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Pop Art En Latinoamérica


Enviado por   •  5 de Octubre de 2013  •  1.584 Palabras (7 Páginas)  •  762 Visitas

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En los años sesenta aparece una serie de tendencias artísticas que, a diferencia de los de la década de 1950 no se preocupaban por los valores trascendentes del mundo sino por los acontecimientos, objetos y hechos cotidianos. “Lejos ya de las experiencias de la Segunda Guerra Mundial, el hombre de los sesenta puede mirar y tocar al mundo como cuerpo material en el cual vive. El artista se acerca a la cultura popular, a la gran ciudad y examina los objetos que le rodean, las actitudes que lo configuran y la realidad de la cual todos participan”[1].

De esta actitud, a mediados de la década de 1950 surge en Inglaterra el llamado Pop Art, que casi de inmediato habría de diseminarse por los Estados Unidos, específicamente Nueva York, y de allí al resto del mundo incluyendo la periferia latinoamericana. El arte pop se nutrió de las imágenes del cine estadounidense de acción, de los ídolos populares, de las tiras cómicas, de los letreros de anuncios. “A su vez, devolvió al hombre cotidiano una imagen de sí mismo y de su mundo como algo que valorar”[2]. El arte pop fue una actitud que matizó la vida de una generación e incluyó a todas las artes: fotografía, cine, teatro, danza, literatura y música, y mezcló unas con otras: la escultura con la pintura, las artes teatrales con la danza, etcétera. Además, influyó en las vestimentas y en el lenguaje. La revolución pop integró a las artes con la vida.

Junto con la consagración crítica y comercial, a principios de los sesenta están ya plenamente afirmados la nueva mirada, los temas y el lenguaje característico del Pop Art. Ya no se trata sólo del retorno del objeto, sino de un acercamiento totalmente nuevo de los artistas a la cultura de la imagen contemporánea entendida como territorio propio del arte de su tiempo. Para 1962 ya se ha escogido la serigrafía como medio para plasmar imágenes seriadas de Coca-Cola o latas de sopa Campbell, se ha descubierto el potencial artístico de la individualización y ampliación de viñetas de cómic y se aumentó la escala de los collages de finales de los cincuenta gracias a la incorporación de imágenes recortadas de las vallas publicitarias. La mirada pop no radica sólo en la iconografía comercial o mediática, sino en la reflexión plástica acerca de sus soportes y técnicas de reproducción originales.

Ante estas condiciones, queda claro que el rasgo distintivo del Pop Art es la entrada de las imágenes de la cultura popular en un trato de igual a igual en el mundo elitista del arte.

Los caminos que conducen al boom del Pop Art en la primera mitad de los años sesenta se fraguan en Londres y Nueva York. Hasta aquí es obvio que el Pop Art es un fenómeno meramente de las grandes metrópolis consumistas, pero haciendo una parada en las artes latinoamericanas veremos que no es así.

En el boletín numero 13, correspondiente a 1965, el crítico de arte José Gómez Sicre escribía, a propósito del Pop Art, “En lo que produzcan [los jóvenes], deberán revelar una capacidad para penetrar, una conciencia, un conocimiento, que disten mucho del acto simplemente imitativo, del pastiche, de la copia tentadora de soluciones externas, en la que el análisis se estrella y la tolerancia se fatiga… Un solo ejemplo puede aclararnos más este punto; el llamado `pop´ es un movimiento que se origina –y ésta es una de sus causas- como rechazo o como crítica a una sociedad industrial en la que el hombre vive sobrecogido ante el embate constante de la publicidad. Dentro de los Estados Unidos, dónde nació, el hecho, como tal, es privativo de una región, casi solo de una ciudad, Nueva York. Los productos del `pop´ extraídos de la rebelión –o si queremos, de la tácita interpretación- de los artistas neoyorkinos, corresponden a una verdad que los justifica… su motivación está explicada. Ya es legítima y puede ser absorbida por todo hombre que confronte una situación parecida a la del neoyorkino. Un artista, sin embargo, de una región rural de nuestra América, apartado de las condiciones de vida que dan razón a esta expresión plástica, está realizando un `manierismo´, está simplemente, copiando algo cuyo significado no puede entender porque no es parte de su propio vivir…”[3]. Esta advertencia resulta profética y problemática si se reconoce la invasión de adeptos del Pop Art que se produce durante el final de la década de 1960 en Latinoamérica, ya que planteaba que reproducir el Pop Art en América Latina seria realizar un arte de entrega basado en la copia dócil y esmerada de los borradores neoyorquinos; pero analizando con más cuidado esa misma invasión, hay que admitir la existencia de variantes del modelo norteamericano que, confundidas al principio entre una mayoría de simples copistas, va tomando carácter al llegar la década de los 70.

El Pop pintado, adoptado por los jóvenes latinoamericanos de preferencia sobre

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