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Premio Nobel 2009


Enviado por   •  12 de Julio de 2013  •  3.891 Palabras (16 Páginas)  •  262 Visitas

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Premio Nobel de Economía 2009: Elinor Ostrom y Oliver E. Williamson

I. Elinor Ostrom y Oliver E. Williamson: dos Nobel nada convencionales

Elena Gallego Abaroa

Elinor Ostrom y Oliver Eaton Williamson han compartido el Premio Nobel de Economía del año 2009. Los dos profesores han desarrollado sus investigaciones en el campo de la economía institucional. El diseño de las instituciones y las reglas que determinan la organización óptima de las empresas, o de otras estructuras de gobierno alternativas en la gestión de los bienes y de los recursos, ocupan una parte destacada de sus aportaciones. Elinor Ostrom encabeza la lista de mujeres que han recibido el Nobel de Economía en la historia de los premios suecos desde que se inauguraron en el año 1969. Ragnar Frish y Jan Tinbergen fueron los dos primeros académicos premiados con el Nobel de Economía por sus investigaciones sobre los modelos económicos dinámicos. Resulta un poco sospechoso que desde ese año, y hasta el 2009, la Academia Sueca no haya considerado a ninguna mujer merecedora de dicho galardón.

Ostrom se graduó en Ciencia Política en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) en 1954, doctorándose en la misma universidad en 1965. Williamson es de formación económica; consiguió su graduación en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en el año 1955, y se doctoró en Economía en la Carnegie-Mellon University en el año 1963. Ambos autores gozan de una larga carrera universitaria, y han recibido numerosos reconocimientos a lo largo de sus vidas académicas respectivas.

Elinor Ostrom es actualmente catedrática de Ciencia Política en la universidad de Indiana en Bloomington, en la que también realiza una parte importante de su actividad investigadora como directora Senior del Centro de Teoría y Análisis Político. Además, compatibiliza sus actividades profesionales principales con otras colaboraciones destacadas en el Centre for the Study of Institutional Diversity de la Universidad de Arizona de Tempe, y con las clases que imparte en laSchool of Public Enviromental Affaire, igualmente en la Universidad de Indiana.

Entre los reconocimientos más recientes que Ostrom ha recibido a lo largo de su carrera universitaria, junto con el Premio Nobel, se encuentran los dos premios recibidos también en el año 2009: el Reimar Lüst Award for International Scholary and Cultural Exchange, de las fundaciones Fritz Thyssen Foundation y Alexander von Humboldt de Alemania; y el Jonathan M. Tisch Prize for Civic Engagement Research de la Universidad de Tufts de Massachusetts. En el año 2008 recibió el Galbraith Award de la American Agricultural Economics Association, y el premio William H. Riker Prize de ciencia política de la Universidad de Rochester. Ha sido siete veces investida doctora honoris causa por varias universidades internacionales. En 2008 lo fue por la Universidad de Ciencia y Tecnología noruega de Trondheim y por la Universidad de McGill de Montreal, y en 2007 por la Universidad de Humboldt de Berlin y por la Universidad sueca de Uppsala.

En opinión de Ostrom, los mercados abiertos y competitivos resuelven de manera óptima la producción de los bienes privados, y la búsqueda de beneficio incentiva la innovación tecnológica y la creación de empresas. Pero hay que considerar el riesgo que puede aparecer en la gestión del capital social natural cuando la propiedad total de un recurso infiere la capacidad para decidir preservarlo o, todo lo contrario, para poder esquilmarlo. El argumento principal es que en muchas ocasiones es difícil establecer los derechos de propiedad de los elementos que componen la diversidad biológica de las distintas y variadas regiones del mundo.

La propuesta de la línea de pensamiento en la que se encuentra posicionada Elinor Ostrom considera relevante observar los arreglos institucionales históricos que hayan demostrado eficacia en la gestión de la explotación de los recursos, dentro de sistemas económicamente complejos y perdurables en el tiempo. Las instituciones buenas se consideran robustas cuando las reglas que generan son eficaces para las decisiones colectivas en la gestión de los recursos. Para caracterizar las instituciones eficientes se determinan siete principios de diseño institucional, a saber: clara definición de los límites de la explotación de los recursos; congruencia entre las reglas de explotación de los recursos y las condiciones locales de cada región afectada; participación de las partes implicadas en las decisiones colectivas; supervisión del sistema de explotación de recursos; sanciones graduales; mecanismos para la solución de los conflictos; reconocimiento a los usuarios explotadores de un recurso a determinar organizaciones para su aprovechamiento comunitario, y la conveniencia de establecer empresas anilladas para llevar a buen término las actividades de aprovechamiento de recursos.

El disfrute de las pesquerías de diferentes países o el reparto de las aguas para regadíos son dos actividades productivas que caen dentro de los casos estudiados por Ostrom. Son esclarecedoras las observaciones que hace sobre algunos ejemplos concretos, refiriéndose a cómo en el pasado la gestión ejercida por una comunidad de agentes, implicados en la explotación de dichos recursos, ha sabido resolver favorablemente la utilización de éstos. En el caso de las aguas para regadíos, Ostrom ha estudiado los mecanismos de resolución de conflictos desarrollados según el arbitraje del Tribunal de Aguas creado en la Edad Media en la Comunidad Autónoma de Valencia. Esta cuestión histórica la ha analizado como un buen ejemplo de gestión comunitaria eficaz, y es un caso que se encuentra incluido en su libro de referencia sobre la buena gobernabilidad de los recursos.

La visión del crecimiento económico en los planteamientos de Elinor Ostrom se inserta dentro de un modelo de economía sostenible respetuoso con la biodiversidad. Sus investigaciones plantean la dificultad de la gestión del capital natural, para lo que se hace necesario diseñar mecanismos de regulación complejos y anillados. Es posible, y conveniente, establecer nuevas pautas en la administración de los recursos escasos, con el objetivo de constituir metaniveles de gestión que impliquen a distintos gobiernos y que se prolonguen en el tiempo. De esa manera, se puede asegurar una óptima gestión del capital que pertenece a las sociedades de diferentes regiones interconectadas geográficamente, con el objetivo de proteger a largo plazo los ecosistemas. Sus ideas principales se gestaron en la década de los ochenta del siglo XX y han quedado reflejadas en el libro que sintetiza su pensamiento económico:

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