitantes, buscando la humanización y la participación de los ciudadanos en el desarrollo nacional.

Pero, en el mundo de hoy, globalizado a lo neoliberal, proliferan las violencias de todo tipo, entre las más fuertes, las agresiones a la naturaleza en función de intereses económicos, la exclusión, la pobreza, la insalubridad, el analfabetismo, la marginalidad, las diversas formas de discriminación, en fin la injusticia social, que divide al planeta en ricos y pobres. Y la violencia ha penetrado también en esferas de la vida cotidiana de los seres humanos: en la familia, en la escuela, en variados escenarios sociales; se ha llegado a convertir en mercancía que se vende a través de libros, películas,

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